Capítulo 13

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- Tenacidad contra furia... La furia siempre gana.-

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Su pecho subía y bajaba, suplicando por obtener algo de aire que pusiera llenar sus pulmones, solo una pizca de oxígeno que alejará esa sensación de asfixia que estaba presente y que no desaparecía después de tanto tiempo. Con sus pequeñas manos empujo con toda su fuerza a aquella persona, intentando incluso golpearla, pero cada vez que lo intentaba recibía un corte sobre su tierna carne, uno lo suficientemente profundo como para que la sangre espesa brotará de la herida. Le dolía, se sentía como si estuviera siendo triturado vivo y no podía hacer nada por detenerlo. ¿Por qué nadie lo ayudaba? ¿Por qué su madre solo observaba desde una esquina con una mueca similar a una sonrisa? No había nadie, nadie para él, para protegerlo de aquel monstruo.

Abrió los ojos algo agitado, intentando enfocarse en la realidad y olvidar lo que acababa de soñar. Kayn se dio cuenta que a su lado se encontraba alguien y al dirigirle una mirada supo que se trataba de Zed. Sus ojos viajaron hasta la ventana y allí pudo ver cómo el sol parecía estar en un punto alto. ¿Por qué Zed no lo había despertado? Más importante aún, ¿Por qué él no se había despertado?

Frunció el ceño e intento sacarse del agarre del mayor sin despertarlo, fallando rotundamente.

— Buenos días cariño.

El mayor lo miro con ojos amorosos antes de dejar un beso sobre su frente, acariciando los mechones oscuros que se esparcían a través de las sábanas.

— Buenos días...

Kayn no sabía cómo mirar a Zed a la cara, por lo que mantenía los ojos sobre la superficie de la cama, esperando distraerse con el blanco de la tela.

— ¿Por qué...?

— ¿Qué cosa?

Zed continuo con las caricias.

— ¿Por qué no fuiste a la universidad?

— Porque es más importante estar aquí.

— Pero te meteras en problemas...

— Para nada, le pedí a Shen que me cubriera, además un día no es nada.

Kayn asintió suavemente.

— Espérame aquí, te traeré el desayuno.

— No... Yo te ayudaré.

Zed se levantó la cama, negando suavemente.

— Tu ve a bañarte, en el baño hay toallas y en aquel cajón hay ropa limpia, eres un par de centímetros más alto que yo, pero la ropa te quedará bien.

Kayn intento protestar, pero Zed insistió lo suficiente como para que esté se rindiera y terminará accediendo a lo que decía el mayor.

Kayn vio como Zed salía de la habitación y camino hasta el baño.

- Pobre criatura-

— Se me hacía extraño no escucharte.

- Que bueno que me hayas extrañado, ahora sabes lo importante que soy para ti.-

— Sigues siendo una molestia.

Rhaast soltó una risa profunda que resonó por la mente de Kayn, esparciendose como un eco hasta lo más profundo de él.

- Te equivocas, soy quien te mantiene a salvo.-

— No lo creo.

Kayn abrió el grifo de la ducha, dejando que el agua caliente lo empapara lentamente, cerrando los ojos con algo de comodidad mientras comenzaba a estrenar su cuerpo y cabello.

Reinicio (Kayn x Zed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora