miro una vez más la fotografía de mi nueva víctima. debo admitir que es extremadamente apuesto, con sus rasgos finos, pero masculinos, su barba de tres días y el flequillo desordenado castaño que le cae sobre sus atrapantes ojos claros. repaso de nuevo su ficha, comprobando toda la información que tengo sobre él en mi informe.
kim doyoung. 22 años. estudiante de último curso de bellas artes. amante de la comida, el fútbol y los animales. cinco hermanas y un hermano, un padre con el que no tiene relación y una madre a la que adora.
compruebo la dirección del apartamento que figura en el historial y decido que será mejor hacerlo allí, pues me consta que vive solo y así no habrá testigos. una pequeña parte de mí, la humana, se pregunta cómo alguien tan joven y aparentemente inofensivo ha podido convertirse en la víctima de un sicario, es decir, en mi víctima.
no acostumbro a cuestionar los motivos por los que me contratan para matar a otras personas, aunque debo admitir que este chico en especial me llama la atención. no hay nada en su vida que pueda hacerme pensar que es el enemigo de algún narcotraficante, mafioso o cualquier otro delincuente, así que me sorprende tenerle entre mis objetivos.
guardo la carpeta en la guantera de mi coche y espero pacientemente hasta que alguno de los vecinos abra la puerta para colarme en el edificio. no quiero llamar al timbre ni tener que trepar por la escalera de incendios, por lo que me resigno y me acomodo en mi asiento, aguardando al momento oportuno. mi paciencia es una de mis mejores virtudes, por lo que no me quejo cuando pasan tres horas y todavía no ha habido movimiento.
a eso de las nueve y media de la noche un señor mayor se detiene delante del portal y rebusca sus llaves en su bolsillo. me apresuro a ponerme en marcha, sin levantar sospechas, y finjo ser un transeúnte amable que le sujeta la puerta para que pueda entrar con mayor facilidad la enorme maleta que transporta consigo.
después de devolverle el agradecimiento, dejo la pesada puerta de hierro entreabierta y vuelvo al coche, donde espero otros veinte minutos más antes de adentrarme en el edificio. podría haber aprovechado cuando subía el señor, pero no quería que me recordara por haber entrado, sino solo por haberle ayudado. toda precaución es poca.
no me cuesta nada encontrar la llave de repuesto que el tal kim doyoung guarda bajo la esterilla de la entrada, pero me sorprendo al darme cuenta de que la puerta no está asegurada.
mocoso descuidado, pienso para mis adentros, negando con la cabeza al ver la facilidad con la que me ha puesto mi encargo.
irrumpo en su salón en silencio, percatándome de que está toda la casa a oscuras salvo una habitación que parece ser el baño, ya que se oye el sonido de la ducha caer, por lo que decido esperarle aquí y tomarlo de improviso.
le veo salir con una toalla alrededor de su cadera, tarareando alegremente una de esas canciones que suenan tanto por la radio y dirigirse a su habitación, todavía sin percatarse de mi presencia. tamborileo con el pie, comenzando a impacientarme, mientras coloco correctamente el silenciador a mi arma.
al fin escucho sus pasos acercarse y me posiciono justo en su campo de visión, adoptando una posición amenazante y sujetando la pistola a lo largo de mi cuerpo, todavía sin apuntarle directamente a él. la luz me ciega ligeramente cuando la enciende, pero mi vista se adapta con rapidez, captando su mueca de sorpresa al encontrarme ahí.
―¡joder, qué susto! ―se lleva una mano a su pecho, como si comprobara que su corazón no se ha salido de su sitio, y toma varias respiraciones profundas para calmarse. su mirada se dirige instantáneamente a la puerta, corroborando su estado. ―estaba abierto, no habrás entrado a la fuerza, ¿no? ya he tenido que cambiar la cerradura tres veces.
su actitud relajada me desconcierta, debería estar aterrorizado al ver a un completo desconocido armado en su casa en mitad de la noche. frunce el ceño al no obtener respuesta a su pregunta y, tras parpadear varias veces, niego ligeramente con la cabeza. suelta un seco "bien" y recoge varios papeles que están esparcidos por la mesita ratona.
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hitman
Fanfictionsolo es una víctima más. un joven del que desahacerse. un encargo que ha de cumplir. será fácil... ¿o puede que no?