No te dejaré ir tan fácil... [Muichiro Yandere x ___]

Capítulo III: Miedo

Oigan, si alguna vez dije el nombre y la edad de la persona que iba a buscar a ___, por favor díganmelo, no me acuerdo que lo haya hecho.

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Narrador

Ya habían pasado las tres semanas desde que el profesor de historia anunció el trabajo grupal. Ya los alumnos expusieron sus proyectos y la gran mayoría se sacó una buena nota.

En esas tres semanas, ___ obligatoriamente tuvo que acercarse más a sus demás compañeros y eso le fastidiaba -más con Fumio e Inosuke- -luego de mucho tiempo, Inosuke se presentó frente a ___ y por eso ahora se sabe su nombre-.

Y en todo ese tiempo, la muchacha ha empezado a sentir una mirada siempre que iba a casa luego de la escuela.

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Hora de la salida. Mucho ruido por las despedidas de parte de los estudiantes. Todos los alumnos se van a sus hogares. Algunos se van solos o acompañados.

Como siempre, en la salida había un joven apoyado en el muro, pelinegro, guapo -o como le decían las estudiantes ahí- y alto. Como era de costumbre, la oji___ desde lo lejos lo saludó y éste al ver la cara de la joven sonrió.

-¡Hola, ___! -saludó el pelinegro- ¿Cómo te fue hoy?

-Hola, bien... lo de siempre -respondía con una sonrisa sincera-

Cuando ya iban saliendo del portón una voz los detuvo. Los dos giraron para ver de quién era la voz que los llamaba, o mejor dicho, la voz que llamaba a ___.

-¡___! ¡Esperame! -un peli naranjo iba corriendo en la dirección de la chica, cosa que no le pareció raro a la ya mencionada-

Ya se había acostumbrado a ser despedida por él todos los días, hasta algunas veces la saludaba en la entrada.

Cuando el joven llegó a donde estaba la muchacha, éste le habló por unos segundos hasta que vió al otro joven. Con una mirada de odio disimulada, le preguntó a su compañera que quién era esa persona.

-Es mi hermano -respondió sin interés alguno-, se llama Kenji. Siempre me viene a buscar, se me hace extraño que nunca lo hayas visto.

-Ah... -extendió su mano al mayor- Me llamo Fumio, un gusto -sonrió para luego sentir su mano siendo tomada-

Los dos jóvenes intercambiaron pocas palabras para luego que la pareja de hermanos se fuera hacía su destino.

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Al llegar a su hogar, los hermanos se dieron cuenta que la puerta de la entrada estaba abierta. Algo raro ya que el mayor se aseguró de cerrar con llave.

Antes de entrar, los dos revisaron a sus lados para ver si había alguna pala, escoba o masetero para usar como arma. Decidieron entrar con cuidado y silenciosamente para no ser escuchados por si había algún ladrón.

-Por fin llegaron... -escucharon una voz grave conocida por los muchachos que provenía a las espaldas de ellos-

Con miedo, se giraron lentamente para ver una cara que odiaban.