Luna sagrada

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No sabiamos ya que hacer. Abelia no había recuperado la razón en tres días. Strife había conseguido corromper a todos mis compañeros. Y no solo eso,sino que había vuelto débil a la más fuerte de ellos.
Para nuestra sorpresa,alguien entró a medianoche en el baluarte. Estaba encapuchado por una gran capa negra que le resguardaba de la lluvia. Me acerqué a él y dije:
-Que queréis.
-Ayudaros.
-No me fio de alguien que se esconde sin motivos.
-Habla la persona menos indicada,pues estoy enfrente de alguien que derrotó a Dalkia y Maletta sin haberse quitado la suya propia.
-Pero ya sabían quién era. Nosotros estamos en desventaja.
-Para nada. Yo no sé quién eres aún. Sólo sé que te llamaban "diosa de la guerra" y de mil maneras similares.
-Podemos seguir así toda la noche. Pero tengo que malgastar mi tiempo en pensar.
-Bien dicho,malgastar. Porque sin mi espada no conseguireis lo que queréis.
-Por qué has venido, Luna.
-Un tal Girardot me lo pidió innumerables veces hace tres años y te he estado buscando desde entonces. Quién diría que se preocuparía por la persona que acabaría con su vida.
-He entrado en razón. Aquellos tiempos eran oscuros.
-Strife tiene esa espada. Necesitareis la mía para vencerle.
-Con una espada no es suficiente.
-No necesitamos más espadas sagradas. Necesitamos más poder.-dijo Meiga.
-Esta espada tiene bastante poder. Pero tu espada también la tiene,aunque en menor cantidad.-dijo Luna.
-Entonces iros preparando. Pronto avanzaremos.-dije-Luna,acompañame un momento.
Llevé a Luna hacia la habitación de Abelia. Notus e Ishtar estaban dentro con ella. Luna acercó su espada a Abelia y un resplandor azul salió de ella. Los ojos rojos de Abelia se volvieron cristalinos y se volvió más tranquila. Se había recuperado:
-¿Qué ha pasado?-dijo ella confusa.
-Strife te ha encanrado con la espada maligna. Nada en especial.
-¿Quién es ella?-dijo señalando a Luna,la cuál se quitó la capa negra al instante.
-Soy Luna de Maletta.
En aquel momento miré a Luna. Tenía una sonrisa dibujada en su cara,pero sus ojos eran tristes y desanimados. Había descubierto quién era su verdadera familia con el paso del tiempo:
-¿Os vais a revelar contra el Imperio?-dijo Abelia-Strife tiene muchos comodines.
-Confío en todos los arthianitas. Venceremos.
-Yo...estaba tan ciega...Y tú...
-¡Abelia,hemos de irnos!-dijo Ishtar-No podemos revelarnos.
-...
-¿A...Abelia...?
-Todas las tropas. Que apoyen a Lylian.
-¿Qué tropas?¡Estas loca!
-Da igual lo que me digáis.-dijo Abelia levantándose de la cama-Combatiré a tu lado.
-No lo hagas con esa espada.-dijo Feofan-Hazlo con esta.
Feofan entregó a Abelia una espada fina y afilada con un escudo verde y brillante. La misma que él utilizaba:
-Créeme. Te será más útil. Ha sido forjada con espada sagrada.-dijo él.
-Tres espadas casi sagradas...Esto se pone interesante.-dijo Luna.
-¡En marcha!-grité.
Cruzamos Parousia fácilmente,pero entrar al centro de la misma,donde se encontraba el palacio. Estaba bien guardado por soldados de primera clase. 15 soldados en total estaban desfilando por las calles. Nos separamos cada uno por una calle y acabamos con ellos. Nos reunimos en una calle cercana al palacio. Un anciano samurai se acercó a nosotros:
-Pobres insensatos...Quién diría que hoy se acaba el trayecto...
-Ende,déjanos pasar.-gritó Abelia.
-Lo siento...ya no eres de los nuestros.
Abelia se lanzó contra él y este la tumbó de un solo golpe. Parecía imposible,pero lo era. Eurydice intentó lo mismo y acabó en el suelo. Xiaoxin se acercó a mí y me dijo:
-Ende es un maestro de espadas. Son los más fuertes y resistentes. Es casi imposible vencerle.
-Cómo.
-No sirve atacarle a lo bestia. Hay que ir poco a poco. Empotrarle a cualquier roca o pared le hará ese daño adicional. No hay otra manera.-dijo Jinkai.
-Que así sea.
Intentamos entre todos la estrategia de Jinkai. Era difícil para nosotros,pues el ataque a distancia era fácil para Aeneas y Rudiger y solo con dos armas era imposible. Pero todo empezó a ser más fácil cuando conseguimos hacer que Ende chocara con una ventana de un edificio. Los cristales de la misma hicieron más daño que ningún otro ataque. Parecia que jugábamos con un toro salvaje. Conseguimos vencerle,pero quién diría que llegaría a amanecer. No todos quedamos intactos. A parte de Abelia y Eurydice,Luca,Feofan y Yuilin cayeron derrotados.
Llegamos a la entrada del palacio pero nos esperaba una última visita:
-Demasiado elegante para ser lo que eres. Un ladrón.
-Jajaja,ahora que soy consejero del rey tengo mis...riquezas. ¿Te gusta esta parte del infierno que he elegido? Impone.
-Una pena que mueras aquí. Prepárate Chester.
Seguía siendo la persona más débil del universo. Le pude vencer al poco tiempo y acabé con él para siempre. Mi arma estaba llena de sangre.
Por fin estábamos a las puertas del palacio. Iba a tener lugar mi venganza.

La guerra entre espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora