Cuatro meses después...
-Mi amor, estoy bien-insisto y Magnus niega acariciando mi ya abultado vientre
El bebé vuelve a patear y me quejo llevando mi mano a mi vientre
-Esa fue fuerte-me quejo y Magnus aprieta los labios
Tengo casi cinco meses de embarazo, todo ha salido muy bien y hasta ahora he podido tener un embarazo tranquilo a excepción de las náuseas y fuertes síntomas del primer trimestre, y las ahora patadas y antojos.
Pero aunque este bebé no me deja dormir bien en la noche estoy feliz por saber que está sano y fuerte.
Aunque a Magnus no le agrada mucho que no pueda descansar, y menos que lo levante a media noche con antojos. Aún recuerdo cuando lo hice levantarse en la madrugada a cumplirme uno
-Mi amor-lo sacudo tratando de despertarlo-, Magnus.
Se remueve frunciendo el ceño con molestia antes de abrir los ojos y suavizar su expresión
-Mi reina, ¿Que pasa? ¿Te sientes mal?-pregunta alarmado y niego
Mi estómago suena y frunzo el ceño antes de mirarlo
Quiero malvaviscos y chocolate caliente.
-Quiero malvaviscos, y chocolate caliente-murmuro y enarca una ceja
-Pideselo a los guardias-responde y lo miro ofendida
-Me da vergüenza que despierten a los sirvientes-confieso y rueda los ojos
-Para eso están-insiste y lo miro con severidad
-Magnus...
Suspira
-Está bien-murmura antes de levantarse- pero no pretendas que yo haga el chocolate caliente
-Magnus no levantarás al cocinero a esta hora-lo regaño y me mira ofendido
-Ah, ¿Pero me levantas a mi?
-Bueno, yo no hice este bebé sola-respondo con molestia- tú lo pusiste en mi, ¿A caso quieres que me muera de hambre?-cuestiono con lágrimas contenidas en los ojos
Las ganas de llorar se intencifican y acaricio mi pequeño vientre de dos meses mientras intento no llorar
Magnus se acerca a mí alarmado y niega repetidas veces mientras me abraza
-No, yo- no quise decir eso-balbucea-. Perdóname mi reina, no era mi intención hacerte llorar
-Quiero el chocolate caliente-me quejo entre sollozos y él asiente acariciando mi cabello
-Tendrás tu chocolate caliente-me asegura-¿Si te lo preparo dejarás de llorar?
Asiento
-Oh dios, mi esposa es una mimada-murmura con burla y me aparto de él con molestia haciendo que me mire alarmado- bien, perdón, perdón, no lo eres.
»Vamos a la cocina-me extiende su mano- te prepararé tu antojo, vamos.
Tomo su mano aún molesta. ¿Cómo se atreve a decirme mimada?
Él es un mimado, no yo.
Me levanto de la cama y dejo que me acerque a él. Deja un dulce beso en mis labios antes de acariciar mis mejillas
-Te adoro-murmura y asiento haciendo que frunza el ceño con molestia antes la falta de respuesta
»Te adoro-repite