16. Maratón Navidad 3/3

381 48 9
                                    

CHAPTER SIXTEEN 3/3

Narra Steve:

Robin y yo nos quedamos mirando los fuegos artificiales, desde el patio trasero se veía mucho mejor.
La tenía a mi lado como siempre, tan compañera. Quería decirle lo que sentía, pero a la vez tenía miedo, por qué era probable que me rechace, pero como dijo Nancy, no debía guardarme mis sentimientos y tenía que decirle las cosas como corresponden.

Porque Robin y yo no tenemos secretos.

— Steve, tengo algo que decirte. - mi corazón casi se detiene.

— ¿Que pasa Robin?

— ¿Recuerdas cuando les conté, lo que recibí de parte de mi abuelo?

— Sí. ¿Qué con eso? ¿Hay algo más? – dije en broma.

Asiente y ya no era broma
— El abuelo Jack... me dejó su casa también.

— ¿En serio? Wow, bueno eso es genial Robin. ¡Ya tienes un hogar propio!¿Por qué estás con esa cara?

— Es que... tengo que mudarme antes de año nuevo.. a Shelbyville. 

— Osea, ¿que te irás de casa? ¿de Hawkins?

— Pues si tonto! - ríe nerviosa - ¡pero hey! No se liberaran tan fácil de mí, vendré a visitarlos tantas
veces como si siguiera viviendo aquí.

— ¿Pero y el trabajo? ¿Vas a manejar 40 minutos todos los días?

— No – suspira pesado – no tendría sentido. Voy a tener que renunciar Steve, y conseguir otro trabajo allí.

— Robin, ahora mismo eres una mujer millonaria, tú no tienes que trabajar si no quieres.

— Pues si es cierto que trabajaba por necesidad, pero me gusta. O tal vez pueda invertir en algo. ¿Que dices?

— Invierte en ti, Robin. En tu futuro. Hasta puedes irte a estudiar en la universidad que quieras.

— Tienes razón, gracias Steve. Creí que te enojarias conmigo y no me hablaras en meses.

— Claro que no Robin. No me podría enojar contigo, por que te amo.

— Espera ¿que acabas de decir?

Oh mierda... *Pensaba* – no se supone que te lo dijera así, perdón yo... - hago una pausa y continuo - Robin, sé que es inútil, pero no me puedo guardar nada, porque prometimos no tener secretos entre
nosotros... ¡Estoy, enamorado de ti Robin!

Su cara fue una mezcla de emociones, quería decir de todo, pero se lo tomó con calma. Tomó de mi
suéter y me inclinó hacia a ella, para juntar nuestros labios.
Y al fin se cumplió mi mayor curiosidad.

Aunque no fue lo que esperaba...

— ¿Lo ves? - me afirma.

— Wow, no me imaginaba sentir esto.

— ¿En serio? Y ya estarás contento por qué rompiste mi racha de no besar hombre durante 10 años. ¡Gracias eh!

— ¡L-lo lamento! Pero, ahora siento que todo lo que sentí por ti, es como si se tratara de otra persona.

— Eso se llama idealizar,genio. Y está mal, ¡y más hacerlo con tu mejor amiga!

— Es cierto, perdóname.

— Está bien. Y aunque no tengamos esa química de pareja amorosa, tú siempres serás mi alma gemela.

Sonrío un poco e inclino mí mequiñe — ¿Almas gemelas por siempre?

LA BASTARDA HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora