Unión de imperios

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Ya estábamos camino a Maletta. Una lluvia torrencial nos estuvo molestando durante todo el camino,pero prefería eso a morirme de calor. Nuestra base tenía un precioso balcón en el que se veía todo. Por suerte dejó de llover y me asomé. Vi a Mooncalf correr hacia unos árboles. Hyle el caballero estaba con ella. Decidí espiarles para tener información suficiente. Escondida tras las espinosas zarzas les oía hablar:
-Vigilalá. -dijo ella.
-Más vale. Podría matarme.
-Me voy. Tengo que ir a Dalkia.
-Si te pillan eres hombre muerto.
-Yo soy la espía. Tú a lo tuyo.
Mooncalf corrió hacia el norte. Yo también me dispuse a correr antes de ser vista,ya había oído suficiente.
Volviendo a la base me crucé con dos caballeros que venían hacia nosotros. Llegué hasta donde estaban mis compañeros y les di la noticia:
-Vienen soldados.
-¿De Maletta?-preguntó Leraje.
-No. Refuerzos.-dijo Meiga.
-¡Jinkai!¡Xiaoxin! ¿Qué hacéis aquí?-exclamó Girardot asombrado.
-Alguien nos pidió ayuda mientras estábamos en Parousia aburridos como pasas.-dijo el hombre pelirrojo de armadura blaca y dorada.
-¡Déjale algo a Jinkai para variar!-dijo el hombre de pelo negro y parche en el ojo-No pensarás divertirte tú solo,¿no?
-Preguntárselo a nuestra comandante. Ella es la que más se divierte aquí.-bromeó Aeneas.
-¿Conque tú? ¿La que nos tiraba al suelo en el examen de veteranos?-dijo Xiaoxin-Sabía que llegaría lejos. Te lo dije Girardot,¿no?
-¡Pero si fui yo el que te dijo eso!-se quejó Girardot.
-Caballeros. Bienvenidos al ejército beta de Grandall.-dije yo poniéndome en situación-Aquí hay tres reglas: somos rápidos,nunca abandonamos y no romper ninguna de estas. Si rompes una,rompes dos o tres,lo que significa muerte y destrucción. O simplemente despido...Maletta no nos tiene que asustar. Hemos vencido ya numerosas batallas y no vamos a perder.
Todos corrimos hacia los baluartes enemigos. El campo verde quedaba arrasado bajo la suela de nuestros pies. Yo corría por el camino oeste. Era un pequeño caminito con el que podría atacar a la base malettiense sin problemas. Pero todo empezó a ir peor cuando salieron cinco caballos de un baluarte próximo. Meiga,Ailian y Girardot me acompañaban. Todos los caballeros parecían haberse unido en aquel estrecho camino. Los cinco caballos me bloqueaban el paso. No podía salir de aquel pentágono de muerte. Portaban un emblema amarillo en el que había un rayo de cuatro espadas,la bandera de Dalkia. Las dalkianas de la tierra,se habían unido a Maletta. Luna bajó de su caballo y se dirigió a mí:
-¡No volvemos a encontrar! Me estoy acostumbrando a ti. Lo siento mucho,pero yo te he pedido la primera. ¡Desenvaina tu espada antes de que te mate!
Yo me quedé quieta. Ella sonrió maliciosamente y se abalanzó sobre mí. Antes de que ella me rozara yo di un salto sobrevolando su cabeza y quedándome detras de ella. Lupi bajó enseguida del caballo y me atacó con su lanza. Pero hice el mismo movimiento con ella. Lupi daño a Luna,pues no podía reaccionar rápido debido al peso de su espada. Heal-Do me quiso atacar también, a la vez que Elua. Yo di un pequeño giro hacia la izquierda y ellas chocaron, quedando un poco aturdidas. Yo aproveché el choque para poner el corazón frio. Para rematar su aturdimiento, invoqué una bola de hielo que ni la propia Elua evitó. Sólo quedaba Aege que,al intentar atacarme por el aire con su gran espada,está se quedó clavada en el suelo por la fuerza con la que atacó. Por suerte,esquivé el golpe. Solo me quedaba la guinda del pastel. Froté mis manos y brotó aquel fuego tan poderoso. El impacto derribó a todas. Mis compañeros me miraban asombrados:
-¿Ese es tu ataque imparable?-dijo Ailian sorprendida.
-Mi...imparable. Supongo.-dije.
-Un ataque imparable es aquel que no se puede defender. Uno que rompe defensa no te hace daño pero te aturde,este sin embargo hace un daño devastador.-dijo Meiga-Sin embargo,a mí me ha sorprendido tu puño de hielo.
-Te estás volviendo toda una profesional en poco tiempo...-dijo Girardot-¡Sigamos!Ellos han podido con los guerreros de Helgenoss.
-Helgenoss,¿no es una ciudad de Dalkia?-preguntó Meiga.
-Correcto.-dijo Girardot-Es más,es su capital.
-Parece que se unen dos imperios fuertes.-dijo Ailian.
-Esto no me gusta.-dije.
Si Dalkia,el gran imperio sobre imperios, y Maletta,el imperio del que vienen los grandes guerreros,se unían,no ibamos a poder Grandall,el imperio de los fuertes, y Haltesse,el país destruido y muerto. Estábamos en plena desventaja.
En el baluarte estaba Hyle con Luna y compañía. Pudimos oír como discutían:
-¿Por qué huyes? ¡No puedes dejarnos!-gritó Hyle.
-¡Apártate de mi camino o te mataré!¡Dalkia no necesita a un reino al caer!
-¡Espera...!¡Luna!
Hyle parecía estar perdido. En cuanto pisé se dio la vuelta y su espada empezó a arder en llamas. Al atacarme,todos sus golpes eran imparables. ¿Qué magia era esa? Era más fuerte que nunca. Todos atacamos de una y más de uno acabó en el suelo. Once contra uno, acabamos en siete contra uno. Cuando le vencimos, este huyó muy dolorido. Aeneas corrió hacia mí,muy preocupado:
-¿Qué narices hacía Kierkess entre los guerreros?
-¿Quién?
-Es un estratega de Helgenoss,en Dalkia. A traido tropas de refuerzo y se ha ido.
-Dalkia y Maletta han unido fuerzas. Pero no han podido frenarnos aun así. De todos modos,estoy segura de que la reina Aurelia será lista y cruel, y abandonará Maletta y al rey Demuth. Pero aún así, alguien tiene que estar manejando a Demuth.
-¿Por qué?
-Porque ese hombre no debería estar en el trono. Ese idiota no sabe reinar.-dijo Girardot.
Nos quedamos en aquel campito un tiempo. Riese estuvo hablando conmigo toda la noche. Su padre no le dejaba estar con Aeneas y él le había sugerido estar juntos pero en secreto. ¿Cómo explicarle a un enamorado que eso está mal y que luego te arrepientes? Aeneas sabía que no íbamos a volver en tiempo, pero se acabarían olvidando del problema de la situación. Riese no volvería a salir de su casa. El amor... tan bonito a veces...pero sigue siendo igual de asqueroso.

La guerra entre espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora