Capítulo .3.

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29/08/20XX _ _ POV: Narradora

Su alarma sonó de la misma manera que todas las mañanas, haciendo que inconscientemente se moviera para apagarla.

Al apoyarse un poco tuvo un reinicio momentáneo al sentir que no había tanta tela en su cuerpo como debería.

Se levanto de forma abrupta, recibiendo mareos y punzadas en su cabeza.

La música de su alarma seguía sonando, se dio cuenta que ni siquiera venía de donde supuso. Talló sus ojos por un momento y cambio su posición.

Ahora, sentado en esa amplia cama de mantas blancas, con una de ellas tapando la mitad inferior de su cuerpo, sin nada de ropa, pero con una potente resaca.

Tomó aire y soltó un fuerte suspiro, no está completamente seguro de que paso la noche anterior, pero las posibilidades de haberse acostado con alguien eran más que altas.

Lo primero que notó fue que estaba solo, lo segundo que atrajo su atención fue su maleta en lo que clasifico como un escritorio. Uso la cobija como toalla temporal y se levantó, recibiendo repercusiones en su cadera.

Si no estaba seguro de que paso la noche anterior, ahora sí.

Mientras mordía levemente su labio, tomó un respiro y optó por quedarse inmóvil un tiempo, acostumbrándose a la nueva sensación.

Al sentir que el dolor era soportable, siguió su camino hacia su bolso, donde sacó su celular apagando la alarma; antes que nada. No sabía si en verdad estaba solo en ese lugar, pero mejor no importunar.

Más calmado vio que al lado de su maleta se encontraban sus ropas y una toalla roja doblada a la perfección. Aparte de la pequeña libreta con un mensaje encima de sus prendas.

'Puedes usar el baño, no me importa mucho si desordenas, pero me agradarías más si no lo hicieras y cierra la puerta cuando te vayas'

El pelinegro no podía decir si era un escrito cortés o una indirecta de que no lo quería ahí cuando volviera, pero sea lo que sea, prefiere irse en cuanto pueda.

Tomó la tolla, extendiéndola y dejando la cobija sobre la cama, el dolor inicial no se había apaciguado, pero realmente quería bañarse.

Al recordar que no sabe dónde está la ducha, se devolvió a ver si la libreta no tenía alguna indicación. Paso de hoja encontrando otra escritura.

'¿Volviste por indicaciones? Pues aquí están las indicaciones, la puerta negra a la izquierda'

Confirmado, no se dejen llevar por la apariencia o podrían terminar con un bromista como este.

En cualquier estado de ánimo, Megumi hubiera maldecido a este tipo, pero tal vez fue la resaca la que le impedía pensar de manera correcta o el recuerdo de que una de estas bromas fue la que hizo que diera luz verde esa noche.

Así que, tal como lo hizo el día anterior, Megumi río suavemente por haber caído en esta inofensiva treta.

Dejo el objeto en el escritorio y siguió la indicación, encontrando un lindo y amplio baño, de tamaño similar al de su casa, solo que con diferente distribución y algunos artículos diferentes.

Como ese espejo de cuerpo completo y marco negro que lo petrifico a medio camino.

Volteó su cuerpo ignorando el dolor en sus huesos y se vio a sí mismo con sorpresa en aquel espejo.

Parte de su cuello y casi toda su clavícula estaban repletos de puntos entre rojizos y morados, su torso tuvo un mejor destino, pero su aperlada piel hacía resaltar demasiado aquellas marcas y ni hablar de su cintura, oh, su cintura... tenía las huellas rojizas de esas manos en casi toda la curvatura.

No es tan complicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora