Capítulo 9.

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—Bien, ¿ya están todos? —aún tenía malestar corporal por las quemaduras, pero atrasar esto... Sería mala idea.

—¿Para qué les hablaste a ellos, Minho? —Changbin tomaba la mano de Felix.

—Como pueden ver, Lucifer trató de quemarme vivo mientras revivía unas memorias. —señalé mi rostro—. Cha no está muerto, creíamos que sí porque yo fui quién le disparó.

—¿Qué? —Saera se levantó de su asiento interrumpiendo. —¿Por eso están aquí los sobrevivientes?

Asentí: —sabemos que la razón de que maxident exista fue para cuidar al clan, pero eso empeoró con lo del bisabuelo.

—Dime que no es así —un sobreviviente se alzó. —Dime que no haz caído, Minho.

La culpa me invadía: —yo no les pediré que lo salven, les pediré que me ayuden a salvar lo que queda del clan.

—¿Te enamoraste de la puta reencarnación, no es así? —negué ante las palabras del sobreviviente.

—Él no es la reencarnación —dije.

—¿Qué es lo que sabemos? —dijo Felix, él era nuevo en estas cosas de los clanes, todavía no lo entendía.

—Te voy a contar la historia, gatito, de cómo todo se repetirá, y es que la familia de Minho está maldita.

Cerré los ojos.

—Lucifer es padre de los oni. Cha, hijo de Lucifer, es parte de los oni, alguien que ha reencarnado millones de veces. Jamás tuvimos problemas con ellos, hasta que el abuelo del bisabuelo de Minho se enamoró de la esposa de Cha, siendo ellos mejores amigos.

Azufre.

—El clan peleó junto con él, muriendo ellos y mucha de su gente. Pero el odio de Cha fue tan fuerte, que cada tiempo vuelve, en busca de su amor y su venganza. Eso se dedujo con mi abuelo, cuando recordó que su abuela le contó su historia. Él también se había enamorado de la esposa de su mejor amigo, y falleció en una pelea de clanes, donde tuvimos que cortar lazos definitivamente haciendo un juramento. —dije. Todos me miraban atónitos. Tragué saliva: —el clan y la descendencia se ocultó en maxident antes de ser lo que ahora es. Dañamos nuestra sangre y perdimos la ciudad contra los oni, por eso ahora es lo que es. Y hace unos años, Cha vino hacia mí, queriendo venganza, sólo que ahora cambió algo, y fue que él recuerda su pasado, por eso yo sólo pelee.

—Creíamos que no era cierto, porque Minho no gustaba de nadie —Changbin habló—. Pero creímos mal, porque él había puesto sus ojos en el lobito, sólo que no quería hacer nada, es por eso que se está repitiendo,y aunque él trató de alejarse, su corazón no lo permite.

—Pero si ya saben cómo terminará, ¿por qué? —gritó un superviviente.

—El linaje de los dorados no seguirá si evitamos la línea, o es ahora o más tarde. —bociferé. —No quiero huir. —mi voz hizo presencia.

—¿Entonces quieres terminar con la maldición? —Saera furioso golpeó la mesa—. ¿No estás pensando en las familias que por culpa de Maxident tuvieron que abandonar todo? El clan no quería eso, pero lo perdió.

—Y lo perdió por la puta maldición. —mi voz rugió—. Si rompemos el lazo, los dorados volverán a tener su sangre, y todos estaremos bien. Mi abuelo pudrió la sangre, quitándonos poder, fuerza y territorio, si lo acabamos: podremos recuperar eso.

Mis manos hacían ademanes mientras las palabras salían de mi boca. —Mi muerte es un bajo precio que debo de pagar para que todo esté bien, para que el miedo acabe.

—¿Crees ser capaz de romper esto? —Changbin miró a Felix. —Lo que pasó con tu abuelo, no sólo afectó a tu familia, sino a todo el clan de los dorados.

Sweet Omega / 2MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora