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Ashton:

Los funerales y yo no hacemos una buena combinación, el  olor a tierra y plantas perfumadas por las mismas casas de adornos funerarias, todo eso es tan triste y melancólico.

Y trae malos recuerdos.

Permanezco al lado de Conrad durante la ceremonia de entierro, la misma que se realiza en el mismo cementerio, los asistentes desde el cura realizando la misa hasta los desconocidos que son para mi, llevan buenos atuendos.

No conozco a ninguno y creo que Conrad tampoco, ya luce hastiado de tantas condolencias antes de la ceremonia y de cada invitado que llegaba,  es más, su rostro me dice que si pudiera estar en cualquier lugar este no estaría en su lista.

Respiro profundo y me acerco más a el, dándole mi apoyo.

Mi mente viaja y la traigo de regreso enfocándome en esta ceremonia, y así como estuvo empezando, llega a su fin en menos de una hora.

Hunden el ataúd entre llantos y lo comienzan a cubrir, hago presión sujetándome del brazo de Conrad y nos miramos.

No dice nada, pero su mirada me asegura que esta bien y mientras el permanece calmado, más de uno exagera en un llanto.





(***)


Conrad se duerme en mi hombro de camino al Penthouse, lo dejo descansar y mantengo los ojos en la ventana, observando el paisaje que queda en la ruta hacia su casa.

Alex baja del coche y me abre la puerta, su jefe sigue dormido así que muevo el brazo.

—Ya llegamos.

Niega despacio y salimos del coche, puedo ver el agotamiento en su cara cuando baja seguido de mi.

Conrad no ha llorado, pero la muerte de su padre no le es indiferente.

Alex no se aparta de el ni cuando cruzamos a la sala, pero yo me giro en su dirección.

—Yo me quedare con el.

—No creo que sea buena idea.

Arqueo una ceja.

—Alex.—Lo llama Conrad detrás de mi.—Haz lo que te dice.

Alex duda, pero acaba accediendo.

—¿Podrías traer a Rachet por mi?

—¿El gato?

Alex asiente.—Lo hare.

—Gracias.

Mira a su jefe y se retira, dejándonos solos.



(***)




—¿Te apetece algo?—Pregunto acercándome a Conrad, se encuentra sentado en el mueble blanco de su sala.

—No tengo apetito esta noche.

Voy a sentarme a su lado, pero me sujeta la muñeca, atrapándome entre sus piernas, la mano se desliza por mi  brazo hasta mi mano y la toma con firmeza.

Sonrio.—¿Qué?

—Canta para mi.—Me pide y los ojos se me abren.

Me quedo en silencio procesando su petición hasta que el mismo Conrad tira de mi, insistiendo.

—Canta para mi ángel.

—¿Qué quieres que cante?

—Lo que sea.—Cierra los ojos, echando la cabeza hacia atrás.—Quiero oírte cantar.

Hago una mueca pensativa y me sobresalto cuando me sienta entre sus piernas, le envuelto el cuello con los brazos después de salir de la sorpresa y preparo mi voz.


"Subiría al cielo a ver si un ángel.."


Sus ojos cansados me observan y le sonrio, llevando la mano a su mejilla.


"Me señala el rumbo a su alma
Y también iría a buscar bajo los mares
Los tesoros que ganaran
Para mi esa mirada
Todo eso y mucho más.


"Yo por él...

Conrad Mondragón busca mi boca tomando mis labios con fuerza y mis brazos se sujetan de su cuello, su boca se apropia de la mía, besándome como nunca antes.

Esta furioso, dolido y quizás no sabe porque se siente así, no habla conmigo sobre todo y menos la familia, pero puedo sentir por lo que esta pasando.

Claro que lo siento.

Lo trasmite a mi cuerpo, apretando mi piel y desgarrando mis prendas, sus dientes se clavan y muerde dejando marcas igual que los dedos, los que hacen tanta presión que seguro amaneceré con moretones en forma de huellas en mi cuerpo. 

De un momento a otro empiezo estando sobre el y al siguiente estoy acostada en el mueble mientras Conrad tiene todo su peso sobre mi.

No me deja tocarlo y me sujeta ambas muñecas con una mano, por arriba de mi cabeza, mientras la otra sigue apretándose sobre mi piel, llegando a mi cintura, la boca la desliza entre mis senos y me arqueo con las mordeduras en mis pezones y los pellizcos en el otro, el estomago se me contrae y me trago esas ganas, cerrando los ojos, sollozo por lo que experimento y el me levanta el muslo marcándolo.

Observo su polla erecta dirigiéndose a mi sexo.

—¿Esta vez no vas a empezar follandome el culo?

—No hables.—Suelta ordenando.

Conrad me embiste y empieza los embates rítmicos que entran y salen con furia, mi cabeza se eleva y jadeo. 

Cierro los ojos con el mareo y logro hacer escapar mis muñecas de su agarre, subo las manos por su torso hacia su espalda y me sujeto con los muslos alzados y también las manos, mi cuerpo se eleva con la siguiente estocada y grito.

Dios, va tan profundo que..

Grito de nuevo.

—Espera...—Jadeo.

—¿Así te gusta? Te gusta duro, joder.

—Estas yendo muy deprisa...—Logro decir agitada, el vientre me duele al igual que el sexo.—Conrad..

Me retiene las caderas.

—¡Conrad!

Vuelve a penetrarme y el ardor crece, sale de su trance cuando voy a pedirlo nuevamente y baja el ritmo regresándolo a como me gusta.

Nos miramos el uno a otro, se aleja de mi  sin saber que hacer y un nudo se forma en mi garganta.

No lo alejes...

Me subo sobre el y le rodeo con los brazos, no me responde, pero basta este gesto para obtener el control otra vez.


Lucifer tiene un NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora