CAPÍTULO DIEZ

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Resulta que mamá se había equivocado. No todos los hombres eran iguales, tu me lo demostraste durante los primeros meses que pasamos a la distancia. Creí que después de despedirnos aquella mañana de verano, no volverías a llamar, no me arrepentía de lo que había pasado, siempre había querido que mi primera vez fuese con alguien especial.

Y qué suerte fue que fuese con el amor de mi vida.

Recordé todo el día aquellas palabras de mamá, el no volverá a buscarte, los hombres solo quieren una cosa y tu ya se la has dado, no volverá a buscarte lo ha conseguido.

Por suerte se equivocó, porque apenas pusiste un pie en la ciudad. Llamaste para avisarme, para platicarme como había sido el camino y para decirme lo mucho que me amabas.

Y así cada día a la distancia, hablábamos por horas. La señal en el pueblo nunca ha sido muy buena, así que tenía que caminar a la carretera para poder tener buena recepción.

Era difícil y el sol no hacía que aquello fuese más fácil, pero no me importaba quedarme bajo el sol horas, con tal de hablar contigo. De escuchar tu voz, tu risa y de decirme lo mucho que me amabas.

Las clases comenzaron tan pronto te fuiste y cada día era más difícil mantener la comunicación, pero de un modo u otro tratamos de que aquello que habíamos formado, aquello que no tenía nombre, funcionara.

Queríamos que funcionara aun a la distancia. Y yo me aferraba a todos esos recuerdos a tu lado, a tus palabras preciosas y a aquella promesa que me hiciste justo antes de montarte en el autobús a la ciudad.

-Te quiero regalar algo. -dijiste mientras rebuscabas en el bolsillo de tus viejos jeans. -Se que probablemente pienses que es estúpido, porque puedes conseguir uno igual, pero... este es especial, piensa que lleva mi corazon en el. -Abriste tu mano para dejarme ver un collar con un caracol en el. Era simple de hilo rojo con el pequeño caracol colgando.

-Es precioso. -Sonreí.

-Quería darte algo para me llevarás siempre contigo. Dentro del caracol he dejado mi corazón y el hilo rojo es para recordarte que tu y yo estamos conectados y que no importa la distancia nuestro amor no ha de terminar. -Acomodaste el collar en torno a mi cuello, el caracol rozaba el centro de mis clavículas.

Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos.

-Gracias, te amo. -Dije, acto seguido te di un beso.

-Te prometo llamarte todos los días, este caracol con mi corazón es mi promesa de hacerte feliz, de volver y de quedarme contigo para siempre.

Teníamos nuestras frentes pegadas, yo no paraba de llorar tú por otra parte te hacías el fuerte, pero yo podía ver en tus ojos el cristal de las lágrimas que amenazaban con brotar.

-Te amo. -Me dijiste

El autobús llegó un par de minutos después y la despedida se tuvo que cortar. Me diste un último beso y subiste en el autobús.

Me aferre tanto a aquel caracol en mi cuello, que deje una marca en mi mano.

No era un simple caracol, era más que eso. Eran todas aquellas promesas que me hiciste, pero que por supuesto no cumpliste.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2022 ⏰

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El día que se marchitaron todas las flores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora