‹ 𝖮1 : 𝖧𝗂𝗌 𝗇𝖾𝗂𝗀𝗁𝖻𝗈𝗋 ›

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Amaba la naturaleza

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Amaba la naturaleza.

Caminar descalzo por el verde pasto, mientras el sonido del viendo hace chocar las ramas del gran árbol en su pequeño patio, lo relajaban.

Nunca pensó que su nueva casa tendría un lugar tan lindo como este. Desde un principio que lo vio, supo que ese sería su lugar de descanso. Si bien, en su casa anterior tenía un patio más grande que el de ahora, algo le decía que con este podría tomar muy buenas fotografías con el fondo.

Agarro con sus manos la cámara que colgaba en su cuello, y la acercó a su ojos, examinando como se vería desde esa postura el gran árbol al frente. Dudo unos segundos, acomodándose más abajo, o más al costado, todo para tener un buen ángulo para la foto.

Y supo que lo había conseguido al sentir su boca sonreír por si sola, escuchando el pequeño click que soltó el aparato, para luego de unos segundos, dejar salir un pequeño papel totalmente blanco. Jeongin lo agarro y lo sacudió un poco, viendo cómo este cambiaba a color, mostrando la fotografía del árbol con sus grandes ramas y hojas por doquier.

La observo un momento, viendo que le había gustado, la guardo en su bolsillo, preparado para seguir sacando más.

Desde que sus tíos le regalaron una cámara para su cumpleaño número 11, descubrió que era lo que le encantaba hacer. Amaba sacar fotografías por doquier, eso lo entretenía, y lo ayuda a ver el mundo de otra forma.

El hecho de poder tomar una foto en cualquier momento, y que ese momento quede pegado como un recuerdo en una imagen, le fascinaba.

Si bien, su madre le reprochaba mucho por el hecho de que Jeongin no soltase esa cámara en ningún momento, hasta el punto de llevarla a todos lados con él en su cuello, a este no le importaba. Él sabía que su vida social andaba por lo bajo, pero mientras él tenía una cámara, estaba perfecto.

No se preocupaba mucho con tener amigos, ya que el nunca había sido una persona muy sociable, y además, él los veía innecesario. No los necesitaba.

De hecho, el último amigo que había tenido se la había pasado quejándose de que no le prestaba atención por esa "tonta" cámara. Ya que cuando salían a jugar, Jeongin solo se concentraba en sacar fotos, mientras que el otro niño se aburría, claro.

Digamos que una de las cosas que implica mudarse a otra ciudad es comenzar la escuela, y eso también implica tener que socializar con otros adolescentes.

Soltó un suspiro, intentando borrar esos pensamientos que no hacían nada más que estresarló. La semana próxima entraría a clase, ahora solo se mantendría tranquilo, descansando para luego entrar a la cárcel.

Se sentó en el frío pasto, cruzando sus piernas una arriba de la otra, y sacando todas las fotografías que había tomado en la carretera, mientras llegaba a ese lugar, y las del patio. Comenzó a examinarlos, viendo con cual se quedaba y cuáles no. Porque, digamos que tenía una caja entera llena de ellas que ya no soportaba muchas más.

Y es que a sus 17 años había recolectado muchas desde los 11.

Un ruido hace que esté se distraiga y saque su atención de las fotografías apiladas en filas en el suelo, levantó su mirada, llendo directo hacia la cerca marrón que separaba su patio al de los otros vecinos.

Un pelaje negro llama su atención. Con algo de curiosidad se levanta, dejando todas las fotografías atrás en el olvido, pero con aún su cámara colgando en el cuello. Ya parado, pudo divisar a una persona del otro lado de la cerca, de espaldas mientras veía algo en sus manos.

Jeongin levanto un poco las cejas, hasta que noto como este miraba a un costado, dejando ver su perfecto perfil. Este quedó asombrado de lo bello que era, nunca en su vida lo había visto, y pensar que él era su vecino lo intrigaba.

Era alto, de cabello negro y flaco. Llevaba puesto una remera blanca junto a una campera de color gris que le quedaba a la perfección. En su cabello permanecía una media cola, dejando dos mechones de cabello suelto en su rostro.

Era perfecto.

Sin poder contenerse, Jeongin agarro su cámara y la acercó a su ojo, tomando una fotografía justo cuando esté permanecía en su perfil izquierdo. Observo está, levantando su vista unos segundos después hacia delante.

El pelinegro se veía casi de su misma edad, creería que un poco más, pero eso no era exactamente lo que Jeongin estaba pensando justo en ese momento.

De un momento a otro, el vecino se volvió a meter hacia su casa, dejando al pobre muchacho parado en su patio.

Jeongin volvió a mirar la fotografía, y no pudo contener su sonrisa. Ese chico era realmente lindo.

Y lo supo cuando se dió cuenta que no podía parar de mirar la fotografía en sus manos.

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𝗣𝗛𝗢𝗧𝗢𝗚𝗥𝗔𝗣𝗛𝗦 - 𝗛𝘆𝘂𝗻𝗜𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora