28: Hora Cero

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Los labios de Namjoon rozaron de forma sutil a los del Jimin, mientras que la oscuridad los abrazaba

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Los labios de Namjoon rozaron de forma sutil a los del Jimin, mientras que la oscuridad los abrazaba. Una calidez hizo despertar al ángel, se había quedado anonadado ante esa acción, no previó que el agente se atreviera a tanto y eso lo descolocó. Quería frenarlo o no darle la aprobación que este esperaba, si porque Kim solo se acercó peligrosamente, logrando que sus bocas hicieran contacto y ya, se quedó incentivando con su aliento a que el rubio le dijera un sí o un no, algo.

—Me gustas Jimin, sueño con besarte —susurró acelerando los latidos del nombrado, provocándole un corto circuito y es que busca con rapidez que es lo que causa su nerviosismo.

Él no puede negar que Namjoon se convirtió en alguien clave en su vida. Es el hijo de aquel hombre que le enseñó lo que son los sentimientos y quiso como un padre, y para colmo comparten muchas similitudes, tanto físicas como en el carácter. A veces se quedaba unos largos minutos observando a Namjoon y era como si viera una versión joven del señor Kim. Eso sin contar como han convivido por cuatro años, volviéndose compañeros y siendo el soporte del uno para el otro. A Parki siempre le ha sido difícil entregar su confianza, pero con los ojos cerrados, se la daría al agente en bandeja de plata.

Es consciente que el moreno es sumamente atractivo, cautivador y entra en los estándares que le gustaban a Jimin; alto, corpulento, elegante y callado, pero con un aura misteriosa. Sus labios amoldaba de forma perfecta a aquella sonrisa que finalizaba en unos hoyuelos únicos y los pequeños ojos achinados te hacían suspirar. Más aquella inteligencia emocional que lo representaba y siendo la cereza del pastel llamado Kim Namjoon, mismo que hacía derretir a millones a su paso.

El rubio nunca olvidará cuando se percató, de que a esa lista de pretendientes que tenía el capitán Rm, se le sumó la sargento Karla y nunca sintió esa molestia como le sucede con Jungkook, suena horrible, pero él quiere comprender los cambios sentimentales que está teniendo. En fin, que a pesar de sus cualidades, no es suficiente para Jimin sienta algo más que no sea gratitud y cariño hacia el agente de la CIA. Y lo comprobó en este instante, cuando antes su silencio, Namjoon volvió a tomar la iniciativa, lo que este viaje le estampó un beso demandante. Un beso que Jimin correspondió de forma robótica, ya que él seguía sumergido en sus pensamientos. Hasta que una personita le llegó a la mente...

—No, discúlpame Namu —musitó y se levantó tras tropezones—, pero no lo puedo aceptar —y concluyó con un tono compresivo y firme a la vez.

Su pecho se encogió cuando sus orbes verdes cayeron en aquella expresión de desilusión que portaba el moreno y esos ojos negros que lo miraban con tristeza.

—Nam, no puedo corresponderte, lo siento...

Giró sobre sus talones, desesperado por irse y no caer en un debate. No sabría como explicarle que cuando cerró los ojos, lo único que fue capaz de ver, fue el rostro del hombre que vira su mundo al revés.

¿Y por qué entonces le correspondió?.

No quería lastimar a Namjoon, él sabe lo que es el rechazo de alguien que amas —aunque duda que en verdad el agente lo haga—, y no deseaba que pasara por eso, pero al final es la mejor opción. También quería comprobar si su nerviosismo se debía a algún sentimiento oculto hacia su compañero, sin embargo, a pesar de sus latidos desenfrenados, no notó aquella corriente electrizante que se colaba por sus poros y lo hacían perder el aliento. Sin más, posó su mano en el picaporte y la abrió, lo que nunca logró salir.

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