12

1.7K 186 2
                                    

Ashton:

Libero al gato del contendor, dejando que se pasee por el piso del penthouse del hombre que se encuentra a mi lado.

—No, no hagas...—Se detiene al ver a mi gato subirse a los muebles, Alex se ríe desde la entrada. —Joder ¡Lola!

Arqueo una ceja al oír el nombre y una mujer mayor aparece desde el interior de las habitaciones, me observa a mí y luego a Conrad.

Y también ve al gato.

—Acompaña a Ashton a uno de los baños.

La mujer parpadea, observando nuestro aspecto.

—Lola. —Alza la voz su jefe.

—Enseguida. —Se inclina hacia adelante un poco y viene hacia mí, conduciéndome hacia las escaleras de vidrio que llevan al segundo piso. —Por aquí, por favor.

Veo a Conrad quitarse el saco manchado de pintura.

Estamos a mitad de la escalera, cuando lo oigo decir.—Y dale de comer a ese gato, después retírate.

La mujer abre mucho los ojos. —¿Qué me retire? —Ella duda sorprendida. —Entendido.



(***)



La mujer llamada Lola me pregunta por el tipo de comida del gato y le menciono un atún random, sale del baño, después de regular la temperatura en la tina y también me indica donde se encuentran las toallas, que es dentro de una estructura de madera pegada a la pared, de la que abro las puertas y saco todo lo que necesito.

Hay infinidad de cosas, no solo para hombres y que Conrad Mondragón suela necesitar, hay batas femeninas, perfumes y todo tipo de productos que me indican que hubo más mujeres aquí.

Ignoro el descubrimiento y solo me empiezo a desvestir frente al espejo, tengo el pelo echo un desastre, la ropa igual y la pintura en la piel ha empezado a secar, termino y sumerjo mi cuerpo hasta el cuello en la tina.

El agua esta tibia y necesitaba un poco de esto antes de continuar.



(***)



El gato se me cruza cuando bajo las escaleras de regreso hacia la cocina, hay una nota escrita sobre la larga encimera central de mármol, la misma nota que encontré junto a la ropa de cambio que trajeron para mí, solo que ahora hay platos cubiertos por tapas de ollas blancas.

Escucho pasos bajando por la misma escalera cuando ya he destapado los platillos.

Me dirijo hacia Conrad con una ceja alzada.—Pediste comida mexicana.

—¿Eso querías no? —Termina de abotonarse la camisa. —Le di la orden a Lola.

—Me refería a .. —Hago una pausa. —No importa, un día de estos voy a hacer que comas donde yo quiero.

—Claro. —Suelta sarcástico y termina de abotonarse la camisa.

Conrad se ubica a mi lado.

—¿Vas a querer o no? —Pregunta sacando los cubiertos y miro la comida.

Muerdo mi labio, huele bien.

—Lo acepto, pero me ofendo muchísimo.


Lucifer tiene un NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora