Katsuki fue su primer amor. Y le gustaría recordarlo de esa forma, le gustaría recordar las noches que pasaron abrazados y todos los besos que se dieron, pero cuándo pensaba en el rubio, sólo podía pensar en sangre, en la muerte. No podía recordarlo de otra forma, sólo con sangre en sus manos, la sangre de Katsuki y la suya mezcladas. Quería olvidarlo, olvidar todo lo que había pasado y todo lo que habían hecho juntos, pero no podía. Katsuki era un amor inolvidable, pero no de una buena forma. Nunca lo olvidará.
Algo cómo eso no se olvida, sentir que alguien está dejando de respirar en tus brazos, ver a alguien agonizando en un limbo entre la vida y la muerte, tener las manos manchadas de sangre de la persona que quieres. No hay forma de que olvide eso, que lo ignore cómo si nada hubiera pasado. Pero estaba perfectamente bien. Su psicólogo dice que no tiene que olvidarlo, sólo superarlo, aprender a vivir con ello.
Y él pensaba hacerle caso, porque él no quería morir cómo Katsuki, él quería seguir. Continuar con la vida que tenía ideada antes de que Katsuki se metiera de lleno en su vida.Había pasado un año, y ese había sido uno de los mejores años de su vida, estaba muy cerca de ser realmente feliz. Le pasaron muchas cosas, había cumplido dieciocho, se había graduado, en ese momento cursaba su primer año de universidad, estaba recibiendo ayuda psicológica desde hacía varios meses y esta estaba funcionando, estaba aprendiendo mucho, aprendió a superar a Katsuki, aunque aún costaba de vez en cuando, y se había dado un tiempo para si mismo, para disfrutar de su vida.
Salió del lugar dónde recibía sesiones con el psicólogo, al salir vió que alguien estaba en la puerta, al parecer estaba esperando a alguien, era un hombre joven, de su edad, con un cabello rubio llamativo. No tardó más de un minuto en reconocer a su buen amigo. Y en cuánto lo reconoció caminó rápidamente hacia él, abrazándolo en cuánto estuvo lo suficientemente cerca de él.
¡Hola, tanto tiempo sin verte!-Exclamó Eijiro, emocionado y alegre de ver después de tanto a su gran amigo.
-¡Eiji, me alegra verte!
-¿Que haces aquí Denki?
-Quería verte, hace mucho que no nos vemos, ¿Vienes a mi casa? Tenemos que ponernos al día.
Kirishima miró su muñeca, dónde tenía un reloj atado en su muñeca, marcaban apenas las cinco de la tarde, así que aceptó rápidamente.
Además, estar en compañía de su mejor amigo no le vendría nada mal para despejarse, las sesiones con el psicólogo lo ayudaban a mejorar, pero también salía con un mal sabor de boca de ellas. Denki lo llamó, tratando de llamar su atención.¡Eiji! ¿Vamos?-Denki pasó su mano por los ojos de Kirishima para llamar la atención del pelirrojo.
-Sí, claro. Lo siento, me quedé pensando.
-Piensas mucho Ei, deberías despejarte un rato. Vamos, mi casa está cerca de aquí.
Kirishima le regaló una sonrisa a su amigo y comenzó a caminar junto a él, mientras Denki le hablaba de cualquier cosa, cómo lo que hizo en el día. Caminaron por unos minutos hasta que llegaron a una pequeña casa, había estado muchas veces en ella, pues era la casa de los Kaminari, y Kirishima la conocía a la perfección.
-¿Tus padre están?
-No, no creo que vuelvan hasta la noche por lo menos, tendremos más privacidad.
Entraron a la casa, y Kirishima sonrió al ver que todo seguía igual comparado con la última vez que había estado ahí, todo era tan familiar para él que un sentimiento de comodidad lo invadió, todo seguía igual a como lo recordaba y eso lo hacía sentirse cómodo, y la verdad es que no había un porqué. Kaminari le sirvió una bebida y agarraron un snack para compartirlo mientras se ponían al día de todo lo que les había pasado.
¿Que tal tus sesiones con el psicólogo?-Kaminari decidió ser el primero en sacar el tema, pues Kirishima jamás lo haría por su propia cuenta.
-Muy bien, realmente me están ayudando.
-No sabes lo que me alegra escuchar eso. Estaba tan asustado ese día, y me alegra tanto de que todo haya terminado tan bien.
Lo siento por haberte asustado.-Kirishima se calló, para después volver a abrir la boca, dispuesto a decir algo más.-Denki, ese día, antes de desmayarme escuché que me dijiste algo, ¿que era? No lo recuerdo.
Kaminari se acercó un poco más al pelirrojo, quién lo miró expectante pero a la vez nervioso por la repentina cercanía.
Te dije que te amaba.-Dijo Kaminari, demasiado seguro de sus palabras.
Eijiro se acomodó en su lugar, muy sorprendido por lo dicho por parte de su mejor amigo, recordaba algo similar, pero siempre creyó que fue una alucinación o que había escuchado mal por la cercanía de la inconsciencia que lo golpeó tan solo segundos después.
-¿Aún me amas?
-Siempre te he amado, y siempre lo haré.
Kaminari se acercó una última vez, y juntó sus labios con los de Kirishima. Este por unos segundos no supo que hacer o cómo actuar, pero pronto se dejó llevar, se dejó querer y besar, incluso siguió el beso. Sentía un torbellino de emociones en su interior, sin saber muy bien lo que estaba experimentando en ese preciso instante. Se sentía feliz, tal vez hasta emocionado, pero sobre todo se sentía querido, y eso era algo que realmente necesitaba sentir.
Horas después, Kirishima llegó a su casa, ya estaba anocheciendo por lo que decidió agarrar un autobús para regresar a su casa, entró al autobús y se sentó en un asiento vacío. Agarró su teléfono móvil, viendo que tenía varios mensajes. Denki le había mandado un mensaje pidiéndole verse mañana, su madre le pregunto que si ya iba a regresar a casa, y el mensaje que más le interesó fue el de un número de teléfono desconocido, que decía:
Hola Eijiro.
Soy Katsuki, ¿Me
recuerdas? 20:06Fin.
Buenas, este es el final de esta historia, gracias a todos por leer, votar o comentar. No sé si este era el final que esperaban pero espero que lo hayan disfrutado pues puse mucho esfuerzo en escribir esto.
Espero os haya gustado, y esperen un capítulo extra para la semana que viene <3

ESTÁS LEYENDO
Venom
FanfictionSólo eran cuatro manos sangrientas y dos corazones rotos, partidos en pedazos. Lo único que los unía era el ansia de terminar con sus vidas.