DISASTER ☆Yutae☆

Especial: Hawaii

[Pov Taeyong.]

Sentía el sudor escurrir por mi nuca, tome un abanico y comencé a echarme aire, el clima de Hawái era realmente agradable a pesar del calor, no era insoportable pero llevaba echado en aquella hamaca un buen rato.

Yuta regreso con nuestras bebidas y se echo a mi lado, acariciando mi mejilla con ternura mientras yo tomaba un poco de aquel liquido refrescante.

- Tardaste mucho, me estaba deshidratando...

- Lo siento amor, pero es que unas chicas querían que me tomara una foto con ellas y mi numero, me ha costado trabajo deshacerme de ellas.

Mi ceño se frunció y de inmediato atrape las piernas ajenas entre las mías, dejando mi vaso en una mesa que está detrás.

- ¿Les has dicho que ya estas casado verdad?

- Pues me he tomado una foto con ellas y una de...

Me incorporé, para buscar con la mirada a las tipas que habían estado coqueteando con mi marido.

- Ven aquí mi amor, no te enojes, estaba bromeando, les dije que estaba felizmente casado, con el hombre más maravilloso del mundo...

- Cursi...

- ¡Es tu culpa que sea cursi!

- ¿Ahora es mi culpa?

Me recostó sobre su pecho, acariciando mi espalda con ternura, no podía cansarme de Yuta cuando se ponía cariñoso, porque el podía llegar a ser el hombre más empalagoso sobre la tierra.

- ¡Sí!, porque desde que apareciste en mi vida, todo cambio, tu me cambiaste, tú me enamoraste...

- Tonto Yuta... deja de ser tan lindo porque...

- ¿Alguien más se puede enamorar de mi? Amo cuando dices eso mi amor, pero yo no me puedo enamorar de nadie más, tengo al hombre más maravilloso del mundo, tengo a mi Yongie, a mi gatito.

- Tuyo... ¡Ya deja de decirme gatito!

- ¡Nuca!

Y antes de que pudiera discutir, sus labios atraparon los míos en un suave y tierno beso, mientras su mano se aferraba con fuerza a mi cintura haciendo reír sobre sus labios; aun había noches, en las que Yuta me apretaba tan fuerte, que a veces no podía respirar, tenía que despertarlo y se disculpaba porque decía que temía que no estuviera al despertar.

Un mes había pasado desde que nos habíamos casado, dentro del cual, habíamos comprado nuestro apartamento y nos habíamos mudado, por el trabajo de Yuta, no habíamos podido tener nuestra luna de miel hasta ahora, pero no me importaba, estar con él era todo lo que necesitaba para ser feliz.

- Amor, vamos a caminar, ya me canse de estar acostado, además quiero meter mis piecitos al agua.

- Amo cuando hablas en diminutivo, te ves tan tierno~.

- Todo lo que hago te parece tierno.

- Es que estoy enamorado de ti.

- Y yo de ti.

- Pero yo no te parezco tierno, ¿por qué?

- Porque Nakamoto Yuta es un cursi sin remedio.

Me beso una vez más y ambos nos incorporamos, como en esa época del año, no eran vacaciones, prácticamente el lugar donde nos hospedábamos estaba casi desierto, más que las personas locales y uno que otro turista.

Yuta me abrazo por la cintura y yo recargue mi cabeza en su hombro, ambos caminábamos por la playa, todo era tan tranquilo, la puesta de sol estaba cercana, pero largas antorchas comenzaban a ser encendidas para iluminar el camino hacia el hotel, Yuta llevo su cámara y comenzó a fotografiar la puesta de sol, mientras yo la miraba maravillado, pero luego deje de escuchar el obturador de la cámara, gire y mis labios fueron apresados por los ajenos, sus manos se aferraron con fuerza a mi playera, atrayéndome a él mientras una de sus manos iba a acariciar mi rostro con ternura, pegando su frente a la mía cuando se separó, mi mano acariciaba su espalda con ternura, las cicatrices que había en ella, se sentían aun.