6. El desaparecido

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CHAPTER SIX

Narra Steve:

— ¿¡Qué carajos Munson!? – me suelta y me alejo rápidamente – ¿¡Acaso ibas a matarme?! – estaba alterado, él se veía diferente.

— ¡¡Lo siento viejo, no quise asustarte!!

— ¡¿Qué haces aquí?! ¡¡¡Mi hermana estuvo preocupada, idiota!!!

— Oh mierda… ¿Cómo está ella?

— Tú que crees Munson… – de repente, me acordé de la situación en la que estaba – Mierda… Beth. Tengo que seguir buscándola. – me dirijo nuevamente al auto.

— ¿Cómo que buscarla? ¡¿Dónde está?!

— ¡No lo sé Munson! Es por eso que la estoy buscando, se escapó de casa hace unos minutos.

— ¿Qué? – Eddie se acerca a mí, preocupado – ¿Por qué, qué pasó?

— No tengo tiempo para explicaciones, ¿ok? Ya debo irme.

— Espera, déjame ir contigo. – trata de subirse pero yo lo detengo.

— Wow, alto ahí Eddie Munson. Ni sueñes que te dejaré subir a MI auto con esa… higiene dudosa.

Al parecer no se había bañado en todo este tiempo - al menos unas pocas veces - lo único que tenía limpio eran sus dientes, cosa que me pareció extraño.

*suena el walkie- talkie*

Nancy: — ¿Steve? ¿Estás ahí?

— Si aquí estoy, - le hago el gesto de silencio a Eddie -  ¿qué sucede?

Robin: — ¡Tenemos una pista de Betty!

— ¿Cuál? ¿Cómo supieron?

Nancy: — Once. Pudo localizarla en su mente.

— ¡Eso es genial! ¿Dónde está? – Eddie escuchó la conversación y se acercó.

Nancy: — Está en el bosque, dormida en unas bancas de picnic. Pero no sabemos el lugar exacto.

— Oh rayos, ese bosque es enorme.

— Yo sé donde está. — añade Munson en un susurro.

Nancy: — ... ¿Qué fue eso?

Abrimos los ojos con Eddie del susto y disimulamos, no queríamos que supiera de su aparición, no por ahora — No, no, no fue nada. Creo que ubico donde están esas bancas... escucha hazme un favor, dile a Robin que lleve a Once a su casa ahora, llevaré a Beth para allá cuando la encuentre. Y tú quédate con los niños en casa.

Nancy: — ¿Ok…? – sonaba confundida – sólo, llámame cuando la encuentres.

— Lo haré.

*cuelgo el walkie-talkie*

— Más te vale que sepas donde está Munson, porque te haré lavar el auto con esa asquerosa lengua.

— Tranquilo Harrington, confía en mí.

Eddie arranca el auto y nos dirigimos rápidamente al bosque.

— ¿Por qué desapareciste así Munson? ¿Y qué hacías en la calle?

— Es difícil de explicar, pero ese día que estaba en tu casa, ocurrió algo conmigo y tuve que irme de allí. No supe a qué otro lugar ir y me fui la casa de Víctor Creel.

— ¿Pero por qué? ¿Qué fue lo que sucedió para que te fueras?

Él larga un corto suspiro — Bueno... yo supongo que una imagen vale más que mil palabras – frena el auto y yo lo miro extrañado – por favor no te asustes.

LA BASTARDA HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora