Capítulo ocho; Preparación alianza parte 2

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— Las ruedas del auto girando van, girando van, girando van, las ruedas del auto girando van, por toda la ciudaaad. — cantamos la Barbi, Pía, Teo y yo en el auto.

La Emma solo nos mira mientras juega con las puntas de su pelo.

— Que bendición justo terminamos la canción llegando. — dice la Barbi toda emocionada.

— ¿Terminaron la canción? La vienen cantando hace cinco minutos. — habla la Emma bajando del auto.

El Mateo estaciona bien el auto para dejarle espacio al Agus y el Cris que vienen llegando ahora, también por si Amanda viene en auto.

Abro mi tote buscando las llaves pero todos sabemos que siempre se pierden entre las cosas, cuando las encuentro abro la puerta que da al patio y me pongo a esperar a los demorones estos.

La Pia pasa rápido por mi lado y se pone a esperar conmigo, mientras que el Teo solo pasa a la sala de música pero se da cuenta que esta cerrado y espera.

— Cierra la puerta déjalos afuera, se están demorando mucho. — me dice Pia al oído.

Ojalá, de verdad quisiese.

No se porque ando en automático pero ya estamos donde vamos a ensayar, salgo rápido del cuarto de música y corro por el jardín a la casa.

Cuando abro la puerta casi entro corriendo pero me acuerdo de las reglas totalmente coherentes que tiene mi mamá.

Me saco los zapatos y corro.

— ¡¿Señora Maribel?!

— ¡En la cocina!

Parezco corre caminos, ni en educación física corro.

— ¿Llegaron? — pregunta en cuanto entro.

Asiento cuando me mira, sin decir nada toma algo de la mesa y me lo muestra.

— Tu mamá me aviso antes de ayer que iban a venir hoy, así que tranquila toma.

Bendita seas entre todas las mujeres dijo diosito.

La abrazo porque quiero mucho a la señora Maribel y vuelvo donde están los demás con la bandeja, cuando llego a la puerta me acuerdo que no tengo zapatos.

— ¡MATEO!

Estoy segura que asuste mucho a la señora Maribel y posiblemente quedé como loca para algunos de adentro, pero definitivamente mis vecinos no les hizo nada.

— Ay qué pasó, me asustaste. — aparece todo preocupado.

— Lleva eso para allá, pero no te las comas todas tú, tenemos más para después.

Me recibe la bandeja y vuelve adentro.

Ahí esta su pendeja otra vez poniéndose los zapatos.

Antes de llegar suena el timbre salgo para recibir a la Amanda.

— Mandi por aquí.

La hago entrar para que ya estemos todos par que coman algo y podamos empezar a ensayar. Me quedo sentada en el sillón entre el Mateo y la Emma, claramente siendo yo la que quede en medio de este divorcio.

La Barbi me hace burla desde el otro sillón y yo solo le saco la lengua discretamente para que estos dos no se den cuenta, pero lamentablemente de discreta no tengo nada así que mis esfuerzos son en vano.

— Oye Eli.

Me paro de un salgo porque ese fue mi llamado de rescate transmitiendo por el Agus.

Me acerco a el que esta frente a la batería.

Gane mi reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora