Prólogo

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Harry's pov

Odio los aviones. 

Eso no fue una buena presentación, lo siento.

Hola, soy Harry Potter, tengo 17 años, y definitivamente odio los aviones. 

Así está mejor.

Mi odio a los aviones no es porque tenga terror a las alturas, para nada, me fascinan las alturas! Tampoco le tengo miedo a las turbulencias, de hecho, mi avión favorito es el F-35 Lightning II. 

Cuando viajo no me molestan las y los azafatas, no me molesta el espacio reducido de los asientos, no me molesta el calor que hace en los aviones, no me disgusta la comida que te dan, no tengo problema en dormir, no tengo problemas con los aviones.

Pero entonces, ¿Por qué los odio?

Simple, por los pasajeros de los aviones.

En todas las oportunidades que tuve de viajar en aeroplanos, siempre tengo problemas con los pasajeros, y por supuesto, este año no será la excepción. 

Mi compañero que se encuentra en el medio ya se durmió, y el que está del lado del pasillo esta resfriado, por lo que cuando estornuda, puedo escucharlo sonarse los mocos una y otra vez. Yo por suerte me encuentro del lado de la ventana.


Mis padres, mis padrinos y mis tíos organizaron ese viaje hace pocos meses. En total, en mi familia somos nueve; James y Lily Potter, mis padres, Rosie, mi hermana de seis años, Sirius y su esposa Marlene, que además de ser mis tíos son mi padrino y mi madrina; mi tío Remus y su esposa Dora, mi ahijado Teddy, que es dos años menor que Rosie, y por ultimo estoy yo, Harry.

Los pasajes del avión los sacamos con poco tiempo de anticipación, pero para nuestra defensa, hubo problemas para elegir el lugar donde vacacionaríamos. Mi padre y Sirius querían ir a Los Ángeles, California, ya que allí hay buenas olas para surfear, salir de fiesta y conocer lugares nuevos. En cambio, mi madre y Remus querían ir a un país que se encuentre en Europa, ya que nosotros vivimos en la hermosa ciudad de Londres e ir a Estados Unidos es un proceso mas complejo, y no tuvimos el tiempo necesario para hacer los trámites. Obviamente ganaron mamá y el tío Remus.

Así que, aquí estamos, yendo con toda mi hermosa familia, hacia una hermosa ciudad al noroeste de Italia. Iremos a Génova, mas específicamente al suroeste de la ciudad. 

Gracias al poco tiempo, los pasajes del avión fueron casi imposibles de conseguir, y cuando encontramos un vuelo disponible, todos los asientos se encontraban lejos unos, de otros. Yo me encontraba en el 20A, justo al medio del avión. Por fortuna, los únicos asientos juntos eran los de Dora y Teddy, por lo que no habría problema con Teddy. Por desgracia, Rosie habría quedado sola, con dos extraños, y estaba aterrada. 

No es una bebé, pero es muy pequeña, por lo que cuando el avión estaba por salir, empezó a llorar. Ella nunca había viajado en avión, y yo era el familiar que se encontraba mas cerca de su asiento, ya que ella estaba en el 22C, justo del lado que daba al pasillo. 

Rápidamente, desabrocho el cinturón de seguridad, y me paro, dispuesto a ir con mi hermanita para asegurarle que todo estaría bien, pero algo me lo impide.

-Oye, ¿eres estúpido, niño? Me estás fastidiando- un hombre pelado, que se encontraba en sus 60, me exclama, furioso.

-Disculpe solo quiero salir, porque, por si no está sordo, hay una niña llorando, y necesito ayudarla-  No soy una persona muy agresiva, debo decir, pero por ahora me contengo para que no me saquen del transporte. 

Una azafata se acerca, y al preguntarnos que sucedía, le expliqué la situación y me acompañó hacia el asiento de mi hermanita.

-Hey linda- cuando llegué mi hermana, dejó de llorar, ahora se encontraba del lado de la ventana- no llores, ya estoy aquí. No llores.

-¿Te puedes quedar conmigo? ¿puede?- dijo mirando a la azafata

- Lo lamento, pero no se podrá, cada uno tiene su lugar asignado, y un cambio de lugar podría afectar a los pasajeros.

-Disculpe, señorita- Una señora rubia canosa se mete en la conversación- Yo no tengo problemas con que el muchacho cambie su lugar conmigo, de todas maneras, allí se encuentra mi esposo.

Pobre mujer, es la esposa o de un amargado o de un señor con olor a moco.

La azafata dudó, pero rendida, cedió gracias a las suplicas de la pequeña. 

Finalmente, me senté en el asiento entre medio de mi hermana y el asiento restante.

 Al estar tan metido en mis pensamientos no me había dado cuenta de que faltaba una de los pasajeros que se debía encontrar al lado nuestro. -Princesa, ¿Quién es la persona que falta?-

-Oh, una chica muy buena, ella me cedió su lugar del lado de la ventana, pensó que me relajaría mas si veía el paisaje. Fue al baño, probablemente vuelva en unos minutos.

Mientras tanto, Rosie y yo, aprovechamos a cerrar los ojos y dormir todo el viaje, puesto que el avión no había despegado todavía, pero en ese momento escuchó una suave voz: 

-Qué suerte que la pequeña se pudo dormir!-

Abrí los ojos, y pude jurar haber visto un ángel






Buenas, soy lev, se que ese capítulo es un poco largo y aburrido, pero tranquilos, es sólo el prólogo. 







Our last summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora