Capítulo 25

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-¿D... De qué se trata?- preguntó Dick maldiciendo internamente por el tartamudeo.

-Por lo del otro día- contestó ella. Al chico casi le dieron ganas de suspirar, sabía que le llamaba por eso.

-¿Qué quieres saber sobre eso?

-¿Cómo mantuviste así la calma? ¿Qué quería ese tipo de ti?- inquirió ella claramente molesta.

-No sé qué quería ese tipo de mi persona- contestó, ignorando a propósito la pregunta anterior.

-No has contestado a la primera- dijo irritada la pelirroja. "Por supuesto, ella no iba a olvidar la más importante" pensó Dick, sabiendo que ella no lo habría pasado por alto.

-Práctica, viviendo en las calles de Gotham y, poco después, en un orfanato, me enfrentaba a situaciones de riesgo- Todos sabían sobre la procedencia del niño, pero obviaron el hecho de que se convirtió en ladrón, nunca dijeron el orfanato del que procedía para que las diferentes instituciones pensaran que se trataba de otra.

-¿Qué me ocultas?- dijo la voz de la hija del comisario a través del teléfono.

-Na... Nada- Dick se rascó la nuca con nerviosismo mientras contestaba.

-Seré más directa, entonces- el adolescente de pelo azabache tragó saliva ruidosamente- No me mientas. No estuviste en un orfanato, ¿Verdad? Al menos no en Gotham, lo que no cuadra con la historia de que vivieras en las calles de Gotham- explicó ella. Le había tendido una trampa.

-Babs, sería mejor que lo habláramos en persona...- comenzó él solo para verse interrumpido por su mejor amiga.

-Entonces ya puedes ir bajando y abriendo la puerta, estoy delante de tu casa- justo después colgó. Dick se apresuró hacia su ventana y la abrió. Asomó la cabeza y ahí la vio. Bárbara Gordon, que aguardaba frente a las dos enormes puertas de madera, guardaba su teléfono en un pequeño bolso que colgaba de su hombro. Ella giró su cabeza y sus ojos verdes se posaron en él. Babs sonrió con descaro y le saludó con la mano, él se lo devolvió titubeante. Ella señaló la puerta con el dedo pulgar y Dick salió disparado por la puerta para abrir la de la entrada.

¿Debía decirle la verdad o contarle una trola? Sería útil para su coartada como Robin estar compinchada con ella, pero, si le contaba algo, ¿Cuánto debería callar? ¿Lo largaría todo cual loro o se guardaría algo para él? Antes de darse cuenta, estaba frente a la entrada de la mansión. Abrió la puerta tras unos instantes de duda y la joven pelirroja entró en la estancia.

-¿Y bien? ¿Qué me tienes que decir?- le dijo ella cambiando el peso de pierna y apoyando su brazo en la cadera del lado sobre el que residía su peso corporal.

-Antes de nada, ven a mi cuarto- contestó él agarrándola de la muñeca y prácticamente arrastrándola hacia su habitación. En cuanto entraron, Dick miró a lado y lado del pasillo que acababan de abandonar y cerró la puerta silenciosamente.

-¿Entonces...?- Babs dio pie a que continuara.

-¿Puedes repetir la pregunta?- contestó Dick tratando, vanamente, de ganar algo de tiempo.

-He hablado con los de los orfanatos de Gotham y nadie figura con tu nombre, lo que abre esto a diversas opciones: La primera, tu verdadero nombre no es Richard John Grayson- empezó a enumerar mostrando su dedo índice- dos- mostró los dedos índice y corazón- tu historia de fondo es falsa o tres- sacó el anular- hay parte de ella que no puedes contarnos. A eso me han llevado mis indagaciones.

Dick, que estaba sentado en la cama al lado de Babs, hundió los hombros con un suspiro. Una sonrisa de formó en la comisura de sus labios y soltó una profunda carcajada. Se secó una lagrimita que salía por el lateral de su ojo con el dedo índice. Bárbara lo miró perpleja.

-Supongo que no se te escapa nada- sonrió mirando a su mejor amiga- Te lo contaré. Pero con una condición- dijo repentinamente serio, enseñando un dedo- No se lo puedes decir a absolutamente nadie.

-¿Qué tan malo puede ser?- preguntó ella con una sonrisa, encogiéndose de hombros y asintiendo al final, mostrando conformidad con lo que su mejor amigo acababa de decir.

-Yo... Yo...- empezó, no sabía cómo decírselo- Oh por Dios, Bruce me va a matar- murmuró para sí mismo- Babs, soy Robin- La adolescente se quedó parada en su sitio, mirando fijamente los ojos azules de Dick y, justo después, se echó a reír.

-Está bien...- dijo ella secando una lagrimita que se había salido por la risa- Ahora en serio- ella vio que Dick la miraba con seriedad- Espera... ¿Me estás diciendo...?

-Tal vez sea mejor mostrarte algo- dijo él poniéndose en pie, se acercó a su armario, lo abrió, retiró un tablón de madera y del interior sacó un cinturón de herramientas amarillo chillón. El cinturón de Robin. Dick lo tiró sobre la cama. Bárbara se quedó mirándolo con los ojos tan abiertos como era posible, y señaló temblorosamente lo que reposaba sobre la cama.

-E... Eso es...- se quedó sin palabras antes de poder terminar la pregunta.

-El cinturón de herramientas, mi cinturón, sí- asintió el joven captando lo que su mejor amiga quería decir. En lugar de en la cama, ahora estaba sentado sobre su escritorio, con una pierna colgando y la otra sobre la mesa.

-¿Qué hay de tu historia de fondo? ¿No te llamas Dick en realidad?- inquirió ella una vez fue capaz de volver a hacer preguntas coherentes.

-No seas boba- contestó haciendo un gesto desdeñoso con la mano- Por supuesto que mi nombre es Dick Grayson- contestó él tras una pequeña exclamación de reclamación por parte de la pelirroja.

-¿Entonces? ¿Por qué mentir?- se cruzó de brazos enarcando una ceja.

-No da buena imagen que el niño al que adoptaras fuera un ladrón de información conocido por los mafiosos y villanos de Gotham- respondió sarcásticamente- Todo cambió cuando fui secuestrado por el gran murciélago malo, como yo lo llamo.

-¿Eso no es...?- Dick la interrumpió.

-¿Delito? Sí. Pero es un héroe y yo era un ladrón así que ya sabes quién tiene más derecho- continuó explicando saltando del escritorio y caminando por la estancia. Decidió ignorar si la chica se refería con su pregunta (de si "eso" era delito) a que él fuera un ladrón o si, por el contrario, hablaba de que Bats le secuestrara- Gané bastantes cosas como favores, cosas para mis inventos... Pero...- se calló abruptamente quedándose parado y mirando el suelo, sus manos en los bolsillos.

-¿Pero?- le instó Bárbara.

-Me arrepiento. En su momento no, pero, después de conocer a Bruce... Algo hizo "click"- finalizó. Dick prefirió dejar de lado el equipo y sus identidades por seguridad, también asumió que la pelirroja había deducido que Bruce Wayne era Batman así que no tuvo problema en decirle su nombre real.

Alfred quiso invitar a cenar a Bárbara pero ella se negó, alegando que tenía que cenar con su padre, no le gustaba que cenara solo. Ella se fue a su casa, ahora solo quedaba lo más complicado: Decirle a Bruce que la identidad que tanto tiempo había tratado de ocultar había sido revelada a una adolescente.

Rem (Young Justice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora