⁛ Capítulo • III ⁘ El Ramo de Flores ⁛

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Saint vio la miríada de emociones pasar por el rostro de Zee y tuvo que reprimir un quejido. Había accedido a bailar con Zee solo para fastidiar a Anne Pruk, y por lo menos se lo había admitido al otro hombre de inmediato, pero no esperaba que realmente le gustara el chico. Por lo que Nat le había contado, Zee Pruk era el proverbial niño dorado que hacía todo como mamá y papá querían que lo hiciera.

Zee lo había sorprendido de todas las formas posibles. Sí, era para caer muerto de lo atractivo que era, su cuerpo musculoso estaba mucho más bien construido de lo que su profesión habría implicado, y sí, Saint le había echado unas miradas a escondidas una o dos veces. Tenía esa cosa del tipo rudo, cabello negro como la noche y profundos ojos oscuros que a Saint siempre le había gustado en un hombre. Pero eso no importaba, incluso hasta los imbéciles podían ser sexis.

Zee no era un imbécil. Si bien al principio parecía arrogante, después de eso, se acercó a Saint con honestidad, y Saint solo pudo responder de la misma manera.

"Lo siento", le dijo.  "No me propuse engañar a nadie a propósito. Hubo una confusión con la ropa, por mi nombre que no es común y mi condición de 'Damo de honor' ",  hizo una mueca y una risita sin gracia.  "Pero no te preocupes por eso. Nadie más que tu familia sabe quién soy yo. Y nadie sabrá que bailaste con un tipo".

Las fosas nasales de Zee se ensancharon y apartó la mirada del rostro de Saint para mirar su cuello. Apretando los puños, tomó un profundo respiro. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que el hombre estaba enojado. No es que Saint lo culpara. A nadie le gustaba que jugaran con él, especialmente no a un abogado penalista de primera clase que probablemente tenía un montón de mujeres rindiéndose a sus pies.

"¿Tu nombre es incluso Saint?" preguntó Zee en voz gruesa y baja.

Saint asintió, aunque él ya había sugerido eso durante su explicación. "Saint Suppapong".

Zee no dijo nada más. Simplemente giró sobre sus talones y se alejó. Saint podría haber tenido la tentación de ir tras el otro hombre, algo muy poco sabio de hacer, pero afortunadamente Nat se le acercó, y era obvio que ella ya había notado el intercambio, sino todo el baile.   "¿Todo está bien?" ella le preguntó.

Saint la besó en la mejilla y sonrió, obligándose a sí mismo a olvidarse de Zee, de su voz, su calidez, su mirada... maldición ¿que estaba mal con él?   "No podría estar mejor. Es el día de tu boda. Estoy tan feliz por ti, Joss y tú hacen una pareja genial".

Como era de esperar, sus palabras distrajeron a Nat del pequeño problema de Saint con su ahora cuñado.  "Ya lo sé, ¿no es cierto?   Antes estaba un poco nerviosa, pero ahora me siento mejor que esa vez cuando no teníamos nada de dinero y gané entradas para Lollapalooza".

Saint no pudo evitarlo. Él se rió. Su amiga era alguien de ese tipo. Un camarero pasó junto a ellos y él arrebató una copa de champán de la bandeja del hombre. "Por ti y por Joss"

"¡Por mí y por Joss! Para la siguiente es tu turno. No descansaré hasta que tu encuentres al novio perfecto."

Saint tenía que evitar a toda costa la conversación sobre él y Zee. Había sido un truco tonto, y ya lo lamentaba, ya que probablemente empeoraría las cosas entre los dos hermanos.

Al final resultó que Joss lo salvó de eso pidiéndole un baile, dos veces. El ahora hombre casado parecía encontrar todo el asunto divertido.  "No te sientas mal", le dijo a Saint en el primero de sus bailes. "Zee lo superará.   Simplemente es que él está acostumbrado a siempre salirse con la suya."

Conflicto de Interés || ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora