Tan sólo unos días después, ya tenían que volver a las clases, a pesar de que ellos querían estar lo que resta de curso escolar de esa forma.
Afortunadamente las primeras clases fueron rápidas y antes de que se dieran cuenta ya era hora de irse. Kirishima tardó menos de un minuto en guardar todos sus útiles escolares, se giró y su idea era ir directamente a dónde estaba Katsuki, pero fue detenido a mitad de camino.
Eijiro, ¿Podríamos hablar?–Era Kaminari. Hacia tanto tiempo que no hablaba con él.
Miró a Katsuki, y después miró a Kaminari. Finalmente asintió en dirección a Denki.
–Sí, claro. Vamos.
El pelirrojo y Kaminari se retiraron del salón de clases bajo la mirada enojada de Katsuki, quién quería disponer de toda la atención de Kirishima, ahora no obtenía toda, y eso le enojaba tanto, sentía la sangre hervir en sus venas. ¿Acaso el estúpido de Kaminari era más importante que él? La simple idea de imaginar a Kirishima prestándole atención a otra persona que no sea él lo ponía enfermo, él quería a Eijiro solo para él, quería que Eijiro fuera sólo suyo.
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Bien, ¿Que ocurre?–Preguntó Kirishima cruzando sus brazos.
–No estoy buscando peleas y menos contigo, Eijiro. Pero sólo voy a advertirte una última vez, por tu estabilidad emocional por favor, pon límites en tu relación con Bakugou. No te pido que no le hables, porque tan sólo soy tu amigo y no tengo ese derecho, pero por tu propio bien mental, pon límites.
–No, Denki, tú no lo entiendes. Él no es mala persona, sólo ha tenido una vida difícil, él es un chico muy bueno. Entiendo a lo que te refieres y que sólo tratas de protegerme, pero no hace falta que lo hagas, porque estaré a salvo.
–Igualmente me preocupas. Has dejado de hablar con nosotros, ahora te la pasas con él, y sinceramente nos molesta un poco. Ninguno está enojado contigo ni te guardamos rencor, puedes hacer lo que quieras y pasar tu tiempo con la compañía que tú elijas, aunque sabes que si algo malo pasa, siempre podrás venir a nosotros, siempre tendrás un asiento reservado en la cafetería.
Kirishima sonrió suavemente, y contagió a Kaminari esa sonrisa.
–Gracias, Den. Eres un gran amigo, y te prometo que trataré de tener un tiempo para vosotros. Lo siento por haber dejado de hablaros, es que realmente Katsuki me preocupa, y me gustaría ayudarlo, pero intentaré estar también con ustedes.
Kaminari llevó su mano a los cabellos rojizos de Kirishima y los acarició aprovechando que estos estaban hacia abajo, desordenó por completo el peinado de Kirishima y este tan sólo rió.
–Mi mejor amigo y su buen corazón. Realmente eres el mejor, Ei. Y estoy seguro de que Bakugou estará muy agradecido por tu ayuda.
–Realmente espero estar ayudándolo.
Es un chico algo difícil de tratar, pero no por ello es un mal chico.Con unas últimas sonrisas, dieron por zanjada esa conversación y cada uno se fue en dirección a sus dormitorios.
Kirishima entró al suyo y al alzar la vista miró a Katsuki, sus ojos conectándose, los ojos color sangre de Katsuki penetrando su alma.–¿Que carajos, Katsuki? ¡Suelta el cuchillo!
Pero Katsuki no le hizo caso. No, no, no. Esto no podía estar pasando, otra vez no. Estaba preso del pánico, no sabía qué hacer, era demasiado presión, quería moverse pero a sus piernas les costaba realizar lo que su cerebro les ordenaba, finalmente, logró moverse y acercarse a Katsuki, con la intención de retirar el cuchillo de las manos de Katsuki. Comenzaron a forcejear, en un intento de hacerse con el cuchillo, accidentalmente el cuchillo terminó en su piel, específicamente en su brazo, no fue un corte largo ni mucho menos profundo, y para su sorpresa, casi no fue doloroso, de hecho, ver la sangre escurrir desde su brazo se sintió muy bien. Tras un tiempo, pudo quitarle de las manos el cuchillo al rubio, y lo obligó a sentarse en una silla.
–¿Que pasa, por qué has intentado hacer eso Blasty?
–¿De verdad tengo que explicarlo?
Ahora tú me vas a cambiar por el estúpido de Denki, y me vas a dejar de lado, así que mejor me muero, más que nada a ti no te importaría ahora que el bastardo está contigo.–¿Que estás diciendo? Dios, Katsuki.
Denki es mi mejor amigo desde hace años, y él sólo quería hablar conmigo, nada más, no voy a cambiarte por él ni nada por el estilo.–No te creo. Yo soy tu novio, debería ser el único a quién le tengas confianza.
–Mis amigos también son importantes para mí, Katsuki. Y también tengo derecho a hablar con ellos.
–¿Son más importantes que yo?
¿Por eso me has dejado sólo, por qué ellos te importan más que yo?–Katsuki, estás sacando todo de contexto. Sólo he tenido una conversación corta con Kaminari, nada más. No estoy diciendo que ellos sean más importantes que tú, pero he pasado varios años de mi vida con ellos y a ellos también los quiero.
–Lo sabía. Sabía que en cualquier momento llegaría alguien más importante que yo y te irías de mi lado. La verdad no sé ni siquiera porque tanto alboroto, al final todo el mundo es igual y tú no ibas a ser la excepción.
–Katsuki, por dios. ¿Que es lo que quieres? ¿Que pase todo el día pegado a ti cómo una lapa?
–Sí, exacto, eso es lo que quiero que hagas. Porque yo quiero estar todo el tiempo a tu lado, no quiero alejarme de ti ni un momento, tú eres mío, para mí tú eres todo, pero ya veo que yo no significo lo mismo para ti.
–Katsuki, yo te amo. ¿Que es lo que tengo que hacer para que lo sepas y te quede claro?
–Dejame hacerte mío, de esa forma no dudaré de tu amor.
–¿Qué?
–No te hagas el inocente, sabes muy bien a lo que me refiero. Quítate la ropa, porque a partir de esta noche, serás mío en cuerpo y alma.
Hola!
Bueno, este capítulo me gustó bastante cómo quedó, y gracias por
la pequeña recomendación porque me va a ayudar mucho.Me gustaría que me dieran su opinión una vez más, esta vez quiero que me digan si les gusta cómo trato estos temas o si podría mejorar en ello, acepto todo tipo de opiniones y críticas mientras no sean irrespetuosas. Y si creen que podría hacerlo mejor denme consejos sobre cómo, porque eso me ayudará y ya no sólo en esta historia si no también en próximos fanfics.
Hasta el próximo capítulo, Adiós <33
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Venom
FanfictionSólo eran cuatro manos sangrientas y dos corazones rotos, partidos en pedazos. Lo único que los unía era el ansia de terminar con sus vidas.