Capítulo 6.

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Maratón 3/3

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La velada de anoche había sido linda, Minho me confesó sus sentimientos, y era gracioso, tener a un alfa que a simple vista parecía aterrador tomándome con sutileza y diciéndome que quiere estar conmigo y haciendo puchero, jamás creí vivir algo así.

—Sr. Lee —dije volteándome sobre la cama para verlo.

—Minho —me corrigió en un murmuro, lindo.

—Min-ho —frunció el seño sonriendo —, ¿qué haremos hoy? Sólo me queda hoy y mañana hasta el mediodía. —me apegó a él.

—No me lo recuerdes. —me recargó en su pecho. —¿Puedes volver a decir mi nombre?

—Minho —dije ahora en un pequeño susurro, era raro la sensación que podía sentir con sólo decir su nombre.

Me besó el cuello: —Hoy quiero sólo ver películas contigo, ir a comer y no sé que más haga la gente en sus citas normales.

Otra cita con Minho.

—Podríamos ir a algún museo, luego ir a comer, y regresar aquí a ver alguna película. —yo tampoco tenia idea de lo que era una cita normal, pero Channie, e incluso Han, siempre me contaban cómo eran sus citas.

—Me parece bien, ¿te parece si llevamos un conjunto que diga "he's mine"? —me reí.

—¿Ahora estas siendo gracioso? —lo besé.

Tan rápido había pasado el mes de conocerlo, y ahora no lo tengo debajo de mí, sino a un lado, acurrucándome en su pecho, sintiendo los pequeños latidos de su corazón acelerado por mi simple tacto.

—Deberíamos de llevar algo sencillo, cómodo para una cita. —carraspeó su garganta. —Así como tu usaste traje por mí, yo puedo usar algo casual por ti.

Después de decidir qué ropa usaríamos, pues Minho no tenía sentido de la moda, nos fuimos a bañar, nuestro primer baño juntos, diciéndolo así sonaba estúpido, pero no lo era.

Minho se disponía a quitarme la ropa poco a poco, sin ser brusco ni buscar provocarme, solo era él quitándome la ropa y la suya para meterme a la tina. El agua estaba caliente, tibia, y sus brazos me rodeaban, tallando mi espalda y mi pecho, dejando besos pequeños. Me echó shampoo y me limpió el rostro con su rutina de cuidado personal, me hacía sentir en paz su simple tacto. Y justo cuando me tocó a mí, me puse nervioso. Lavar su cabello con shampoo se me hacía una tarea difícil de hacer, como si fuera a romper a ese alfa tan musculoso con un mal toque. Los besos sobraron, pero sólo era eso, no hubo intimidad, y se sentía bien, no ser buscado para sexo era algo nuevo, algo que me hacía querer llorar de felicidad.

—Eres hermoso —tomó mi rostro entre sus manos, besándome cada mejilla. Sin duda alguna la única palabra que podía decir estando con él era cálido; me hacía desear quedarme con él toda mi vida si era posible, besarlo y acurrucarlo.

Lo tomé del cuello, atrayéndolo hacia mí, necesitaba besarlo; nuestros labios encajaron perfectamente sus manos se posaron en mi nuca, el beso se profundizó, quería amarlo, quería cuidarlo, protegerlo, quería todo con él.

—Será mejor que salgamos a nuestra cita —contuve la respiración unos segundos, mi corazón iba a explotar.

Sonrió: —Sí, cielo —volvió a besarme, y se alzó a tomar las toallas para secarnos, parecía que Minho se divertía haciéndolo, lo hacia con mucho esmero.

—¿Tu primo no te dice nada de tenerme aquí? —dije cuando Minho me cargó para llevarme al cuarto.

—No, ambos somos muy abiertos en esos aspectos, nos respaldamos, aunque antes hemos tenido problemas por otros omegas que sólo nos buscan por dinero. —me dejó en la cama.

Sweet Omega / 2MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora