El arte de la guerra

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Nada más salir de aquel campo de batalla, Girardot nos esperaba:
-Bien hecho pupilos. Ya no os tengo que enseñar nada más,de momento. Espero que estéis orgullosos de vosotros mismos. Mañana al alba os esperaré aquí otra vez.
Luego se dio la vuelta y se fue hacia su tienda, donde el residía dentro del campamento. Nosotros nos dirigimos al centro de entrenamiento. Una muchedumbre de soldados rodeaban un muro. La curiosidad me invadió, y me acerqué para ver que pasaba. Un listado enorme se encontraba pegado al muro. Aeneas empezó a leerlo detenidamente, hasta que sobresaltó alegre:
-Hemos pasado el primer examen.-dijo él señalando en el papel-¿Ves nuestros nombres? Escritos con tinta azul. Eso significa que hemos aprobado.
-¿Y qué pasa si aprobamos?
-Para poder ejercer en las fuerzas del ejército, hay que pasar los tres exámenes. El primero consiste en los principiantes contra los principiantes que llevan más tiempo. Aquellos que lo pasan se enfrentarán a los que tienen un nivel medio. Y si llegan a pasar ese examen, pasan a combatir contra los avanzados. Contra el mismísimo General.
-¿Se dejan perder?
-Pues...no lo sé. Supongo que sí. Si no nadie aprobaría el último examen.
-Bah...entonces es un aburrimiento combatir así.
-Jejeje. Si tienes esas ganas de pelea díselo al General mañana. Tengo que irme,si no lo hago,me quedaré sin tienda para dormir,y no quiero dormir en el frio suelo.
Aeneas se fue y yo me quedé sola, así que yo también fui a buscar una tienda. En el campamento de soldados todo estaba lleno. Solo había una pequeña tienda al lado de los establos. Supongo que nadie quería dormir allí, la tienda estaba un poco descuidada y no olía muy bien... Pero pude instalarme sin problemas, no era como mi casa pero me tenia que ir acostumbrando. Me tumbé en la cama que había,una hamaca recubierta de paja. El viento que entraba la movía lentamente.
Pasó la mañana y empezó el atardecer. Me dispuse a entrenar,pero no había un entrenamiento que me gustara en especial. Decidí poner a prueba mi agilidad y empecé a correr por todo el campamento. Cada obstáculo debía superarlo ágilmente, ya fuera saltandolo o esquivandolo, por los lados o por abajo. Llegué a saltar al tejado de los baluartes y de las tiendas. Conté en total 373 saltos y 527 esquivazos...salto arriba,salto abajo. Me sentía libre como el viento, nada y nadie me iba a detener...Bueno...casi nada.
En el tejado de una tienda podía verse el río que pasaba por Parousia. A lo lejos se veían dos enormes montañas rocosas, y en el medio, el sol escondiendose entre ellas. Me quedé un momento contemplando aquel bonito atardecer. Me quité la capucha y dejé que el viento me susurrara al oido. Adoraba esa sensación. Mi corazón se llenó de paz.Cerré los ojos y empecé a imaginarme mi bosque de cerezos.Empecé a oir pasos de soldados. Todos ellos se dirigían a cenar. Yo me quedé sentada contemplando el cielo, mirando cómo sus colores azules y naranjas se iban transformando en un azul noturno con un gran lucero blanco acompañado de pequeñas lucecitas que le rodeaban. Perdí la noción del tiempo. Bajé de la tienda. Una figura humana estaba detrás de mí:
-Hola Aeneas.
-No te he visto aquí abajo.-dijo lanzándome una manzana.
-Gracias. No tenía mucha hambre.
-No pasa nada, he estado con Girardot. Le he dicho que te gustaría pelear con los veteranos sin facilidades.
-¿Qué te respondió?
-Al principio se rió y me dijo que estaría encantado,pero cuando llegara el momento.Tiempo al tiempo,no te preocupes
-No,no estoy preocupada.La paciencia es una virtud.-dije dardo un mordisco a la manzana.
-Come y descansa. Mañana tendremos mucho que batallar. ¿Has encontrado una tienda?
-Si. Pero ni estoy en el campamento femenino. Estoy al lado del establo.
-Mejor,yo estoy en el campamento y creo que huele peor en el campamento masculino que en los establos. Bueno,me voy a dormir. Hasta mañana.
-Adiós.
Cuando mi compañero se fue,me dirigí al establo. Era una noche muy tranquila,aunque si te acercabas a las tiendas del campamento se podían oir las risas de los soldados que celebraban su estancia allí en colectivo. Yo preferí quedarme con Furia,que miraba mi media manzana con hambre. Yo le di de mi sabroso bocado,y ella me dio las gracias apoyándose en mi hombro. Yo le di un abrazo. Bostecé con un largo bostezo. Furia agitó su cabeza, señalando mi tienda. Yo le di las gracias y,en cuanto llegué a mi hamaca,me dormí profundamente.
Al canto del primer gallo me desperté. Salí de mi tienda y me dirigí al comedor. Parecía estar muerta con todo el sueño que tenía. En ese momento,recordé todas esas veces en las que me quedaba tanto tiempo durmiendo que le daba tiempo al sol a ponerse en lo alto. La verdad,es que en el campamento ha sido la primera vez en la que pude comer tres veces al día:desayuno,comida y cena. No estaba tan mal aquel lugar. Lo que siempre prefería del comedor, era la fruta. Siempre me cogía una manzana fresca,aunque en el cesto de fruta había granadas,melocotones y naranjas.Enseguida pensé que debería tomar algo más,pues viendo los desayunos de los soldados,una manzana no era nada,así que me cogí una naranja para no quedarme sin fuerzas al batallar y otra manzana para mi amiga Furia. Después de dejar en el comedero la manzana para mi yegua,me dirigí al baluarte principal. Allí estaba Aeneas,pero él no estaba solo. Una joven de cabello castaño y ojos azules estaba a su lado:
-¡Lilyan!Te estábamos esperando.-dijo él-Ella es Riese. El General la ha unido a nuestro equipo,al parecer tiene mucho potencial.
-Eso se verá al batallar...Encantada Riese.
-¡El placer es todo mío!Tienes pinta de ser increíblemente fuerte.
-Gracias. ¿Podría saber que arma usas para atacar?
-Oh..mi arma...Es una arma de asesinos. Es una wave sword. Una espada ondulada...
-Es bonita...
-¿Bonita? Bueno,si te gusta...La verdad es que a mi también me encanta.
-Yo también soy asesina. Aunque tenga el arma de ninja.
-Entonces podrías manejar esta espada a la perfección.¡Deberías probarla!
-Más tarde. ¿Y bien,cual es nuestro contrincante?
-Creo que te va a gustar nuestro adversario.-dijo Aeneas-Espero que conozcas a Abelia.
-De las mejores guerreras del campamento. Un verdadero desafío. Bien,estoy preparada.
-¡De acuerdo!Me niego a aceptar la derrota.-dijo Riese-Os ayudaré.
-Trato hecho.-dijo Aeneas.
Corrimos del baluarte principal hacia los baluartes enemigos.Yo me dirigí al este,para proteger uno de nuestros baluartes. Pero dos soldados atacaron y tuve  que defenderme. A lo lejos se oia la voz de Abelia:
-¡Notus!¡Atacarla y vencerla es nuestro objetivo!
Entonces un chico pelirrojo y de ojos grandes y marrones me atacó. Para mi sorpresa,guardaba su espada en la suela de los zapatos. Su patada era muy fuerte,pero yo sabía esquivarlas después de mi entrenamiento. Le hice una zancadilla y conseguí tirarle al suelo. Al levantarse,ya era muy tarde. Yo ya estaba encima de su cabeza,lanzada como un torbellino. Le debilité a él y al soldado que le acompañaba.
Al otro lado estaban mis dos compañeros en otro baluarte. Abelia,nerviosa,gritaba:
-¡Concentrad vuestros ataques en un objetivo simultáneamente!¡Ishtar,no me falles!
Una chica rubia,de pelo largo y lacio, con ojos azules y una gran espada en la mano empezó a atacar a Riese. Mi compañera se defendió con su espada, pero Ishtar consiguió encajarla un gran golpe. Aeneas contraatacó con su lanza mientras Riese se recuperaba. La chica cayó al suelo. Aeneas salió del baluarte y se dirigió conmigo al baluarte principal,Riese estaba muy débil y le costaba moverse.Aeneas la ayudó a moverse para que pudiera contemplar el combate,en el cuál quise sí o sí participar. Abelia estaba allí, y se acercó a mí,serena:
-Saludos.-dijo haciendo una reverencia,en señal de respeto-Pelea con toda tu fuerza,como yo haré.
La batalla comenzaba. Yo desenvainé mi espada y empecé a atacar. Ella me atacó con su espada a la vez. Aquella pelea estaba muy igualada. Acto seguido, ella alzó su corta espada invocando así un rayo azul que pasó por su espada y que lanzó hacia mí.Yo me intenté defender pero aquel rayo rompió mi defensa. Riéndose,intentó aprovechar mi momento de debilidad,pero logré esquivarlo atacando con mi arma. Iba a costarme mucho aquella batalla.Me defendía de sus ataques,pero en seguida se me ocurrió una idea. Me quedé parada en el sitio y Abelia intentó acertar un golpe. Pero en el momento en que la espada estaba apunto de rozarme,yo salté encima de su cabeza colocándome detrás suya. El proceso se repitió varias veces,asi conseguí cansarla y confundirla. Terminé la batalla con una triple patada que consiguió derribarla. Desenvainé mi espada y giré la cara para ver a mis compañeros. Ellos estaban felices,celebrando mi victoria. Abelia se decía una y otra vez lo mismo:
-¿Por qué?¿Por qué no han servido mis tácticas?-me miró y me dijo-¡No te hinches de soberbia!
Girardot nos miraba desde el otro extremo del campo. Se acercó a nosotras y llamó a nuestros compañeros para que se acercaran. Él nos aplaudía:
-Un combate soberbio. Felicidades pupilos. Comandantes Abelia y Lilyan,vuestras estrategias son claras y precisas. Aún os queda mucho por mejorar. Aún así os habéis ganado el puesto de amateurs. Espero que sigáis así y llegaréis muy lejos.
Girardot se marchó. Los compañeros de Abelia,un poco decepcionados,decidieron salir e irse. Abelia extendió su mano y me dijo:
-Ha sido un buen combate al fin y al cabo.
-Sí.Me ha gustado.
-Bueno...he de irme.-se dio media vuelta y corrió hacia su grupo.
-¡Eres increíble!¡Jamás había visto esa manera de luchar!-gritó Riese emocionada.
-Ya te dije yo que no es alguien cualquiera.¡Ella es formidable!
-Gracias,compañeros. Os esperaré mañana en el campo de veteranos.
-Chicos,yo llevo aquí dos días. No creía que ibamos a llegar tan lejos y tan rápido.-dijo Riese.
-Yo tampoco. Los soldados normales y corrientes llevan aquí meses. Por ejemplo Abelia...Es extraño.-comentó Aeneas.
-Tenéis razón. Habrá que preguntárselo al General Girardot mañana.
Al salir del campo, Riese me invitó a su tienda a pasar un rato juntas. Era la primera vez que alguien me invitaba a una cosa así. Estuvimos hablando y luego me enseñó a utilizar su espada. He de admitir,que no era nada fácil. Pasé un rato divertido,si se pudiera decir así. Pude ver como Abelia e Ishtar nos''vigilaban''.No se lo comenté a Riese en ningún momento. No quise darle importancia.

La guerra entre espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora