Última llamada de guerra

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Castillo de Helgenoss,Dalkia(tres días después)
-¡Chester y Luna!-gritó Aurelia-¡Cómo se atreven a ser derrotados sin mi permiso!
-Mi reina...Grandall...-dijo Roin.
-Esa niña engreída lo pagará. Servir a Strife...¡Qué necedad! ¡Dadme mi espada!
Base Grandaliana en Helgenoss,Dalkia(tres días después)
Helgenoss estaba apunto de caer. Los nervios de batallan corrían por mis piernas y el corazón me latía muy fuerte y rápido. No nos separamos del baluarte principal, era el único que teníamos y no nos íbamos a mover hasta que ellos empezaran. Riese se mordía las unas,Eurydice andaba de un lado a otro,Meiga miraba por la ventana esperando movimiento,Aeneas sujetaba su lanza con fuerza y Abelia miraba desde la azotea. Los veteranos estaban muy tanquilos,hablando entre ellos. Yo salí a tomar el aire,los nervios me mareaban. A lo lejos se oían pasos. Dalkia entera se movía y nosotros nos alarmabamos. Decidí tomar la calma y decir posiciones:
-Chicos,es la hora. Girardot protegerás la base por el camino central,Xiaoxin, por el derecho y Jinkai,por el izquierdo. Ailian,Riese,Meiga y Leraje protegereis el baluarte atacando el baluarte izquierdo enemigo. Eurydice,Kanon,Abelia,vosotras protegereis atacando al derecho. Yo me quedaré aquí dentro para proteger la base en caso de emergencia. Tenemos que resistir a los dalkianos. Aguantad chicos,que no os intimiden.
La gran Dalkia se nos echaba encima. Meiga lideró en su grupo con éxito y Abelia hizo lo mismo. Los veteranos no dejaban pasar a nadie. Todo iba como la seda. Mis compañeros se dispersaron por el campo de batalla.Yo observé en la azotea por si alguien se acercaba. Por desgracia,mis suposiciones eran ciertas. Venía Kierkess vestido con una armadura negra,tenía todo el campo libre y parecía que le regalabamos la base. Cuando intenté pararle los pies,él me gritó:
-¡Muere!¡Arderas en el infierno!
Se reía maleficamente. Daba hasta miedo. Estaba más fuerte. Parecía imposible vencerle. De repente,Kanon se tiró encima de él y le clavó su espada en el pecho,que era la misma que la que tenía Kierkess:
-Gracias.Te debo una.-dije.
-No lo menciones o serás la siguiente. Mis Cepheuls Heels son afiladas y las suyas estaban demasiado desgastadas. Era fácil si sabes los movimientos.
Kanon salió corriendo. No me esperaba ese comportamiento de ella. Me dirigí por la derecha,donde estaban Abelia y compañía. Cada vez que nos acercabamos al castillo,nos encontrábamos más y más rosas de diferentes colores. Miré a Abelia,tenía el ceño fruncido y los ojos rencorosos. Abelia corrió hacia la entrada del castillo. Intenté seguirla pero sin acercarme mucho. Roin,el caballero,estaba allí delante:
-Una chiquilla como tú no podrá vencerme.-dijo él.
-No soy una chiquilla. Soy Abelia de Grandall y pienso derrotarte.
-Morirás en el intento.
La gran lanza de Roin era más fuerte que la espada y escudo de Abelia. No tenía ninguna posibilidad. Yo me decidí acercar e hice mi ataque imparable. Abelia aprovechó el momento,Roin estaba aturdido y ella le hizo el golpe de gracia. Roin cayó al suelo. Ya solo quedaba la reina Aurelia en su lujoso palacio. Al entrar pude ver a una reina con un gran vestido dorado y una gran corona. Tenía el pelo marrón y los ojos castaños, y poseía la misma arma que Ailian. Ella me miró con ojos de arpía y dijo:
-¡Despreciable fiel de Strife!¡Pagarás con tu sangre el haberme desafiado!
Empecé a atacarla y me di cuenta de que era la persona más débil a la que me había enfrentado. No tardé más de diez segundos en matarla. Fue,en parte,inimaginable.
Ya no quedaba nada. Todo era Grandall. Ya no eran cuatro reinos distintos,era un reino con ciudades arrasadas por culpa de la guerra.
Volvimos a Grandall,a Parousia. Strife parecía que iba a dar botes de alegría cuando nos vio regresar victoriosos:
-Perfecto. Sois los únicos que habéis podido con todo lo que se les echara encima. Merecéis ser soldados del palacio de Parousia.-dijo Strife.
-Espero que hayas pensado en sus familias...-dijo Girardot.
-¡Por supuesto! Estarán felices aunque no vuelvan a verlos,su sitio está aquí.
-¡¿Qué?!¡¿Pretendes que estos muchachos no tengan una vida fuera de la guerra y la lucha?!
-Girardot,deberías volver a tu campamento,¿no crees?
-No. No voy a irme hasta que se haga justicia.
-Esto es lo más justo. Les doy un puesto muy alto en vez de devolverlos a la pobreza.¿Acaso no piensas en ti,Girardot?
-Gr...
-Lo que pensaba. Otro necio. No sé como habéis podido ganar con este en el equipo. Me sorprendes cada vez más,Lilyan.
-El General Girardot nos ha sido de gran ayuda en todas las batallas. No merece ese trato.-dije.
-Bueno. Mis órdenes son mis órdenes. Dale las gracias Girardot,la flor de loto te ha salvado de una muerte...por ahora.
Yo amablemente rechacé la oferta de quedarme en el palacio de soldado,prefería seguir luchando por Grandall en caso de guerra. Eso me garantizaba enseñar a los novatos en el ejército con Girardot. Los demás se quedaron con Strife,les parecía mejor.
Me quedé en el campamento por los viejos tiempos. Conocí a una asesina como yo,Tina. Sus ojos eran verdes y era pelirroja. Vestía una túnica blanca y roja. Tenía dos amigos que batallaban con ella,Yuilin y Luca. Yuilin era una muchacha de pelo negro y ojos del mismo color que vestía una toga negra con partes de armadura vikinga roja.Luca era un muchacho de pelo rubio muy claro y despeinado,de ojos marrones,vestido con una vestimenta de ladrones.
Me sentía en casa.

La guerra entre espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora