Todo se nubló, su foco se perdió entre nubes, pudo sentir el frío recorrer su cuerpo enfriando incluso la punta de sus dedos, aquellos que sostenían tan fatídica carta, los labios palidecieron y se abrieron ligeramente para dejar salir un suspiro de terror, el papel proveniente de una fuente ya muy conocida para ella castañeaba con el temblor de sus manos, dejó caer la carta sobre su escritorio con la vista sumergida en la oscura pared de aquella antigua oficina acondicionada para realizar su labor, las palabras se desbarataban en su cabeza, se sintió acorralada como un ratón en un callejón sin salida, uno al que ella quiso entrar por voluntad propia, el estómago se torció dentro de la sola inmensa angustia que bombeaba sus venas.
- Lo sabe...lo sabe
Susurraba en voz inaudible para alguien que no fuera ella misma, no sabía por qué el hecho de que el Capitán supiera su estado civil podría afectar tanto, después de todo no eran más que amigos brindándose apoyo y confort, finalmente ella no coqueteaba ¿verdad?, no pretendía nada con él, no pensaba conocerlo siquiera, ¿por qué las cosas debían cambiar ahora?, él jamás le preguntó por su estado civil o sobre su vida amorosa, si él dio por sentado que ella era soltera no era su problema ¿o sí?, ¿Por qué debía importar eso?, su esposo no sólo sabía sobre su trabajo, también sabía quién era Edvar Selvik, no había problema en mantener contacto, entonces ¿Por qué fue tan afilado en dirigirse a ella?. Se horrorizó al pensar que esto podría ser el fin de sus comunicaciones, entonces decidió ser más que honesta ante esta interrogante, como había hecho hasta ahora, a él no le había mentido, ser esposa no la definía, no era lo único que ella era, eso sólo era una faceta de Agnès, iba a ser honesta, muy honesta como siempre lo fue con aquel misterioso Capitán.
"Estimada Agnès:
Lamento si mi insistencia en cuanto a las cartas la abruma de alguna forma, esta nueva correspondencia será breve, me he enterado de algo de su persona, mas no ha sido usted quien me lo haya informado y eso, me desconcierta tremendamente. Necesito saber ¿Porqué es que usted nunca me dijo que era una mujer casada?, es decir, después de la confianza de nuestro intercambio de letras, me surge la curiosidad.
Sin más que decir
Edvar Selvik."
Esta vez no hubo "Mujer Sirena", no hubo un "se despide con cariño", no había nada de aquello que había germinado en el último tiempo ¡Qué tonta!, ¿Qué pretendía?, acaso pensaba que su matrimonio era algo que mantendría oculto hasta... ¿Cuándo?, ¿porqué?, ¿iba a seguir enviándose cartas con aquel hombre por siempre?, ¿Qué era lo que realmente pretendía de todo aquel intercambio fuera de contexto?, porque para ser honesta con ella misma, sabía que no hacía lo correcto, y con certeza eso era por el sentimiento que esos intercambios generaban en ella, nunca había sido infiel a su marido, pero con Edvar tenía una confianza, una química y una complicidad que jamás había logrado con Dénes, eso la frustraba porque sí, la hacía sentir infiel, la hacía sentir que con él tenía algo que debería tener con su esposo y sin embargo, no le había sido posible tras años de matrimonio, respiró profundo y decidió ordenar las ideas antes de dar una respuesta, no iba a mentirle, iba a vaciar sus pensamientos sobre el papel tal y como danzaban en su mente, nuevamente no sabía por qué pero iba a hacerlo, desde que Edvar puso en duda la autenticidad de su identidad en la primera carta, dejó de mentir y fue ella misma siempre, mentía en todos sus otros roles dando una ilusión de una vida que aparentemente se ve bien y normal, cuando ella sólo se marchita por dentro, con Edvar puede tratar de volver a germinar una nueva Agnès, era lo que lo hacía tan especial, no iba a mentirle, sólo necesitaba un momento para pensar pues estaba muy consciente de que esa carta bien podría ser la última, si él se sentía engañado como claramente podía deducirse por su seca forma de comunicarse en esas últimas frases recibidas, esta podía ser lo último que ella le dijera, ahora la pregunta era, ¿Qué decir?, ¿Qué sentía ella?, ¿Por qué deseaba con desesperación que aquel desconocido se mantuviera en su vida?, ¿realmente era porque tenían cosas en común?, ¿por sus gustos literarios?, ¿había algo más?, sí, había algo más y ella lo sabía, que lo haya ocultado muy dentro, donde incluso a ella misma le fuera una ordalía entrar, era otra cosa, pero lo sabía, quizás todo este giro de eventos estaba abriendo una grieta a la oportunidad de ser sincera no sólo con él, si no con ella misma.
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Canto de Sirena
Romance- Las madrinas de soldados fueron creadas en la primera guerra mundial en Francia, eran mujeres que se escribían con soldados que no podían contactar a sus familiares o que no tenían familia, con el fin de darles ánimo y ayudarlos a enfrentar las in...