[𝙽𝚞𝚎𝚟𝚎] 𝙲𝚘𝚞𝚟𝚊𝚍𝚎

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Conduje por las oscuras calles apenas iluminadas por algunos postes y la luz de luna, me detuve frente a la que algún día fue mi casa desde que nací, salí del auto y toque la puerta. Agradeciendo a la vida que fuera mamá la que abriera la puerta.

-Hola- saludé con el cabello despeinado y lo ojos ligeramente hinchados.

No había podido dejar de llorar desde que había salido de casa.

- ¿Steve? ¿Qué haces aquí tan tarde? ¿No deberías estar con Eddie y la bebé?

- ¿Puedo quedarme esta noche en casa?

- ¿Pasó algo? ¿Te peleaste con Eddie?- tomó una pausa y luego habló. -No puede ser, no me digas que te ha echado de casa- cubrió su boca y yo negué.

-No puedo con la vida de padre, mamá- susurré con un nudo en la garganta y se acercó a mí. -No es igual que ser niñero de mis amigos de 15.

-Oh cariño...- respondió abrazándome y fue ahí que me rompí a llorar.

-Eddie me pidió que lo dejara esta noche a solas en casa, no se ha sentido bien los últimos días y creo que me odia.

Mi madre y yo entramo a casa mientras frotaba cálidamente mi espalda, nos adentramos a la cocina mientras preparaba algo para cenar.

Me quedé en completo silencio en cada momento, no sabía que decir... No sabía qué hacer.

-Apuesto a que Lilith será idéntica a tí- dijo mi madre poniendo un plato con pasta frente a mí.

- ¿Por qué lo dices?- pregunté y ella se sentó frente a mí.

-Bueno, se cree que cuando en el embarazo la madre está todo el tiempo a la defensiva con el padre, por lo regular el bebé suele parecerse a él. Además también es cierto que la primera hija siempre es una mini copia del papá.

-Pues espero que no, o Eddie va a detestarme más.

-Cariño, Eddie no te "detesta"- dijo haciendo comillas. -Simplemente su cuerpo está pasando por cosas nuevas, las hormonas deben tenerlo como loco, simplemente es algo que su cuerpo aún no digiere bien, pero verás que cuando tengan a Lilith en casa, será todo un poco diferente.

- ¿Qué tal y no? ¿Y si solamente se vuelve aún peor? No quiero ver a mi hija únicamente los fines de semana...- de pronto la posibilidad de algo así me rompió el corazón, haciéndome bajar la mirada.

-Eddie está enamorado de tí, con una locura inmensa... Y puedo decirte con certeza que él jamás haría algo como eso.

-Pero...- mi madre negó y apreté los labios.

No hubo más conversación sobre el tema, terminé de comer y subí a mi habitación, recostado mirando el techo mientras no dejaba de pensar en Eddie y pelusita, rogando porque ambos estuvieran bien... Hasta que me quedé dormido.

Y para que mi asqueroso día se pusiera aún peor, a la mañana me desperté con horribles náuseas y un maldito dolor de espalda insoportable.

¿Por qué a mí?

- ¿Steve estás bien?- preguntó mi madre del otro lado de la puerta, y apenas saqué los últimos restos de comida que quedaban en mi estómago, hable.

-Sí, estoy bien, salgo en un momento- me puse de pie y me lavé los dientes. -Dios, qué asco- mencioné haciendo un gesto y salí del baño.

- ¿Te cayó mal la cena?- preguntó entregándome un vaso de agua.

-No fue eso... De repente al despertar sentí mucha acidez y... Dios, la espalda, es una maldita pesadilla también- cerré los ojos y tiré mi cabeza hacia atrás. -Algo está mal conmigo- mi madre rió haciéndome verla.

𝐍𝐢𝐧𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐠 𝐌𝐨𝐧𝐭𝐡𝐬 (𝐒𝐭𝐞𝐝𝐝𝐢𝐞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora