Mi culpa

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Era el momento.

Tenía que enfrentarme a lo que me atemorizó toda mi infancia, y lo que había llevado a que hubiese tantas muertes en Hawkins.

Mi cuerpo entero temblaba del miedo, de los nervios.

Pero iba a caer.

El laboratorio iba a caer, con todos ellos dentro.

No iban a matar a nadie más.

Lo teníamos todo completamente planeado, las entradas, los turnos de los guardias, todo.

Esperamos a que se hiciera de noche, para así poder escondernos en la oscuridad y pasar más desapercibidos.

- Lo voy a repetir una vez más, nada de héroes, ceñíos al plan, si algo sale mal, avisad por el walkie y salid corriendo, los demás saldremos corriendo también. -dijo mi hermano por segunda vez.

Todos asentimos.

Todos vestidos de negro y listos para derrumbar todo lo que nos estaba haciendo daño.

- ¿Tenéis claro lo que tiene que hacer cada uno? -preguntó Nancy.

Volvimos a asentir.

Las palabras sobraban.

No era el momento para eso.

Todos teníamos una despedida en la punta de la lengua y nadie se atrevía a decir nada.

La posibilidad de que no saliésemos de ahí, era muy alta.

Y el miedo nos recorría el cuerpo a todos.

Nos metimos en el coche de Steve unos minutos después.

Armas en la mano y los corazones a toda velocidad.

Steve iba conduciendo, con Nancy de copiloto.

Robin, Eddie, Billy y yo íbamos apretados atrás.

Alguien entrelazó su mano con la mía.

Eddie.

Me sonrió, aunque la sonrisa no le llegó a los ojos, era una sonrisa triste, con miedo.

Cogí las manos de Robin y Billy y las junté todas, mirándolos en silencio.

Diciéndoles las palabras que no era capaz de decirles en ese momento.

Que les quería, a todos y cada uno de ellos.

Y llegamos al laboratorio.

Steve aparcó un poco lejos, pero lo bastante cerca para poder salir de ahí rápidamente si había algún problema.

Y entonces todo empezó a funcionar.

Yo iba con Robin y Steve, íbamos a por Brenner.

Nancy iba a encargarse de la seguridad, de las cámaras y todo lo demás.

Eddie y Billy tenían que vigilar y encargarse de que no hubiese ningún portal, y si lo había, cerrarlo por completo.

Nos separamos en pocos segundos y empezamos a recorrer los angostos pasillos del laboratorio.

Silencioso y solitario.

Y entonces un ruido.

Una voz.

La reconocí de inmediato y abrí mucho los ojos, mirando a Steve.

Él apretó los puños.

Ninguno dejó de caminar hacia la voz al fondo del pasillo.

- Prueba número 87, el portal sigue abierto y la prueba ha sido positiva, se puede traspasar desde el otro lado a este. -dijo la voz.

No me gustó nada lo que dijo.

Cruel summer - Eddie Munson +18Where stories live. Discover now