(voy a dejar de poner números acá) Jasper 1/2

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Pov: Daphne


Ese día no fue uno normal.
Era justo el día de la pizza en la cafetería, pero lo importate de este día es que solo los 50 primeros alumnos que llegaran a la fila obtendrían un trozo de pizza. La gente hacía todo tipo de juegos: Apostar, colar personas, pagar para que te cedieran el puesto en la fila y cosas así, ya que en el colegio somos una gran suma de alumnos que quieren pizza, con 1.500 inscritos. Nadie falta ese segundo viernes de cada mes, y sé que los lectores podrían pensar: "Bueno, pero con el dinero que apuestan o pagan por los puestos, podrían comprarse una pizza para ellos solos"
Ah, dulces criaturas...
Esa es la pizza.
La textura del queso derretido deslizandose por la garganta suavemente deleita a los cerebros doloridos de tanto estudiar, y la frescura de la masa encanta los paladares de los pupilos. La albahaca, verde y elegante, decora la hermosura de la obra de arte, y hace contrastar el color de la salsa pomodoro, que le hace justicia a su nombre (N/A: Pomodoro es manzana de oro (como le decían al tomate lo italianos), y lo que Daphne quiere decir es que cumple con su promesa de ser de oro), Y el prosciutto con su sal son el toque de más sabor en ese arte.
Pero lo más importante no es la pizza: Si no lo que hice y a quienes conocí para llegar a ella.
Resulta que era el primer mes de clases, y los nuevos alumnos recién se estaban integrando. El día anterior, un estudiante nuevo llamado Anton había hecho el ridículo cayéndose de la silla y de paso, botando la mesa que estaba detrás suyo. El pobre Anton había sido víctima de las burlas de casi todo el curso, pero un par de amigos míos y yo le mandamos una notita de consuelo. Nos contaron que, en el primer año, un nuevo de 4to se había equivocado y había entrado en una aula de primero, y los chicos lo confundieron con el profesor.
Cosas así pasaban si no estabas en esa escuela desde siempre: Algún desliz, o pequeño error te podía convertir en el hazmerreír de todo el colegio, y eso era un hecho. Pero de una vez, me estoy llendo por las ramas, vamos con lo que pasó.
Mi grupo de amigos cercanos es irrelevante en esta histora, todos excepto esta preciosa chica con el pelo color chocolate y la piel canela, Piper McLean. Ella tenía a la mitad de la escuela embelesada: además de su pelo trenzado y rebelde, sus ojos cambiantes, nariz delicada y labios suaves y con frecuencia curvados en una sonrisa eran capaces de hipnotizar a a las personas. Más allá de su belleza física, su andar fluido, su gracia al caminar y sus curvas, era una chica encantadora, que al parecer no reparaba en su popularidad entre los hombres. Piper solo tenía ojos para uno, un chico llamado Jason, con el pelo rubio rapado, ojos azules electrizantes que te paralizaban el corazón y hacían detener la sangre en tus venas. Tenía una cicatriz en el labio superior, cuyo origen se esforzaba por ocultar: circulaban rumores tontos, entre ellos que la había obtenido al morder una grapadora cuando era pequeño. Ese chico era espectacular, pero Piper y él tenían pasado juntos: habían estado juntos y habían roto, incluso aunque todavía se amaban. Tengo la impresión de que nunca comprendería esa parte de su trágica historia.
¡Dios, que dispersa que soy! Piper sospecha que tengo TDA. Yo no estoy segura... Pero bueno, al grano: Piper siempre lograba conseguir pizza. No tengo idea de cómo, pero las personas siempre estaban dispuestas a cederle su puesto en la fila. Nunca me ha querido decir su secreto para ésto, y hoy, el día de la pizza, estaba decidida a descubrirlo. Incluso aunque parecía que el mundo no quería que llegara a tiempo.
Al despertar, respiré con alivio al darme cuenta de que mi alarma me levantó a tiempo. Me vestí con ropa cómoda (ponerse ropa sexy es un error para estos días. Hay que correr más de lo que parece), o sea, pantalones de buzo, sostén deportivo y la primera camisa que se me pasó por delante. Al bajar las escaleras, mi mamá tomaba desayuno con su pijama todavía, por lo que renuncié a llegar a la escuela en auto, y me fui en bicicleta sin siquiera despedirme: era una tradición el llegar temprano, por alguna razón nos hacía sentir más propensos a conseguir un trozo de pizza.

Una vez allí, ya en mi primera clase, teniendo un episodio de ansiedad colectivo, él hambre se hizo presente. Eso indicaba algo: la gente estaba más propensa a hacer tratos cuando obtenían comida a cambio en un momento en el cual tenían hambre. Los alumnos quienes estamos en esta escuela desde hace mucho sabemos que no tenemos que comer, para tener el estómago vacío como motivación. Pero ir sin comida es un error: es fácilmente intercambiada por un puesto en la fila. Los primeros trozos son los mejores, así que mientras antes, mejor. Pedirle a alguien que te guarde un puesto es como apostar: pones tu plena confianza en que aquella persona llegará en un momento preciso, donde la calidad de la pizza siga siendo divina. 

Este año, aposté por Piper. Le di una cantidad de dulces y chocolate increíble a cambio de un puesto, ya que como he dicho, usualmente su voluntad es un decreto. Supongo que su boca es útil tanto como para persuadir como para besar. 

Suena la campana. Corremos fuera, este es el único receso antes del gran momento. Las apuestas se concretan, se pagan las deudas, se organizan los grupos, la tensión flota, nadie es amigo de nadie a esta hora del día si no hay un pago de por medio. Incluso en quienes confiar te pueden traicionar, ceder el puesto que te guardaban a un mejor postor, y sobre todo, colocar las trampas, el mayor enemigo de los miembros del culto de la pizza. Piper puso unas este año: no sé a qué se refería, pero me dijo que había recibido ayuda de los expertos de las bromas. Me preguntaba qué serian: el bote de pintura sobre la puerta ya no funcionaba: no era infalible. Jabón en el piso es un arma complicada de manejar y usar sin verte afectado tú mismo. Confío en Piper: tiene un repertorio de bromas excepcionalmente grande para la media adolescente.
Finalmente, luego de veinte minutos de tensión respirable y silencio acechante, comenzó la hora de antes del almuerzo.

Mortales EntrometidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora