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Ashley:

El cañón del arma hace presión debajo de su mentón y en todo momento mantengo los ojos sobre los suyos, mi mano se mantiene firme alrededor del arma y lo aprieto con fuerza.

Los ojos de Conrad Mondragón se mantienen fijos, sin parpadear y odio el modo en el que me mira.

—¿Sabes quien soy? Contesta.

—Vas a decírmelo de igual forma, por favor, hazlo.—Se burla.

En efecto, no lo sabe y eso me provoca apuntarle con más ganas, pero no se ira de esta manera, no sin saber los motivos por los que fue llevado a este punto.

—Trejo Cesar ¿No te suena?

Sonrio al no oír su respuesta.

—Claro, definitivamente no sabes porque estas aquí conmigo, mientras te apunto con un arma.

Prefiere seguir callado.

—Tal vez decirte el hombre al que llevaste a la miseria con tus altas reglas de abandono, la que usas para desechar gente que ya no te es útil, sin importar la situación en la que vas a dejarlos. 

—No suelo recordar a toda la gente con la que he roto un contrato.—Me responde.—Pero si acabe con el hombre que menciona es porque no llenaba los limites que yo requería ¿Me odias por eso, Ángel?

Sonrio de lado.—¿Piensas que hice todo eso por algo como eso?

No habla.

—Mi padre.—Continuo con un nudo en la garganta.—Después de abandonarlo de esa manera, de arruinar su vida, de rechazarle las constantes visitas que te hacia pidiendo ayuda... De quedarse horas, días tras días con la oportunidad de hablar contigo y que cada una de ellas rechazaste...

—Debió pensarlo antes de volverse un fracaso ¿Tengo yo la culpa de eso? 

—¡Lo abandonaste!

Los ojos se le abren más.

—Ese día, el día del accidente.—Prosigo.—Tu lo abandonaste, lo dejaste en medio de la carretera después del choque y no fuiste capaz de pedir ayuda...

—Ese no era mi asunto.

Me rio.—Claro que no y por eso estas aquí, incluso después de provocar su accidente.

—¿Yo lo provoque? ¿No fue el quien no acepto un "No" y siguió insistiendo? No tengo la culpa que ese día me siguiera y que...

—Tras sacarlo de la carretera a fuerza ¿No?

—Me tenia harto.

Los ojos me queman.

—Y por eso lo dejaste ahí tirado.—El pecho me duele reviviendo todo.—Fue fácil para ti deshacerte de mi padre de ese modo, te dio tranquilidad su muerte ¿No? ...Si, se nota que no vives con culpa, supongo que te convenciste de la palabra del juez ¿No? Juez que pagaste.

Lo observo tragar dándome la razón.

—Te desprecio, Conrad Mondragón.

—Dices eso con mi verga dentro de ti.

Golpeo el cañón contra su mentón, el cual se levanta al oírme.

—¿Tienes idea lo asqueroso y repulsivo que me he sentido todo este tiempo?—Espeto.—Dejando que me beses y me toques... dejando que me cojas.—Hablo llena de asco.—Fingiendo ser feliz cuando lo único que deseo es apretar este gatillo.

—¿Y por qué demoras tanto, ángel?

Junto las cejas.

—¿Por qué sigue mi verga dentro de ti?—Se burla.—¿Acaso te enamoraste de mi, Ashton? Ese seria el error con el que no con...

Lucifer tiene un NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora