capítulo 16

99 13 0
                                    


Aguardó a que una mente se dirigiera en la dirección adecuada para pasar de largo; no podía salir por sí mismo o la MentalNet detectaría su anómala presencia en dos sitios a la vez. Cuando alguien se aproximaba lo suficiente, se ocupaba de desactivar sus sencillas
alarmas y se fundía en los márgenes de su conciencia, como una sombra tan tenue que nadie sería capaz de detectarlo. No quebrantaba ninguna ley moral ni ejercía ninguna influencia mental. Su huésped era simplemente un
vehículo para llevarlo a donde tenía que ir. Desde allí, era cuestión de suerte y lógica. Siguió a una mente hasta que alcanzó otra que tuviera permiso para ir más lejos. Tardó casi dos horas en llegar hasta Chanyeol. Pegándose a la conciencia del ayudante que lo había metido en el despacho, comenzó a rodear sigilosamente el cortafuegos de Chanyeol en busca de trampas y alarmas. Pasados dos minutos había
encontrado tres, los cuales pudo neutralizar mientras continuaba oculto como una sombra.
Una segunda inspección confirmó sus conclusiones iniciales: Chanyeol era uno de los miembros más antiguos del Consejo y su cortafuegos era un reflejo de su autocomplacencia.
Apartándose del ayudante cuando la conciencia del hombre pasó junto a la de
Chanyeol, se fundió con la luz del consejero, como una mota de polvo tan diminuta que era imposible de ver. Fue
una suerte para Tae que a diferencia de la mayoría de los psi, una porción de la
conciencia de un consejero estuviera siempre activa en la red debido a su necesidad de mantenerse al día de la
ingente afluencia de datos. De ahí en adelante, iría allá adondequiera que fuera Chanyeol. Si la suerte no lo acompañaba, este no saldría de su despacho mental, aunque cabía la posibilidad de que lo llevara a los archivos sellados de las cámaras del
Consejo. La existencia de dichas cámaras en la PsiNet se debía única y exclusivamente a que el Consejo estaba desperdigado por todo el mundo. El que
Sooman, TaeMin y JongDae vivieran tan cerca unos de otros había sido una
cuestión de pura suerte.

Chanyeol se movió de repente. El sabor acre del miedo afloró a su lengua, pero pasó cuando él empleó las siguientes dos horas recorriendo la parte de la PsiNet donde se almacenaba la historia de su raza. No tenía ni idea de qué era lo que andaba buscando el consejero.
Aquella debería haber sido una tarea de sus ayudantes.
Justo cuando la frustración comenzaba a dominarlo, lo encontró en la entrada de una cámara cuya existencia desconocía.
Dentro de la misma había millones de recuerdos y pensamientos. Chanyeol se
dirigió a la sección de su familia en la cámara. TaeYong se sintió tentado. Sabía que era un riesgo, pero no podía dejar desaprovechar esa oportunidad; siempre le habían dicho que la historia de su familia había sido destruida por un repentino aumento de energía descontrolada. ¿Y si eso era también mentira?
Gracias a que Chanyeol había dejado que su conciencia se extendiera por la cámara, Tae pudo moverse con las
fluctuaciones de su mente hasta que llegó a la parte que llevaba el sello psi
de la familia Lee.
Como no sabía cuánto tiempo estaría allí, se limitó a deslizarse almacenando
datos en su mente proyectada. Los descargaría y examinaría una vez estuviera de nuevo tras la intimidad de sus propios cortafuegos.

Un movimiento inesperado. Chanyeol se marchaba.
TaeYong había aprovechado que él estaba absorto en su tarea para aventurarse hacia los márgenes más lejanos de su conciencia. Ahora esta
estaba replegándose súbitamente en una espiral compacta, y si no seguía el ritmo, quedaría atrapado allí. Y aislado de su propia mente durante demasiado tiempo, su cuerpo entraría en un estado de coma del que jamás se recuperaría.
El miedo atenazaba el estómago de su cuerpo físico tendido en la cama, pero en la PsiNet su mente aparentaba la serenidad de un estanque. Consiguió regresar por los pelos antes de que Chanyeol atravesara las puertas. Después de salir, el consejero emprendió camino hacia la sección más oscura de la red, cuyo acceso estaba
altamente restringido. Lo que TaeYong no había esperado cuando accedieron a dicha sección fue el aún más oscuro corazón que yacía dentro.
Las cámaras del Consejo.
Ahí era donde la cosa se ponía delicada. Si los miembros restantes estaban allí, podrían percibir lo que
Chanyeol había pasado por alto. TaeMin era el más peligroso.
De igual modo que Tae había
reconocido la firma de su familia en la cámara, su padre reconocería la de
TaeYong si el más mínimo resquicio de su mente emergía de la psique de Chanyeol.
No obstante, TaeMin no había comentado nada acerca de una reunión cuando habló con él. De lo contrario, TaeYong jamás habría iniciado aquella
incursión. Se dijo que no debía dejarse llevar por el pánico. Entonces pasaron
el último control y entraron en pleno corazón de la PsiNet. A su alrededor había otras seis mentes centelleantes.
El Consejo estaba reunido en sesión.

JohnYong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora