12: Reencuentro I

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Para Jimin era inevitable que este momento llegara, tarde o temprano se enfrentaría al enemigo invisible, ¿pero por qué permitió que sucediera en estas circunstancias?

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Para Jimin era inevitable que este momento llegara, tarde o temprano se enfrentaría al enemigo invisible, ¿pero por qué permitió que sucediera en estas circunstancias?. Ahora mismo mientras que observa como una silueta conocida se acerca hacia él, se regaña internamente por no haber sido cuidadoso. Él es una analista entrenado y estratega con furor, debió haber profundizado y estudiado mejor su entorno al salir de la guarida, para no encontrarse en estas situaciones.

Jimin conoce la personalidad del castaño y el pequeño enfrentamiento que tuvo hace media hora, lo tuvo que haber advertido de que el heredero no se iba a quedar de brazos cruzados y también percatarse en el momento cero de cuando comenzó la persecución. Eso le hubiera dado tiempo de sobra para activar un plan y no estuviera en esta situación crítica, donde no solo corre peligro, sino que Jungkook también lo hace y parte de su equipo.

— Hola Jimin, ¿a qué no pensaste verme de nuevo?. ¿Cómo has estado?.

Una voz ronca, profunda y gruesa hizo eco en el descampado donde estaban ubicados los coches. Una estrecha intersección que Boris estratégicamente escogió sin contar el factor de que el auto de Jungkook también los había seguido y que tomaron un atajo para luego reencontrarse con ellos y no perderlos de vista. Ahora, estaban varados en plena calle de Seúl, con tiendas y casas a sus costados. La suerte es que tienen la madrugada a su favor y en ese barrio residencial la mayoría duermen plácidamente. Por lo que estaban solos. Jimin al reconocer el dueño de la voz pasó saliva y su nerviosismo se esparció por su cuerpo bloqueándolo momentáneamente. De todas los enemigos que podía tener, nunca se le cruzó que fuera él y es que se supone que estaba muerto.

— ¿Owen?.

—Él mismo en carne y hueso, ¿mucho tiempo sin vernos, no crees? —expresó con burla y saciándose por la cara de pánico de Jimin, pero a la vez notando que detrás del ángel había otra persona que no podía distinguir muy bien.

—¿Qué quieres? —refutó el rubio impidiendo que la atención del contrario se desviara de él.

—¿Pero y tú educación dónde quedó Park?—dijo y siseó varias veces— ¿Así es cómo saludas a un antiguo compañero después de más de diez años dándome por muerto?. Pues vine a cobrar mi deuda y una que vas a tener que pagar muy alta si quieres que olvide que me intentaste matar, que por poco me haces volar por los aires en Alemania y que estuve dos años sucumbiendo en un dolor insoportable por las quemaduras graves que me causaste. —Concluyó carraspeando tanto la voz que al ángel se le enchinó la piel por el evidente rencor que le guardaba.

—No te lo tomes personal Owen, tú tenías una misión y yo me defendí. Eras tú o yo, nadie te mandó a querer eliminarme primero.

— ¡Cállate Jimin!, —chilló enfurecido y con cada músculo contraído, gritando a los cuatro vientos el odio que sentía por el ángel— ¡Fue una orden directa de Gong y tú te metiste solito en la boca del lobo!.

Títeres | Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora