XVII. POESÍA.

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La vista de Draco estaba sobre la portada blanca del libro que sostenía entre sus manos, un ridículo libro de poesía que había estado leyendo Ginevra Weasley un día, lo había dejado olvidado un día en su oficina, había ido a buscar a Potter y pasó a saludarlo, un simple gesto, claro que eso había pasado antes de enterarse del engaño de Harry y Pansy, no se lo devolvió, principalmente porque olía a ella, el olor se había esfumado, pero le recordaba a la pelirroja, nunca pensó que ella era alguien de leer poesía.

Dejó el libro sobre el escritorio, para enfocarse en la columna del periódico, firmada con el nombre de "Rita Skeeter", con esta, iba el quinto mes del año, que el escándalo de que Julian McCarter se retiraba de la columna de deportes y al no haber un suplente lo suficientemente calificado para reemplazarle, simplemente se llenó con chismes baratos.

Cinco meses atrás, Ginevra Weasley había cumplido su promesa de escuchar cada palabra que Draco fuese a decirle, y cuando terminó de hablar, simplemente se puso de pie y se marchó sin decir algo, pero la expresión en su rostro, era todo menos la poesía con la que siempre lo deslumbraba.

La decepción, el enfado y el dolor reflejados en sus ojos chocolate hicieron que el corazón de Draco se detuviera, dejara de latir, obviamente no de la forma a la que él le hubiese gustado.

Morirse en el momento en que ella le dio la espalda y se alejó sin decir ni producir medio sonido, habría sido maravilloso, pero tal y como lo había dicho, el karma era una perra, y lógicamente, lo dejaría vivo para que sufriera todo lo que había hecho.

Pasó la yema de sus dedos sobre la pasta del libro, como si se tratara de la piel del rostro de la dueña, pero no, el recuerdo de Ginevra se estaba desvaneciendo poco a poco.

Había ido a buscarla al apartamento de Harry Potter, pero se marchó incluso sin sus cosas, la preocupación lo atacó en ese instante y aunque intentó encontrarla, era lógico que alguien con el secreto de ser alguien tan famoso, sabría cómo esfumarse para que nadie le encontrara, ya sabiendo que le habían descubierto una vez, no cometería el mismo error.

Ella era demasiado inteligente para eso, lo sabía muy bien, Ginevra no iba a dejarse encontrar por alguien, y menos si ese alguien era Draco Malfoy, la persona a quien menos quería ver en el mundo lo que le quedara de vida.

Donde fuiste feliz siempre

Regresarás, aunque confundas

dolor con felicidad.

Sus ojos repasaban una y otra vez esas líneas, ella se había quedado en ese diminuto fragmento de disque poesía, tenía subrayado "aunque confundas dolor con felicidad" y escribió un simple "Absolutamente no".

Solía decirse a sí mismo que la conocía, y aquello iba en contra de lo que había ocurrido con Potter, se había quedado con él, se contradecía por completo.

Cerró el libro de golpe, frustrado por no tener ninguna noticia de ella, ¿por qué? ¿Por qué simplemente no lo había aborrecido de otra manera? Decirle que lo odiaría, que era un miserable, que jamás volviera a cruzar palabras con ella.

En lugar de eso, renunció a todo y se marchó, ¿por qué lo había hecho?

«Al menos tengo a alguien honesto y buen amigo en ti, Draco».

Se llevó las manos a la cabeza y se quiso golpear a sí mismo en el escritorio, histérico, esa era la palabra que mejor lo definiría en ese momento.

Si alguien le hubiese dicho antes, que se enamoraría de ella, sin duda habría tomado otro camino diferente, aunque, para ser honestos, se habría burlado de quien le dijera algo tan absurdo.

Se arregló el cabello, avanzó hasta el perchero y se puso el saco, alisándolo como si realmente tuviese alguna arruga, si ella lo había borrado de su vida, sin duda alguna él tenía la capacidad de hacer lo mismo, Ginevra Weasley no iba a terminar con él, le había dado ya demasiado tiempo.

Él era Draco Malfoy, tomó el libro de poesía y lo llevó consigo, no le importó que la gente lo observara como si algo malo le hubiese pasado, porque realmente no era alguien que leyera poesía, o algo, en general, claro, pero aquello había perdido rastro de su dueña, entonces ya no lo quería ni le importaba en absoluto.

Se detuvo en la puerta y observó sobre su hombro, lo consideró un largo segundo, pero terminó arrojando el libro al cesto de basura, nada más le importó, abandonó el lugar sin mirar atrás, o sin duda se humillaría al regresar y volver a tomarlo.

Se detuvo en la puerta y observó sobre su hombro, lo consideró un largo segundo, pero terminó arrojando el libro al cesto de basura, nada más le importó, abandonó el lugar sin mirar atrás, o sin duda se humillaría al regresar y volver a tomarlo

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Hola, pequeños saltamontes, ¿Qué creen que le dijera Draco a Ginny para que esto ocurriera? Bueno, en fin, espero que les guste el aporte, iré a avanzar un poco más ;)

Every Dream || DrinnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora