⁛ Capítulo • V ⁘ En Alguna Caja ⁛

221 25 4
                                    




Unos días más tarde


Philip McIntosh apretó la mano de Zee con una amplia sonrisa en los labios. "Gracias, Zee. Sabía que podía contar contigo para dejar este pequeño asunto atrás y silenciar a esa puta."

Zee se obligó a sí mismo a devolver una expresión agradable, típica de un hombre de negocios. "Como siempre, estoy a su disposición."

"No es necesario que nos agradezcas", dijo Leon. "Sabes que mi firma siempre te representará cuando sea que necesites de nuestra asistencia".

Mientras Leon guiaba a McIntosh fuera de la sala de reuniones, Zee se dejó caer en una silla cercana. "Gracias a la mierda que se acabó", murmuró.

"¿Qué sucede contigo?" preguntó Mew.  "Probablemente obtendrás un aumento en este caso, y además fue tan fácil como quitarle un dulce a un niño. Tu has estado al borde de los nervios desde que regresaste de la boda de tu hermano."

Zee se irritó, en gran parte porque Mew lo había leído muy bien. Él y su compañero de trabajo de ninguna manera eran amigos, más bien rivales en realidad, pero Mew lo conocía mucho mejor de lo que a Zee le hubiera gustado. El bastardo se reiría en su cara si supiera que Zee odiaba estos casos. Más aún si conociera de los eventos pasados en la boda de Joss. Eso era algo en lo que Zee había evitado pensar.

"Ocúpate de tus propios asuntos", le dijo a Mew.

El otro hombre abrió la boca, sin duda ya tenía preparada una respuesta mordaz. Eso era algo que Zee había aprendido durante el tiempo que pasó en James Carr e Hijos. Podía contar con que sus compañeros de trabajo serían unos desgraciados hijos de puta que lo apuñalarían por la espalda. Desafortunadamente, él mismo ya había terminado siendo tan imbécil como ellos.

Mew y él no tuvieron la oportunidad de entrar en otra de sus pequeñas... charlas, porque su jefe regresó a la sala. "Te ves terrible, Zee," dijo sin preámbulos. "¿Estás seguro de que te sientes bien?"

"Estoy bien, señor", respondió Zee, aunque no lo estaba, no en realidad.

Aunque muy bien él podría haberse quedado en silencio, "Sabes qué", dijo León. "Tomate un día de descanso. Te lo mereces, ya que lo has hecho muy bien en este caso. Te necesito al ciento diez por ciento para tu próximo caso. ¿Lo entiendes?"

"Sí, señor", respondió Zee mientras se levantaba de su asiento. No tenía ninguna duda de que el día sería deducido de su tiempo de vacaciones, pero como sea toda esa mierda. Solo quería ir a casa, cerrar los ojos y dormir. Tal vez esta noche saldría y descargaría sus frustraciones en el cuerpo dispuesto de una mujer.

Esa decisión le recordó automáticamente a Saint, lo que enfureció aún más a Zee. Buena cogida o no, Saint no era una mujer y Zee no era gay. Incluso si el calor del cuerpo de Saint se había sentido tan bien a su alrededor, incluso si el recuerdo de su semen deslizándose sobre él todavía lo excitaba, Zee no estaba...

El rastro del pensamiento se detuvo abruptamente cuando Zee recordó algo más. Había estado tan borracho esa noche, pero él recordaba claramente ese calor, la sensación de la carne de Saint abriéndose para él cuando Zee se deslizó dentro. Mierda. Ellos no habían usado un preservativo.

Debió haber hecho algún tipo de ruido, porque su jefe se aclaró la garganta, distrayéndolo de su incipiente ataque de pánico. "¿Zee? ¿Estás bien?"

Así como así, Zee respondió bruscamente. Se levantó y forzó una sonrisa. "Sí, señor. Gracias. Quizás me tome ese día libre después de todo."

Conflicto de Interés || ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora