⁛ Capítulo • IV ⁘ Entre Medias y Encajes 1 ⁛

264 27 18
                                    





Zee no sabía quién alcanzó a quién primero, pero a un latido después, ellos se estaban besando frenéticamente, las manos de Saint apuñalaban el cabello de Zee, acercándolo, mientras las suyas viajaban por las piernas cubiertas con medias de Saint.  Encontró la parte superior de las medias y soltó el broche para revelarlas, deleitándose con la sensación de la piel suave de Saint bajo la punta de sus dedos. Por supuesto, no pudo resistirse a avanzar un poco más, y subió ahuecando el trasero de Saint en sus palmas amasando los globos gemelos.

En respuesta, Saint echó la cabeza hacia atrás, rompiendo el beso, pero también exponiendo la columna blanca de su garganta a los cuidados de Zee.  "Oh, dios... Oh, sí. Tócame. Por favor."

Zee no podría haberse negado a Saint ni para salvar su vida. Con manos frenéticas, abrió la cremallera de la falda de Saint y rápidamente deslizó la prenda al suelo. Saint ayudó en la medida de lo que pudo y terminó arrojando uno de sus Mary Janes en algún lugar del arbusto detrás de ellos.

Ahora, no había forma de ocultar la naturaleza masculina de Saint. La erección del otro hombre se tensó en contra de sus bragas y el material de su ligero. La punta de su pene se asomaba por los bordes de la ropa interior, y Zee no quería nada más que tocarlo, ver cómo se sentía aquello dentro de su palma.

Fue frustrado temporalmente cuando Saint envolvió una pierna alrededor de la cintura de Zee, todo mientras se frotaba contra su cuerpo con la misma desesperación que crecía dentro de Zee. Ahora se dio cuenta de que la parte superior del atuendo de Saint era un corsé independiente de la mitad inferior, y aunque había enmarcado bastante bien la esbelta constitución de Saint, irritaba a Zee casi tanto como lo había hecho la falda. Más específicamente, el lazo de encaje que lo decoraba y que se le metía en la cara impidiendo el seguir avanzando para lograr hacer un mayor progreso en llegar a la piel de Saint.

Ya trabajando en la mecánica de su próximo movimiento, Zee guió a Saint para que este se aferrara a él con las piernas. El otro hombre obedeció y así lo levantó sin problemas. Apoyando al menor contra la pared, Zee estiró la mano libre hacia atrás para desatar las ataduras del corsé. Lo había hecho una o dos veces antes, aunque nunca con hombres, y la experiencia le resultó muy útil en ese momento.

El corsé pronto soltó su fuerte agarre sobre el torso de Saint. Zee no podía quitárselo por completo sin tener que cambiar drásticamente su posición, así que solo lo empujó hacia abajo. Si terminaba rompiendo el cordón, no le importaba, y a Saint tampoco parecía importarle.

Saint no tenía senos, pero Zee no dejó que eso lo detuviera. Demonios, los pequeños pezones de Saint ya se habían animado, prácticamente rogando por el toque de Zee. Y el mayor hizo exactamente eso, pero incluso con su fuerte decisión de sacudir el mundo entero de Saint, la reacción del menor aun así lo sorprendió.

En el momento en que los dedos de Zee entraron en contacto con las pequeñas protuberancias de carne, Saint se volvió salvaje. Todavía aferrado al cuerpo de Zee, él gimió y lloró, respirando y jadeando, retorciéndose e intentando acercarse. Al parecer el mayor había encontrado una exquisita zona erógena, y maldita sea si el deseo descarado de Saint no era la cosa más sexy que Zee había visto en su vida.

Pellizcó uno de los pezones de Saint y lo frotó una y otra vez, mientras su boca provista con una habilidosa lengua jugaba con el otro botón, queriendo escuchar más de los llantos de Saint. Si simplemente al acariciar los pezones del otro hombre obtenía este tipo de respuesta, ¿cómo reaccionaría Saint cuando Zee lo follara? El abogado no podía esperar para averiguarlo. Quería enterrar desde ya su adolorido miembro en el trasero de Saint, tragarse los gemidos de Saint en un beso apasionado mientras entraba y salía del apretado cuerpo del contrario.

Conflicto de Interés || ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora