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Dos semanas después:

Conrad:

—El hospital insiste en su decisión.—Me suelta Alex, reviso la Tablet en mis manos ignorándolo, aunque sabe que lo he escuchado.

Hay más bajas, chasqueo los dientes al darme cuenta.

Entre el trabajo y Ashton me he mantenido ocupado, aunque siempre la balanza se inclina hacia Ashton.

—¿No prefiere intuir cual es si no he dicho nada?

Alex respira calmado.—Quieren una respuesta, Señor. Una clara, para acelerar los tramites o...

—Lo desconectare.

Mi atención sigue en la Tablet, Alex se queda en silencio con mi respuesta por unos segundos.

—Comprendo, alistare todo.—Concluye.



(***)


Alex estaciona el coche negro frente al restaurante, hay una cola inmensa para entrar y que logro ver cuando bajo la ventana de mi lado.

—No hay pase si sigo avanzando, señor.

—Déjame aquí.—Le ordeno y se detiene.

Abro la puerta de mi lado y me arreglo el saco antes de bajar.

—Lo que pedí.

—Estoy trabajando en eso.—Me interrumpe mirándome  a través del espejo retrovisor.—En cuanto llegue se lo hare llegar de inmediato.

Bajo del coche y cierro la puerta detrás, hay celular enfocándome cuando notan mi presencia y ignoro el fastidio que me provocan, yendo al lugar.

Doy el nombre y me hacen pasar guiándome hacia el interior, me detengo cuando observo el escenario.

No.

Cuando mis ojos captan a la mujer que lleva un vestido dorado largo y que se adhiere a su figura tentadora, la primera noche de Ashton en este restaurante de alta alcurnia fue un éxito, pidieron más de ella y ahora canta todas las noches llevándose los suspiros de las damas y caballeros.

Ignoro el picor de celos por estos últimos y ocupo una mesa solitario, cerca del centro del escenario, donde sus ojos me miraran solo a mi. 

La mirada de Ashton se emociona al dar conmigo y por muy conforme que este con este paso, deseo mucho más para ella.

El conformismo no es algo a lo que este acostumbrado.



(***)


—¡Hola!

Se abalanza sobre mi, rodeándome con ambos brazos, su boca busca la mía y le correspondo el beso.

La obligo a retroceder contra el tocador y ella apoya su trasero en el mueble, abriendo las piernas para mi.

Me sonríe respirando sobre mi rostro.

Lucifer tiene un NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora