🔥34: El Titiritero🔥

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Una habitación oscura, con un pequeño bombillo al fondo que iluminaba a una silla era lo único que se veía, pero tan borroso que Jimin tenía miedo de dar un paso

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Una habitación oscura, con un pequeño bombillo al fondo que iluminaba a una silla era lo único que se veía, pero tan borroso que Jimin tenía miedo de dar un paso. ¿Qué era esto?. Su respiración estaba calmada y aún así su cuerpo pesaba. Por más que tratara de activar todos sus sentidos y en forma conjunta, no hallaba nada. Era como si flotara y a la vez tuviera un peso que lo atraía al fondo. Como los barcos que extienden sus anclas en alta mar.

¿Acaso ya fue su fin?...

Si ese fue el caso, él es Park Jimin y lo afrontará como ha hecho desde que nació. El ángel no tiene tiempo para la cobardía, por lo que dio su primer paso en ese lugar y al instante el suelo se quebró, como si estuviera en un lago congelado.

«¡Qué mierda!»

~¿Seguro Park, cuándo vamos a dejar la obra?.

Una voz madura retumbó o nació de la grieta, y Jimin no tardó en buscarla. Era más que conocida para él.

—¿Señor Kim, es usted? —Preguntó y al instante se rió de esa estupidez, todo era una ilusión de su mente fraccionada.

«Claro que lo es, Parki»

~Puede ser... ¿Por qué no avanzas y lo averiguas?.

De nuevo esa voz, Jimin sabe lo que es, pero aún así esa interrogante lo intriga. Ese tono es inconfundible. Por mucho que ya no esté en este mundo, el padre de Namjoon nunca moriría en sus recuerdos. ¿Pero qué quería su mente trayéndolo a la escena?

—¿Qué tengo que averiguar, señor Kim? —dijo hilarante en camino a la silla— ¿El hecho qué sea usted o una más de mis pesadillas? —se burló para luego tomar asiento.

~Como siempre mi ángel destacando, tan inteligente. ¿Te acuerdas Jimin?, fui yo quien te apodó así y tú lo odiabas.

El rostro del rubio se tensó con aquellos recuerdos, su ánimo decayó, cruzó sus piernas en lo que tragaba en seco y se acomodaba. Ahora con menos sombras.

—¿Qué quieres? —gruñó realizando con sus brazos la misma acción que hizo con sus piernas— ¡Terminemos con esto! —Impuso.

~Nada a lo que temer, ¡acuérdate!, solo soy tu mente que te hará viajar para que conozcas la historia del Titiritero, Park.

—¿Del Titiritero?, —repitió confundido.

Pronto el suelo comenzó a temblar, desmoronándose con cada movimiento y aquel cuarto solitario, se transformó por completo. Como reflejo se agarró del respaldar al sentir que caía en el vacío, y cerró sus ojos. Su pulso no tardó en descontrolarse por la impresión, hasta que la calma llegó.

~Ya puedes abrir los ojos, Jimin.

Y la sorpresa casi lo hace atragantar. Era su antigua casa, si a eso se le podía llamar hogar, y frente a él tenía aquel escaparate viejo el cual representó su primer refugio. No obstante, lo que lo afectó borrándole la respiración, fueron aquellos dos luceros de un verde tan intenso que resaltaban por una de las rendijas al no estar la puertas cerradas completamente; y entonces recordó. Porque por más que él quiera los recuerdos se quedaron presentes, sin ganas de marcharse. Él fue maldecido con una memoria tan especial, aunque algunos dirían que es un don que lo convertían en un niño prodigio.

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