Paseo por las calles de un pueblo en España, escuchando a los niños gritar y correr por ahí.
Corre una ligera brisilla que mueve mi pelo suavemente.
Me detengo delante de un súper mercado bastante lleno, entro en busca de algo que llevarme a la boca. Me detengo en el pasillo de los vinos viendo si ha salido alguna novedad que pueda catar. Nada.
Muevo algunas botellas dejando un hueco al pasillo de atrás. Una melena recogida en un moño algo deshecho se interpone en medio de mi visión. Acabo de recorrer el pasillo rápidamente para ver el siguiente, una zona llena de flores y plantas muy coloridas.
Escoge varios ramos llenos de girasoles, tulipanes, rosas y claveles.
En sus ojos hay unas gafas de pasta negra que agrandan ligeramente su mirada azulada, a juego con su top celeste de manga larga y falda negra.
-Érika... -me acerco a ella porque sé que no puede verme y llevo mi mano a su mejilla, alza la mirada y eso no puede hacerme más feliz.
Ella atraviesa mi cuerpo y se acerca a las cajas a pagar.
No dudo en seguirla. Caminamos hasta encontrar una entrada de metro, entramos en el mismo vagón, ella cargando sus flores y yo mirándola con una sonrisa en la cara.
...
Al empujar la puerta suena una campanilla en todo el espacio. La tienda está bastante llena.
Me recorro todo fijándome en cada detalle, las flores que compró quedan genial aquí. Hacen resaltar sus cuadros.
Al pasar por delante de uno que todos ignoran siento que el corazón me da un vuelco.
Es el Olimpo, y soy yo...
-¿Le gusta? -su voz suena tras de mí, lo cuál me sorprende.
Me doy la vuelta viendo sus ojos azules fijos en mí. -¿Puedes verme?
-Claro, ¿Por qué no? Soy miope, no ciega. -bromea sacándose las gafas y limpiándolas con el borde de su top. -Se la regalo. -alza la mirada antes volver a colocarse las gafas, y... Por un instante, siento un pinchazo en el corazón.
"Espero que no estés jugando conmigo, pero si es un juego y me recuerdas, quiero perder ya. "
-No es necesario, pagaré lo que sea. -digo sacando la cartera del bolsillo de mi pantalón, pero ella me detiene.
-Créame, para mí sí lo es. Tiene un cierto parecido a él.
No puedo evitar derretirme por dentro.
Ella lo baja de la pared y lo lleva al mostrador para ponerle un forro por fuera y no dañarlo.
-¿De dónde eres? -pregunta concentrado en lo suyo.
-Roma, pero tengo una casa en Asturias.
-Siempre me ha gustado Asturias, a veces sueño con una casa allí muy bonita, es aquella. -dice señalando un cuadro tras mi espalda. Al girarme veo nuestra casa, y quiero llorar de la emoción.
-Se parece a la mía. -sonrío.
-Gracias...
-Eros. -respondo por ella.
-¿Cómo el Dios griego?
-Sí.
-Entonces mi pintura estará en buenas manos.
-Gracias...
-Érika. -decimos su nombre a la vez.
-¿Cómo sabe mi nombre?
-Te pareces a una chica que conocí hace tiempo. Hace casi tres años que no la veo, me ha salido solo. -miento, pero no del todo.
-Vaya, espero que vuelva a verla.
-Seguro que sí.

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Cupido
FantasySe gustaban. Se gustaban tanto que asumían las consecuencias. Se gustaban tanto que su amor perduró miles de vidas. Pero todo tiene un comienzo y un fin, ¿podrán superar un fin que no saben que se acerca? Una historia de dos extraños no tan descono...