No soy una muñeca inflable ¡Bruto!

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No se escuchaba nada más que la respiración acompasada y relajada de los dos chicos en esa oscura habitación. Sus cuerpos se hallaban ocultos tras la pesada ropa de cama, haciendo un bulto que sobresalía del colchón. La ropa de ambos se encontraba desperdigada sobre el piso, hace unos momentos no les hacía falta, el rubio soltó un suave suspiro al sentir el roce de la piel del ojigris contra la suya y se acurruco más contra él buscando el cálido contactó, su tarea fue interrumpida por el sonoro ringtone de su celular. Hipocrite de Creature Feature le anunció que había recibido un mensaje, el ruido termino por despertar, al igual que pelirrojo a su lado.

—Diablos...nunca pensé que te gustara ese tipo de música—le dijo tratando de despabilarse— ¿Qué hora es?—pregunto aturdido.

—Las seis—le contesto al otro mientras buscaba su celular en su pantalón de mezclilla, el cual había quedado pertinentemente cerca de la cama.

—Ya es tarde—pronuncio de manera escueta.

"Estamos cerca de la casa, tienen 15 minutos...Espero que lo hayas disfrutado ;9" leyó en la pantalla del aparato, su cara tomo un color rojo intenso debido a la vergüenza y enojo que sentía. Sin pensarlo mucho le soltó un manotazo con mucha fuerza al muchacho a su lado.

—Auch ¡Oye! ¿Qué diablos te sucede? ¿Por qué fue eso?—le dijo sobándose el brazo que fue a donde termino parando el golpe.

— ¿Cómo te atreviste a contarle?—interrogo completamente enfurecido.

— ¿De qué demonios estás hablando? ¿Contarle a quién qué?—cuestiono confundido.

—Joylin—casi grito, extendiéndole el teléfono con el mensaje abierto.

—Y...Yo no le conté nada ¿En qué momento? Nos ha de haber visto salir juntos y como tiene la cabeza pervertida, imaginó cosas sucias—le grito molesto, tratando de buscar una excusa lógica. El ojimiel solo frunció el ceño y se dedico a buscar con la vista sus calzoncillos.

El ex-delegado comenzó a vestirse lo más rápido que pudo, siendo un poco torpe y descuidado. El pelirrojo solo lo miraba con una ceja arqueada, busco sus bóxers y una vez que los volvió a tener puesto volvió a recostarse en la cama.

— ¿Por qué no dejas de hacer eso y regresas a la cama? Hay que seguir durmiendo...estoy cansado—el blondo soltó un bufido y lo volteó a ver desesperado.

—Quiero regresar a mi casa para poder ducharme—excuso.

—Puedes ducharte aquí—le reto serio.

—No traigo cambio de ropa—agrego.

—Te presto uno—apunto.

—No es necesario...además necesito hacer los deberes—termino, poniéndose los tenis y anudando bien la agujeta.

—Puedes hacerlos aquí... ¿Por qué no paras con esto y admites que solo quieres irte? Nos ahorraríamos está platica sin sentido Nath—señalo molesto.

—Ya me voy—dijo, ignorando lo antes dicho por el guitarrista.

—Al menos déjame llevarte—se ofreció de manera amable.

—No es necesario—repitió el de ojos miel de manera seca mientras tomaba su mochila del piso.

—No me trates como una prostituta Nath—reclamo, vistiéndose lo más rápido que su cuerpo le permitía, viendo salir por la puerta de la habitación al muchacho—Oye, espera—le llamó.

—En serio, no es necesario Castiel, puedo ir en bus—le dijo, encarándolo para darle más énfasis a sus palabras.

Así continuaron discutiendo, incluso el bermejo tomo la mochila del de ojos miel y subió de nuevo con la "secuestrada". Estaban discutiendo cuando la puerta se abrió dejando ver a la chica rubia con Lysandre, que los miraban como si fuesen las cosas más curiosas en la sala. El de ojos miel miró una cabecita extra, que resaltaba por su color rojo –este completamente natural- los celos se hicieron presentes y le arranco su morral de las manos al otro, para seguir bajando las escaleras.

Con derecho a roceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora