7: Añoranzas y hermosas casualidades

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⚠️Hice unos cambios como ven, pueden ir al segundo separador si ya leyeron la primera parte⚠️

El bullicio de los fanáticos le pegó de golpe aturdiéndo al joven príncipe, ahora rey en Corea, pero príncipe de los rings

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El bullicio de los fanáticos le pegó de golpe aturdiéndo al joven príncipe, ahora rey en Corea, pero príncipe de los rings. Por mucho tiempo que ya llevara asistiendo a la Guarida, nunca se acostumbrará a la euforia que ahí se vive, tanto de los que disfrutan admirando este supuesto deporte, como los que apuestan y tienen miedo a perder dinero. Como los mismos competidores ansiosos por la adrenalina de aniquilar al contrincante.

Jeon siente en su piel cada sensación contraria mientras que traspasa los pasillos de tal suburbio y esquivando el no rozar a alguien, pues hoy está solo, por ahora y aunque en verdad no necesita a Soobin para defenderse.

A ver, que estamos hablando de un ganador como lo es Jeon, pero igual, debe mantener las apariencias.

—Hola príncipe, ¿vienes a pelear?.

—No amigo, vengo a ganar —refutó para corregir al grandote de piel morena y musculoso que custodia la entrada.

Los dos se miraron fijamente, como si estuvieran en una pelea del oeste, para al cabo de unos segundos reventar en carcajadas. No eran la primera vez que se hacían este tipo chiste, dejando en ridículo a ti que lo lees, a la escritora y a todos los que se erizaron viendo en primera plana la supuesta tensión.

(Ok, es el humor negro de la escritora que hoy quiere reír y no llorar por el mundo real. ¡Ayudaaaa quiero vivir en un Fanfic!, no en este, sino en uno más soft donde me hago millonaria y me caso con Jin o una copia de él. Atte Kath)

—Gori, necesito que me custodies la entrada a los taquilleros —espetó el castaño tomando seriedad y endureciendo sus expresiones— Soobin llega en un rato.

Le aclaró confiado, le pasó de largo para continuar el camino. Pero el gran gorila, dijo algo que lo paró en seco.

—Por mi no hay problema, pero ella acaba de ganar su combate. Ya sabes, la invicta. ¿Te vas a arriesgar a enfrentarla?. No sé príncipe, parece que te odia...

Jeon se paró en seco, como si hubieras apretado la emergencia de un coche. Igual, por mucho que su cuerpo sufrió de espasmos por la noticia, él no le tiene miedo, solo curiosidad. Ya que la chica de pequeña estatura y cabello castaño, hermosa aunque no la vea con interés romántico, le es un enigma que él quiere descifrar. Y más por el temor que causa en los demás.

Nadie la conocía, y eso que hacía menos de un año en que ingresó, convirtiéndose en una diosa de la Guarida. Pues de todas sus peleas, no había fallado una. Mientras que Jeon, no se mantenía invicto y había perdido en unas tres ocasiones por causa de los veteranos. Claro, en un rango de casi tres años en el que descubrió la cueva para descargar su mal humor y mal vivir.

—No te preocupes Gori, que ya tengo controlada a la fiera.

Y con una sonrisa triunfante, pensando en que puede ser su noche, donde descubra la identidad de esa mujer, el castaño ingresó a la húmeda y desagradable estancia por su parte VIP.

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