Capítulo 4.

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Maratón 1/?


Después de las insistencias de Minho de ir a la habitación, accedí, aguantando las ganas de follarlo. Me puso el abrigo encima, y mi pantalón sobrepuesto y me llevó en brazos. Su maldito olor era mi debilidad hoy, pues me hacía querer besarlo hasta quedarme sin aliento.

—Seungmin, gracias por aceptar venir... —pronunció aquello cuando me recargue en su pecho.

—A usted... —respiré hondo— sr Lee... —estaba conteniendo la respiración para calmar un poco el celo, me daba miedo que hubieran alfas alrededor y empezara alguna pelea.

—Para serte sincero, quería empezar en la cama, no en el auto —rié —, pero me ha gustado, por lo que lo dejo pasar ahora.

—¿Ahora? —respiro hondo.

—Sí, ahora, porque tus próximos celos será distinto.

Sonreí, era gracioso, jamás había conocido a un alfa como él, a excepción de Channie.

El camino a su casa no era mucho realmente, tenía tres pisos, uno del garage, otro donde tenía su sala, cocina, baño y cuartos, y el tercero tenía distintos cuartos que no pude ver, pues me llevó al del fondo.

Cuando entré, pude oler sus feromonas, y aspiré hondo.

—Lo llené de feromonas para ti —su voz era sexy, ronca, fuerte, me hacía temblar.

Él aún me tenía en sus brazos: —no huelas, que ocupo decirte algo antes de que ya no resistas. —comentó saliendo, llevándome al pasillo.

—¿Pasa algo? —y aún estando en celo, me sentí nervioso: era una trampa.

—Tranquilo, peque, nada malo. —besó mi frente. —Quiero que cualquier cosa que pase aquí, se quede aquí —asentí. —Quiero que firmes un contrato para mí, así que te bañaré para que te relajes un poco antes de que tú celo empiece por completo.

Me sentía débil, así que sólo asentí, mi mente no dejaba de pensar que era una trampa, que habría algo malo después de todo esto.

Entró al baño conmigo en brazos, uno tan grande como una habitación, me dejó en la tina ya lista.

—Le dije a las de limpieza que me hicieran el favor de ponerte el agua y preparar todo. —sonrió, limpiando mi cuerpo.

Su tacto en mi piel me hacía ruborizarme, sí, había hombres que me limpiaban, pero nada se sentía como lo que estaba sintiendo ahora, una fuerte oleada de sentimientos mezclados. Trataba de hacerme reír, diciendo que así podría soportar un poco más mi celo que ya estaba a la puerta, así que traté de relajarme lo más posible.

Me colocó ropa interior, y una bata de baño, pues en un rato le haría estorbo la ropa, mis mejillas ardían, pero dejé que hiciera de mí lo que él quisiera; me volvió a tomar en sus brazos, llevándome a un cuarto que parecía ser el de trabajo, pues tenia un escritorio grande, y una repisa enorme de libros, tenía un mini bar, y cámaras, me sentía arder aun mas por el hecho de pensar en hacerlo encima de ese escritorio.

—No pienses en nada —dijo casi leyéndome la mente, sonriendo.

—¿Qué contrato? —pronuncié, acomodándome en el asiento, era una silla cómoda giratoria, estaba conteniendo lo más posible mi respiración, pues ahí olía a mucho alfa.

—Pase lo que pase no dirás nada que veas aquí, ¿de acuerdo? —señaló la cámara, y entendí que hasta nuestra conversación estaba siendo grabada, tragué saliva y asentí. —Confío en ti, pero primero el contrato.

Sacó de algún cajón unas cuantas hojas para que yo firmara.

—¿Le das esto a todos los que traes? —mi garganta ardía mas fuerte.

Sweet Omega / 2MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora