CAPÍTULO IV - Obedece Omega

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Un peli-melocotón terminaba de secarse el cabello después de darse una refrescante ducha, se dirigió hacia la sala y allí en el gran sillón se acostó mientras encendía la televisión para distraerse y quedarse profundamente dormido, lamentablemente eso no pudo suceder ya que apenas dejó el control alguien tocó la puerta.

Quién es? — se sentó esperando una respuesta —

Volvieron a tocar esta vez más insistente, el más bajo se levantó a regañadientes del sillón dirigiéndose rápidamente a la puerta, sabía que no era su hermano menor ya que este nunca olvidaba las llaves del apartamento. Al llegar a la puerta volvió a preguntar quién era, nuevamente reino el Silencio, Esto descolocó un poco al peli-melocotón ¿Quién carajos se atreve a interrumpir su siesta? Abrió la puerta y quedó completamente congelado.

T-tú? — Fruncía el ceño retrocediendo un poco —

Buenas noches pelusita — el peli-borgoña le guiño un ojo dedicándole una sonrisa juguetona —

Sí, quien estaba frente a él no era nada más ni nada menos que el mismísimo Ran Haitani, el peli-melocotón no entendía que hacía ese extraño en la puerta de su casa, por qué a esas horas y que es lo que quería.

Qué quieres? — borró su típica sonrisa frunciendo aún más el ceño, estaba realmente enojado —

Puedo ver que aún no me recuerdas Naho~ — se apoyó en el marco de la puerta —

Recordarte? — relajo el cuerpo y esta vez estaba realmente confundido, miraba de abajo hacia arriba al mayor — Quién carajos eres? Déjate de juegos y dime quien mierda eres

Ho~ realmente me olvidaste? No puedo creer que hayas olvidado a la persona que te mando al hospital, te deje en silla de ruedas no es así? Ahora mismo me dan ganas de dejarte igual como aquella vez... Solo que esta vez — se acercó lentamente al más bajo y al estar solo a un paso de él, sostuvo su mentón haciendo que lo mirará — no será a golpes — sonrió coqueto —

El más bajo jadeó, estás asustado, apartó la mano del mayor y retrocedió negando varias veces, abrió los ojos reflejando miedo en estos.

Tú.. T-tú... Aléjate! Vete de mi casa Imbécil! — gritaba desesperado porque el mayor se retirará —

Fue todo lo contrario, el oji-morado se adentró al apartamento cerrando la puerta, estiró un poco su mano y agarró del brazo al menor acercándolo hacía él, ahora tenía allí a un peli-melocotón indefenso, asustado y tratando de luchar para que lo soltase.

Sueltame idiota! — trataba de empujar al contrario, pero era inútil y lo sabía —

Naho~ respóndeme algo, por qué no puedo oler tus feromonas? — acercaba su nariz al cuello del más bajo —

Este estaba desprotegido, no tenía puesto el collar, en casa los gemelos siempre se quitaban los collares pues, casi no recibían visitas de Alfas, excepto por algunos como Draken, Hakkai y Mitsuya, estos obviamente eran los más Alfas más tranquilos y conscientes que han conocido en su vida. Pero ahora mismo el menor estaba alarmado, tenía a un puto Alfa loco en su casa que ahora mismo estaba impidiéndole moverse y amenazaba con marcar su cuello.

Espera... Puedo oler algo — alzó la cabeza y empezó a olfatear el aire — Tu hueles a una flor primaveral? No... — liberó al más bajo y tapó su nariz — Realmente apesta a Campanula... Es tu olor? — Fruncía el ceño con ira —

Realmente apestaba todo ese apartamento a una flor primaveral y no es que no le guste esa flor, lo que pasa es que para él la Campanula solo representa la fragilidad y sabe que su Omega no es para nada frágil.

N-no.. S-Sotā... Son las feromonas de Sotā — el menor empezaba a temblar —

Ahora mismo el lobo interior del peli-melocotón mostraba sumisión, pero su parte humana no iba a doblegarse, trataba de ocultarlo.

Espero que sea así — agarró del brazo al menor y lo sacaba a jalones del apartamento —

A-a donde vamos? E-espera.. porfavor.. — el más bajo luchaba por soltarse del mayor, pues el agarré le dolía —

El peli-borgoña ignoraba al contrario, sacó al peli-melocotón de aquel apartamento bajando rápidamente las escaleras hasta llegar a su auto, allí tiró al Omega hacia adentro y subió junto con el, cerrando así la puerta.

Q-qué me vas hacer? — los labios del menor empezaban a temblar y de sus ojos empezaban a caer lentamente las lágrimas —

— el más alto acarició la mejilla del contrario y acercó nuevamente su nariz al cuello del menor — por leves momentos... Es un olor.. demasiado embriagante Naho~

El más bajo le dió paso al mayor para que siguiera explorando su cuello hasta llegar a su glándula de olor, allí el mayor comenzó a lamerle.

E-espera.. no.. — ruborizado trató de apartar al mayor —

Por dentro su lobo interior estaba chillando de felicidad, su alfa le correspondía y le estaba dando la atención que tanto necesitaba con desespero.
¡Idiota! estamos en peligro y tú quieres que este imbécil te coja?! Menudo traidor! Se supone que debemos alejarlos! Su parte animal no le obedecía, tenía a su Alfa y ahora mismo quería que este lo marcará.

S-sueltáme... Sueltame... Sueltame! — el menor luchó contra sus instintos y logró apartar al mayor de un empujón — maldito hijo de puta! Cómo te atreves! Eres un!

Cállate, Omega — y por primera vez el mayor dio su voz de mando — Deja de luchar y obedece  — la mirada del mayor era severa, estaba realmente enojado —

El peli-melocotón sintió una punzada y su cuerpo se estremeció, gimió y agachó la cabeza dejando a la vista su nuca en muestra de sumisión, en sus mejillas comenzaban a correr las lágrimas su cuerpo obedeció ante el mandato del más alto; por otro lado el mayor volvió a acercarse al menor mientras empezaba a marcar con su olor al Omega, así todos sabrían que este tenía ya un Alfa y nadie se le acercaría ni siquiera para saludarlo.

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