Encuentro con la propia muerte

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No podía creerme que estuviera viendo al líder de los rebeldes,el mismísimo General. ¿Por qué él? No podía matarlo,me era imposible.
Me dirigí a Abelia y le dije lo que tenía que decir:
-No podemos luchar contra los rebeldes.
-¿Qué?¿Estas loca? ¡No puedes abandonar al final del camino!
-Girardot es el líder,no puedo matarlo.
-Grrr...¿Con que esas tenemos? Lo siento,pero mr has obligado. Órdenes del Emperador.
Abelia se acercó a mí sujetando mis manos para que no pudiera moverme. Me puso de espaldas a un muro y se pegó a mí. Pasó una pequeña hoja afilada y me rajó la cara. Ella repitió:
-Órdenes del Emperador.
De repente,sentí como si un demonio se apoderara de mí. Caí al suelo y la herida de mi cara se cerró sola. Me sentía más fuerte que nunca. Tiré a Abelia al suelo y cogí mi arma. Iba a matar a los rebeldes.
Me reuní con los muchachos y les ordené que se movieran. Un ejército se movía por todo el campo de batalla.
Mientras avanzaba,un muchacho con lanza y armadura brillante y plateada me atacó. Le vencí rápidamente y,cuando me dispuse a matarlo,un soldado rebelde con armas de gladiador le llevó lejos,huyendo antes de que pudiéramos evitar que escaparan. Luego me ocuparía de ellos...
Llegamos a la base enemiga después de una masacre de soldados. No quedaban más guerreros rebeldes salvo Girardot y algunos que huyeron. Tampoco quedaban más guerreros de Grandall,la mayoría habían muerto en combate y otro huyeron. Sólo estaban conmigo Yuilin,Luca,Tina y Abelia. Girardot se acercó a nosotros y miró fuertemente a Abelia:
-¿Después de todo lo que os enseñé no aprendiste nada?
-No voy a hablar con un traidor como tú.-dijo Abelia-¡En guardia!
Girardor la tumbó de un lanzazo. Abelia se quedó en el suelo inconsciente. Yo miré a Girardot con odio. Luca me miró y dijo:
-¡Por Grandall!
Luca le hizo algún golpe,pero apenas le hizo daño alguno. Tina pegó un grito de terror y corrió hacia Girardot con odio. Intentó atacarlo con el ataque imparable pero era imposible derribarlo. Yuilin se abalanzó sobre él,pero no pudo terminar con él. Girardot seguía en pie,pero ya se veía débil. Yo di un paso al frente y empezó nuestra batalla. Conseguí esquivar su lanza varias veces,aunque no acertara ningún golpe. De repente,cayó al suelo rendido. Me acerqué a clavarle mi espada,pero él me separó de él con su lanza y me quitó la misma:
-Eres fuerte.Pero aún no sabes porqué luchas. Ahora tu fuerza está siendo controlada por otros. Piénsalo un momento,¿contra quién usas tu fuerza? ¿Y para qué? Debes aprender a controlar esa fuerza. De lo contrario,nunca podrás estar entre los verdaderos guerreros...
Su discuro me conmovió. Pero me sorprendí al oir a Girardot soltando un grito ahogado. Vi como una espada roja le atravesaba el pecho y vi a su portador,Strife.De la espada salió una especie de ojo amarillo y grande. Era la espada maligna...

La guerra entre espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora