Capítulo 11.

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Abrí los ojos. Los cuatro días habían pasado, y tal como esperé, fui llamado por el jefe a su oficina.

Caminé hacia allá, sentía el cuerpo débil, tenía heridas, moretones, no quería ir con Minho en este estado, pero él sanaría mis heridas internas... Sólo quiero que me abrace, por él puedo soportar toda la mierda.

Quiero saber algo de Chan también, no puedo rendirme sin antes saber que pasó con él, con nuestro sobrinito. Quiero salir de aquí como dé lugar.

Toqué la puerta tres veces. Se abrió.

–Seungmin, gusto en verte. –el señor Kim estaba sentado tras el escritorio.

–¿Quería verme señor? –mi mirada se posaba en el suelo.

–Sí. –se acomodó. –Mírame, estoy hablando. –sus feromonas apestaban, me hacía sentir escalofríos.

–Lo siento, señor. –mi cuerpo iba a caer.

Tenía una mirada que te hacía sentir inferior, como un insecto que acaban de pisar. Él emanaba temor.

–Alguien pagó para llevarte a su casa –veía unos papeles–. No sé mucho de esa persona, pero ya sabes la regla, llevarás un pequeño rastreador que sólo se activará cuando tú lo enciendas si hay una emergencia. Quiero que seas cuidadoso, no quiero mierdas. Ni sé te ocurra escapar o hacerle algo al cliente, satisfacer es tu único trabajo, ¿escuchaste?

Asentí, él de verdad no tenía empatía.

–Bien, ya te puedes largar. –di media vuelta, cansado. –Y cuida tu maldita boca. –eso fue lo último que escuché antes de cerrar la puerta.

Quería vomitar, el aire ahí era sofocante, sus feromonas dominantes te hacían querer morirte ahí.

Lo bueno es que ya venía Minho, era lo... Único bueno de mi semana.

Arreglé mis cosas, y me despedí de los chicos cuando el carro llegó para llevarme.

No te preocupes por nosotros”, escuchar eso de ellos sólo hacía que me preocupara más, sólo un día no estaré, nada malo pasará.

Y sin darme cuenta, entre tantas preocupaciones me quedé dormido.

POV Lee Know

La limosina había llegado al estacionamiento, y salí disparado a recibir a Seungmin, estaba ansioso de verlo.

Abrí la puerta, encontrándome con un pequeño Min dormido, se veía demacrado, con ojeras, y pálido.

Mi pequeño omega, suspiré.

–Sube sus maletas, lo llevaré cargando –dije al conductor, el cuál sólo asintió.

¿Qué mierda estará viviendo para que esté así de cansado? Esto no está bien, tengo que adelantar el plan.

Miré hacia Min, sus mejillas rosadas apenas y tenían su color, sus labios lucían secos, y sus ojos estaban acompañados de unas grandes ojeras, necesito cuidar de él.

Lo acosté en la cama, cambiando su ropa por algo más cómodo.

Desabroché su pantalón y lo retiré, viendo notables moretones y chupetones. Quité su sudadera y camisa; sus costillas eran un poco notables, esto sólo paso en menos de un mes, había moretes por todo su cuerpo, había marcas rojas, y pequeños rasguños.

Quería llorar de verlo así, tan vulnerable y herido.

Besé su frente, su pecho, cada morete que tenía, besé su piel suave, besé cada cicatriz, y sus labios.

Sweet Omega / 2MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora