Capítulo uno; Operación alianza.

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Dia lunes y voy enchucha.

Vengo llegando recién y estoy pateando la perra.

Es que en este colegio no se puede hacer nada bien, parezco mamá ya.

Lo único que me falta decirles es ¿si lo encuentro yo que hago?

Por el camino me encuentro a los de mi curso que me saludan, pero al darse cuenta la cara que tengo se dan vuelta y quiero creer yo que se van a sala, porque no me entere yo que están haciendo la cimarra porque yo misma los voy a buscar.

En mi travesía a la sala del ceal me encuentro a mi inspe favorito que siempre me alegra las mañanas.

— Wena Eli.

— Wena don Cesar – digo tratando de borrar mi cara de hoyo.

— Shuu, ¿qué hicieron estos cabros ahora? – cruza los brazos.

— Mejor ni le digo porque me voy a enojar más yo.

— Ya anda nomas, le voy a decir a la tía Sonia que te haga un cafecito cargado para después.

Le sonrió.

— Ya gracias don cesar, que tenga un lindo día.

Me despido de él pasándole una barrita de cereal que le traigo todos los días.

Llevo en este colegio desde kínder y ahora estoy a punto de salir de media, técnicamente a don Cesar lo conozco desde chica, pero no comenzamos a llevarnos hasta cuando estaba en octavo y andaba estresada porque era presidenta del curso (todavía lo soy) y mi curso no se ponía de acuerdo con el paseo de fin de año. Me encontró en el pasillo apunto de llorar, hablo conmigo haciéndome compañía después de preguntarme que me pasara y largara a llorar, cuando me calme me regalo un chocolate, me llevo a enfermería para que estuviera mas tranquila y con la tía Sonia me hicieron un tecito.

Hasta el día de hoy voy a calmarme a la enfermería, pero ahora el tecito cambio por un cafecito bien cargado, porque ya no soy solamente presidenta de mi curso, sino que, presidenta del centro de alumnos.

Quiero argumentar que esto es culpa de mi ser cahinero y el querer perder clases, de alguna manera desde básica me inscribía en lo que más pensara que podía perder clases y me dieran beneficios de notas, por esto estaba en la banda del colegio, estaba en pasado porque, aunque fuera buena pa' la lira y la caja elegí ser cahuinera.

Llegando a la sala del ceal y abro la puerta como si fuera mi mamita en básica y le dijeran que me inscribí en otro taller.

— Como que perdieron los lienzos monos culiaos, menos tu Mimi.

El Seba, nuestro vicepresidente se esconde detrás de una silla.

— Que eri gallina Sebita muestra la cara. – dice el Mateo, mi mejor amigo.

— Quédate callao tú que también estas metido en esto. – apunto al castaño.

Este weon le decía gallina al Seba, pero lo mire y se escondió detrás de la Mimi al tiro.

— Eli estos son tan weones que los lienzos nunca se perdieron – se da vuelta y camina al mueble que tenemos y lo abre. – Siempre estuvieron acá.

Agárrenme o me acrimino weon.

Me doy vuelta tapándome la cara intentando respirar con tranquilidad, pero no puedo.

— Eli mira, si nos vas a retar te quiero decir que aquí faltan no están todos. – dice el Seba todavía detrás de la silla.

— Por hocicón te voy a pegar un garchazo.

Gane mi reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora