Epílogo

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John conducía tranquilamente buscando un sitio donde poder aparcar. Pronto encontró un sitio para poder aparcar. A su lado estaba su mujer y en los asientos traseros estaban sus hijos Andrew y Sophia. Con los niños estaba su tío abuelo Derek, un hombre mayor, soltero y que no había tenido hijos pero que los trataba como si fueran sus nietos.
Cuando llegaron John ayudo a su tío a bajar del coche.
John pudo ver como su hermana mayor, Daisy, que acababa de llegar, salía del coche con su marido. Daisy no podía ocultar más su hinchado vientre de embarazada. Ese iba a ser su primer hijo.
John fue al maletero del coche y sacó el ramo de flores que traía atrás y la carta que estaba pegada al ramo de flores.
Después John fue a donde estaba su hermana.
-Hola.-dijo John mientras la abrazaba con cuidado de no hacerla daño.
-Hola.-dijo Daisy devolviéndole el abrazo.
Luego John le dio un apretón de manos al marido de su hermana, o mejor dicho a su cuñado.
-¿Qué tal el embarazo?-preguntó John.
-Muy bien.-dijo Daisy con una sonrisa-De hecho venimos del ginecólogo y nos han dicho que va a ser una niña.
-¡Enhorabuena!-dijo John mientras la volvía a abrazar-¿Y cómo la vais a llamar?
-Tenemos muchos nombres pensados. Pero es muy probable que la pongamos Stella como a mamá.
-Muy buena idea-dijo John con una sonrisa.
Luego, todos entraron al cementerio y se dirigieron a donde estaba la tumba de su padre y de algunos miembros de su familia. John y Daisy lloraron un poco y luego John dejó el ramo de flores que había traído sobre la tumba de su padre. Luego todos salieron del cementerio y hablaron sobre a donde irían a comer.

En la carta de John ponía lo siguiente:

"Querido papá.

Desde que te fuiste todo ha cambiado.
Cuando era pequeño me costaba mucho pensar que algún día te tendrías que ir de este mundo pero ni me imaginaba de lejos que te tendrías que ir tan pronto.
No hay ni un solo día en el que Daisy y yo no te extrañemos.
Papá no tendrías que haberte ido tan pronto y cuando te necesitábamos más que nunca. Siempre estuvimos orgullosos de ti papá, del hombre que llegaste a ser y de los valores que nos inculcaste.
Nuestro abuelo, o sea, tu padre, murió hace muchos años de vejez y no había ni un solo día en el que no le fuéramos a ver que no hablara de ti o de Eddie. Siempre decía que vosotros dos estabais en el cielo junto con vuestra madre, o sea, nuestra abuela.
No hubo ni un solo día en el que mamá no te echara de menos cuando te marchaste. Todos los días lloraba. Y hasta que pudo más o menos aprender a convivir con ese dolor tuvimos que estar un tiempo viviendo con el abuelo pues mamá no estaba en condiciones para cuidarnos a mí y a Daisy. Cuando mamá empezó a envejecer poco a poco iba perdiendo la memoria. Ella, cuando la visitábamos, solía planchar tu ropa favorita. Cuando le preguntábamos el porque lo hacía nos contestaba que planchaba la ropa para que luego fuerais a dar un paseo, pero, que te esperaba todas las tardes y nunca llegabas a casa. Solo de pensarlo me salen lágrimas de los ojos. Yo le decía que estabas hasta tarde ayudando a los pacientes de tu consulta y mamá sonreía y decía que nunca había conocido a un hombre con un corazón tan puro y bueno como el tuyo.
Pero no todo es malo papá. Créeme. Yo me gradué en Medicina, me costó mucho pero ahora puedo decir que soy un médico prestigioso de nuestra ciudad. A raíz de tu accidente de coche, papá, me di cuenta de que quería ayudar a otras personas que lo necesitaran. He de decirte que también me casé y que he tenido dos hijos. Se llaman Andrew y Sophia. Son las dos personas a las que más quiero en este mundo y de solo imaginar que algo les llegue a pasar se me pone un dolor en el pecho como si me hubieran clavado un puñal. Supongo que eso pensabas, papá, al vernos a nosotros dos.
Daisy ahora es psicóloga. Y trabaja en tu consulta papá. La consulta cerró cuando te fuiste y fue abierta cuando Daisy logró graduarse en Psicología. La consulta sigue llevando tu nombre. Daisy hace un año se casó con su novio con el que llevaba un par de años y ahora está embarazada.
Sé, papá, que estés donde estés, estás orgulloso de nosotros, de las personas que somos ahora y de los nietos que tienes (y del otro nieto o nieta que viene en camino).
Una vez Daisy y yo entramos a tu casa para ver a mamá , la encontramos viendo ese programa que mamá y tú solíais ver y del que ahora no me acuerdo del nombre. Mamá decía que no tardarías en volver a casa. Nos sentamos a ver la televisión pero cuando la apagamos nos dimos cuenta de que mamá ya no estaba entre nosotros.
La enterramos junto a tu tumba porque se que hoy vosotros dos estáis en el cielo cuidándonos a todos desde el cielo. Sé que tú ahora, papá, estás con mamá, con tus padres y con tu hermano en el cielo. Y sé que tú llevas puesta la ropa que mamá siempre te planchaba para cuando volvieras a casa.
Con cariño

                                                               Tu hijo John."

EthanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora