⁛ Capítulo • IX ⁘ Respira, Bebé ⁛

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Como era de esperar, la nueva dirección de Saint resultó estar en un barrio menos que respetable de la ciudad. Zee no había preguntado, pero había adivinado que su amante había estado enfrentando algunos problemas de dinero y lo mas seguro es que debía habérselos ocultado a Nat.

Él podía haberse golpeado a sí mismo por un millón de cosas, incluido, pero no limitado a eso, el último beso que compartió con Saint, fue tan natural que su cuerpo solo se accionó. De hecho, ya se reprendió mucho a sí mismo, pero siempre había sido excelente en las multitareas, por lo que también logró conducir hasta la dirección indicada sin problemas.  El apartamento en sí no tenía muchas piezas de mobiliario, lo que quizás era algo bueno, porque de lo contrario, Zee podría haberlo considerado aún más pequeño. Las mismas cajas que Saint había estado empacando hace una semana estaban en el piso y en todas las superficies disponibles, esperando a su dueño. Afortunadamente, el joven había etiquetado todo prolijamente y había tenido especial cuidado con sus materiales de arte. Por lo tanto, Zee logró reunir con facilidad los artículos que le habían pedido que llevara. No curioseó en ninguna de las posesiones privadas de Saint, habiendo notado la vacilación de su amante.

Le molestaba ver que el otro hombre se hubiera visto obligado a vivir en un vecindario tan peligroso, pero tendría que abordar el asunto con el menor de una manera... con mucho tacto. Por el momento, solo quería apresurarse para volver al lado de Saint y asegurarse de que nunca más le sucediera algún daño, si eso involucraba el que ahora vivieran juntos, Zee no veía ningún inconveniente en ello.

Sin embargo, mientras él salía del apartamento, Zee recordó los detalles que había escuchado de su jefe sobre el caso. Leon había dicho algo sobre el dueño de una casa de empeño. Conociendo al hombre y a Mew, ellos ya deben haber comenzado a trabajar para tratar de sacar al bastardo de la cárcel.   ¿Habrían llegado ya al testigo? No estaría sorprendido si ese fuera el caso, pero aun así él quería tratar de encontrar algunas respuestas.

En este punto, los detectives ya deben haber llegado e investigado la escena del crimen. Aún así, Zee estaba pisando una fina línea legal. Y, sin embargo, incluso sabiendo todo lo que sabía, incluso con su deseo de regresar a casa, él no podía simplemente dejar el asunto. Por el bien de Saint, necesitaba investigar esto.

Después de colocar las pertenencias del menor en su automóvil, Zee escudriñó cuidadosamente la calle en busca de la casa de empeño que Leon había mencionado. Por suerte, solo había un local lo suficientemente cercano como para ser aquel cuyo dueño había llamado a la ambulancia para el joven. Con esta tienda de empeños que en su exterior lucía un típico cartel poco original, el establecimiento no le dio ninguna confianza con respecto a lo que encontraría en su interior. No obstante, su dueño debe haber sido la razón de la supervivencia de Saint, por lo que Zee tuvo que intentarlo de todas maneras. En esta situación él también necesitaba ser cuidadoso con esto, podría haber salido del caso, pero aún podría ser acusado de intimidación de testigos.

Cuando entró a la tienda, un hombre grande y barbudo lo saludó con una mirada cautelosa. Zee conocía a la gente, y simplemente a través de esa mirada, el dueño de la tienda le dijo –sin querer hacerlo, por supuesto– que Zee había acertado en su suposición. Con toda probabilidad, Mew ya le había advertido al hombre sobre la posibilidad de que alguien apareciera por información sobre lo ocurrido. En este barrio, con su costoso traje y automóvil, Zee destacaba como un pez fuera del agua.

"¿Qué puedo traerle, señor?" preguntó el sujeto.

Su tono decía claramente que su visita no era bienvenida, pero no obstante, Zee sonrió. "En realidad, me estaba preguntando acerca de algo. Ayer un amigo mío sufrió un atentado frente a su tienda. Me dijeron que fue usted quien lo ayudó."

Conflicto de Interés || ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora