Prólogo

769 34 0
                                    

20/10/20XX                          POV: Megumi

Pura madrugada, para ser exactos, eran las 3:11 a.m, con esto pueden entender mi preocupación ¿No? Justamente era jueves por la mañana, no es que haya algo importante que entregar hoy, pero aún tengo clases; no debería estar levantado a esta hora, tampoco debería estar conduciendo hacia un conjunto de bien acomodados apartamentos con los que no tengo casi nada que ver.

De todas formas, ya pasé por la farmacia y más de medio camino, no tiene sentido devolverse después de eso.

También está el punto de que el idiota de Yuji no me dio una razón exacta para levántarme a esta hora, probablemente no estaría aquí si no me alertara que me haya pedido vendas, gasas y alcohol, aparte de que fuera a traerlo.

Yuji tiene carro y a diferencia de mí, él tiene práctica casi todos los días al final de clases, es el capitán del equipo de fútbol americano y el capitán no puede faltar. Conozco a la pelusa esa desde que era un niño, es un irresponsable en la mayoría de ámbitos, pero es un gran capitán. Me pone nervioso pensar en qué pudo haber pasado para que saliera tan tarde.

He llegado al lugar, no sé si mi cuerpo siente escalofríos por la preocupación de que mi mejor amigo me llamará en la madrugada con una voz más seria de lo normal o si es porque mi mente recuerda perfectamente lo que pasó la última vez que estuve por aquí, aunque si me lo preguntan; puedo jurar que es por aquella rara sensación que me impidió dormir hace un rato.

Itadori me mandó la dirección por teléfono, tanto el lugar como el piso y el número de apartamento. Mientras el elevador sube comienzo a pensar ¿Cuánta es la probabilidad? Si bien tenían un...extremo parecido, que se parezcan no significa que estén conectados o que se conozcan ¿Verdad?

Una de las cosas que puedo presumir de mí mismo es que tengo buena memoria, pero esa memoria ha decidido tomar vacaciones cuándo más la necesito.

Reconozco el pasillo una vez las puertas de abren, para este punto no sirve de nada negar lo obvio. Camino con cuidado considerando la hora a la vez que examino los números en las puertas en busca del número cincuenta y cuatro, aún mantengo una pizca de esperanza en mi interior; porque realmente no me conviene encontrarme con él.

Una vez frente a la puerta tocó dos veces con moderada fuerza y esperó por una respuesta. Mi expresión no cambio, pero el 85% de sistemas en mi cuerpo se alteraron al hace contacto visual con esos jodidamente hipnóticos orbes carmesí.

Y el 15% restante  se resume en una especie de colisión mental al examinar rápidamente su rostro y encontrar no solo pequeños cortes y el lado derecho de su labio con una rotura, sino también moretones bastantes recientes. Mire su cuerpo sin nada de disimulo, viendo en primera fila las heridas en sus brazos y los rastros de sangre fresca o seca en su camisa blanca.

— ¿Qu- —

— Él imbécil está adentro, pasa —

Se apoyo en el marco de la puerta dejando un espacio para que pasará, quiero preguntar, pero si él está así ¿Cómo está Yuji? Entre con más velocidad de la que debería mostrarle y mi mirada se encontró con una escena que espero y se convierta en una linda anécdota después de hoy.

No es tan complicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora