|SEIS|

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Estacionamos frente a un edificio lujoso en el centro de la ciudad.

Al entrar a la recepción está parece más a un hotel cinco estrellas.
Teclea el código del piso mientras se mantiene en silencio, como si yo no estuviera aquí.

Las puertas se abren dejándome asombrada con el pent-house que mis ojos ven. El recibidor es un espacio amplio, el mármol color negro adorna las paredes dando una vista agradable, a mi derecha hay un juego de sofás que a simple vista se ven muy costosos, una chimenea en frente y a arriba de ella un enorme televisor último modelo, parece un cine.

—Ven, te mostrare tu habitación.

Lo sigo por un pasillo con luces tenues, hay cuadros de paisajes colgados en las paredes, ¡todo parece ser caro!  Se frena frente a una puerta color blanca y al abrir me quedo más asombrada aún.

Una cama amplia y con sábanas de seda me recibe, a su lado la mesita de noche, ¡es más grande que mi apartamento!, Un gran ventanal con vista a la ciudad me deja maravillada.

—Puedes decorarlo como quieras, mi habitación está en frente por si precisas algo, sin embargo trata de que no_ alega

Me giro a verlo y está en el umbral de la puerta.

—¿Y mis cosas? ¿Mi ropa?— Pregunto al no ver nada mío allí.

—Tus cosas la mandé a un depósito, estarán allí hasta que el contraté acabe, y tu ropa la mandé a quemar— informa tranquilo.

—¿Que?, ¿Quien te crees que eres para tomar esa decisión?

—Eran trapos, el armario está lleno de ropa que usarás de aquí en adelante.

Tras decir eso, me da la espalda y se va.

¿Quemó mi ropa? Me siento enoja e impotente, maldito neandertal.

Cansada, me dirijo al baño y al abrir la puerta todo es lujo. Hay una bañera grande, dos lavados, y un puto jacuzzi.
Todo está deslumbrante, el mármol color blanco está perfectamente limpio.

Hay geles, shampoo de todo tipo, jabones aromatizados.

Lleno la bañera y una vez está lista, me desvisto y entro en esta, el agua caliente me recibe y cierro mis ojos ante tanto placer.

Hacia días no me duchaba con agua caliente, esto es el paraíso.

Al abrir el armario, busco algún pijama para poder ponerme pero solo encuentro batas de seda sumamente cortas y dejando casi todo a la vista.

Esto tiene que ser una broma, yo no me pondré eso.

Aún con la toalla cubriendo mi cuerpo salgo en busca de Aaron, lo encuentro en la sala, acostado en el sofá con el celular en la mano.

—Aaron—  levanta la vista y se me observa con las cejas enarcadas
—¿Podrías prestarme una remera? No hay forma que use esas batas.

—¿No que te gustaba andar desnuda?— una media sonrisa se asoma en su rostro.

—¿Puedes o no?— vuelvo a preguntar enfadada.

—de poder, puedo, pero no quiero.

—Maldita sea—grito frustrada

—Dijiste que te gustaba andar desnuda, quítate la toalla— contesta desafiando me con sus ojos negro  —¿O me tienes miedo?

—¿Miedo, yo a ti?, Claro que no.

—¿Entonces que te lo impide?

Sin responder doy media vuelta pero a medio camino me paro bruscamente, lo que él quiere es íntimidarme, y no le daré el gusto.

Esᴘᴏsᴏs ᴅᴇ ᴅɪᴀ Y Eɴᴇᴍɪɢᴏs Dᴇ Nᴏᴄʜᴇ +18   (Terminada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora