TaeYong regresó al edificio Lee e hizo una visita rápida a su apartamento antes de subir hasta el despacho de su padre.
Había comenzado a reparar las fisuras de sus escudos internos en cuanto abandonó la sede de los NeoCity, y cuando entró en la oficina, su corazón estaba aprisionado en unos escudos tan poderosos que no revelaba nada, ni siquiera cuando se encontró a Lee Sooman acomodado en la estancia con TaeMin.—Entra, TaeYong.
TaeMin levantó la vista de la pantalla del ordenador en la que le estaba mostrando algo a SooMan. —Hola, Taeyong. Hacía tiempo que no te veía.
—Consejero SooMan. —Taeyong inclinó la cabeza en señal de respeto.
Los ojos oscuros del cardinal se clavaron en los de Tae.
No aparentaba los sesenta años que tenía, pero TaeYong era muy consciente del tiempo del que había dispuesto para perfeccionar sus considerables poderes.—TaeMin me ha dicho que estás a cargo de tu propio proyecto.
A TaeYong no le sorprendía que su Padre hubiera compartido la información con el otro consejero.
Sooman era un académico, no un rival en los negocios. Aunque eso no le hacía menos letal. No se podía bajar la guardia con los miembros del Consejo.—Sí, señor.- Siempre se había sentido nervioso en presencia de Sooman. Quizá se debiera a que era un psi fuera de lo común, con tanto poder telequinésico que podría aplastarlo sin tan siquiera pestañear. O quizá fuera porque lo miraba de un modo que parecía que pudiera ver dentro de su cabeza. Y no quería a nadie dentro de los confines de su mente.
—Confío plenamente en ti, al fin y al cabo eres hijo de TaeMin.- Salió de detrás del escritorio y la miró de arriba abajo. —Aunque la genética parece haber tomado un rumbo inesperado.
—No posee deficiencias genéticas.- apostilló TaeMin. —Escogí a su otro padre con sumo cuidado para mezclar nuestros genes. Y engendré a un cardinal.
TaeYong intentó en vano comprender el transfondo de la conversación entre ellos.
A los psi se les daba bien guardar secretos, y él estaba hablando con dos maestros en ese arte.—Por supuesto.- Sooman esbozó
una fría sonrisa. —He de preparar una conferencia, así que será mejor que me marche. Estoy impaciente por volverte a ver, TaeYong.—Sí, señor. —Mantuvo un tono de. voz carente de inflexión y guardó silencio hasta que el hombre salió y pudo cerrar la puerta.
—No es propio del consejero Sooman visitarte aquí.
—Quería hablar lejos de oídos
curiosos.— El tono de TaeMin indicaba que el tema estaba zanjado.—He de estar al corriente si voy a empezar a asumir más responsabilidad.
—No es necesario que sepas esto.— Su padre apoyó los brazos sobre la mesa. —Háblame del cambiante.
TaeYong sabía que no era conveniente que siguiera insistiendo. El hombre que tenía sentado delante era parte de la sociedad más cerrada y secreta del mundo: el Consejo de los Psi.
«Es el Consejo. Está por encima de la ley.»
Había sido necesario un cambiante para que Tae abriera los ojos a la verdad. El Consejo era la ley en sí mismo. Cuando sus miembros hablaban, la PsiNet se estremecía. Y cuando sentenciaban a un individuo a rehabilitación, no existía ningún tribunal de apelación.Mirando los impávidos ojos
castaños de su padre, TaeYong aceptó que, llegado el momento, TaeMin votaría a favor de internar a su hijo en el Centro antes que perder su posición de poder.
Aquellos que sentían emociones eran el enemigo, y a los enemigos no se les mostraba piedad.
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JohnYong
FanficEn una sociedad donde el poder está en manos de quienes niegan las emociones, aceptar los sentimientos y el amor puede ser devastador. Los psi gobiernan el mundo. Lo han conseguido a un alto precio: Suprimir todo aquello que los hacía humanos para...